Los zapatistas queremos ciencia para la vida, destaca el subcomandante Moisés
El mal gobierno trata de dividir a las comunidades, pero no ha podido, señala
os pronósticos no podían ser más pesimistas para 2017, pero en medio de la desolación y de la movilización por el llamado gasolinazo con el que arranca el año, se espera la resolución de la consulta que llevaron a cabo los pueblos organizados en el Congreso Nacional Indígena (CNI) sobre su posible participación en las elecciones presidenciales de 2018. Desde noviembre pasado el EZLN se encargó de hacer las aclaraciones pertinentes ante la oleada de reacciones iracundas encabezada por la “izquierda” partidista, a la que parecía que los pueblos debían pedirle permiso para considerar la posibilidad de contender con una candidata indígena en el proceso electoral venidero. En la víspera de conocerse la decisión, cuando los pueblos, tribus, barrios y naciones del CNI y los representantes del EZLN se encuentran en asamblea compartiendo los resultados de sus respectivas consultas, la propuesta es sí representa un desafío probablemente mayor al que asumieron los indígenas de Chiapas hace exactamente 23 años. Sí, más grande que la guerra. La ofensiva que preparan podría ser, de ser aprobada, un parteaguas en la vida política del país, pues habría que imaginarse, por ejemplo, a una candidata indígena (no de las filas ni de los pueblos del EZLN) recorriendo los pueblos en los que el Estado ha despojado, asesinado, encarcelado, torturado y desaparecido a decenas de miles de personas que no han encontrado alivio más que en su propia organización. No es el México de 1994. Tampoco el que recorrieron con la otra campaña en 2005 y 2006. Es un país al que se le han acumulado los dolores y aún así no se doblega. Donde hay la imposición de una mina, una hidroeléctrica, un acueducto, una carretera, un proyecto turístico o de cualquier otra índole, nace ahí la resistencia de un pueblo que con o sin armas lucha por no dejar de existir. Muchos de estos pueblos son parte del CNI, muchos otros no han formado parte de esta red, otros se han alejado por sus dinámicas propias. Hoy es el momento de marchar juntos. Decir que la iniciativa está diseñada por indígenas para indígenas es similar a ver la guerra del primero de enero de 1994 como una ofensiva sólo para los pueblos originarios. Una propuesta de esta naturaleza implica e involucra a todo el pueblo agraviado; es decir, a la gran mayoría de los mexicanos. Es urgente luchar. No hay mañana si no se conjuga en plural. El proceso de conformación de un Concejo Indígena de Gobierno es una posibilidad, para muchos la única. Esta columna les desea un feliz y combativo año. “La ciencia que estamos platicando acá, nosotras, nosotros, los zapatistas, queremos ciencia para la vida”, manifestó el subcomandante Moisés durante el encuentro Los Zapatistas y las ConCiencias por la Humanidad, que se celebra en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, con la participación de 82 científicos de 11 países.
“La ciencia sí la estudiamos también cuando estábamos, pues en la montaña, en la preparación. Ya que salimos a aplicar la ciencia, o sea la guerra, el matar y morir, nuestros compañeros y compañeras de los pueblos, bases de apoyo, ellos y ellas nos dijeron de otra forma cómo hacer la guerra sin perder los principios de lo que queremos”, expuso.
“Entonces, de ahí nosotros, los y las combatientes, lo bueno que fue es que reconocimos que hay algo dentro de nuestros compañeros y compañeras, o sea los pueblos, y entonces ahí empezamos, pues a aprender; empezamos a entender y empezamos a conocer que el ser ejército, cualquiera de los dos ejércitos, ejército pues del rico y el ejército del pobre que lucha, es excluyente, porque ahí no pelea todo hombres y mujeres y niños.
“Y en lo que nos plantearon nuestros compañeros y nuestras compañeras es pelear juntos para lograr lo que queremos, y nos dijeron de que entonces en eso que el arma de que hay que luchar es la resistencia y la rebeldía.”
El subcomandante Moisés agregó: “Como se trata de que no queremos el mal gobierno, el mal sistema, se trata de que entonces hay que rechazar todas las formas de cómo nos engañan, y entonces, nosotros, los combatientes, los insurgentes, las insurgentas, fuimos aprendiendo la forma de cómo es eso, de cómo hay que hacer eso.
“Entonces, nosotros, nosotras, entendimos de cómo hay que pelear juntos, juntas, como de por sí las comunidades hasta ahora viven en común, en colectivo se puede decir, ahí el sistema, el mal gobierno ahora, trata de dividirlo, pero aún no ha podido”.