La Jornada

El boxeo salvó mi vida; sin él no sé qué sería de mí: Brian Mociños

■ El dolor me ha hecho fuerte física y mentalment­e, señala el oriundo de Iztapalapa ■ “Además de ayudarme a subsistir, este deporte me sirve para sacar todo el rencor que llevo dentro”

- KARLA TORRIJOS

El boxeo “salvó mi vida; sin él, no sé qué sería de mí”, afirmó Brian Mociños, peleador de apenas 19 años que ha sufrido “más golpes abajo que arriba del cuadriláte­ro”.

El campeón mosca del certamen Ídolo Chilango en 2015 perdió a su padre días después de triunfar en esa competenci­a, cuando éste fue asesinado al poco tiempo de salir del reclusorio, suceso que considera “el golpe más duro que me han dado” en la vida.

“Ninguno de mis rivales me ha dado un trancazo tan fuerte. Mi papá era el que más me apoyaba en mi carrera, pero eso también me sirvió para seguir adelante. Por él sigo luchando para conseguir mi sueño, quiero ser campeón mundial y sé que él me ayuda desde donde está”, dijo con la voz entrecorta­da.

Con un récord de 12 peleas profesiona­les sin conocer la derrota, Brian agregó que su progenitor “siempre me ayudó en todo, fue mi mejor amigo, hacía lo que fuera por ir a mis combates, me compraba mis tenis, mis vendas y ahora que no está le dedico todo mi esfuerzo. Por él decidí no dejar el boxeo a pesar de que luego ya ni ganas tenía de entrenar”.

El joven pugilista, originario de Iztapalapa y quien también se dedica a la hojalaterí­a, relató que se inició en el deporte de los puños desde pequeño, pues necesitaba defenderse de los “niños grandes. Como me veían chaparro y flaco siempre se querían pasar de listos, pero yo no me dejaba”.

Recuerda que un día se enfrentó “a un chavo del barrio que era muy fuerte, bien manchado con todos. Le gané y un amigo que estaba ahí me dio la idea de entrenar boxeo. Me dijo: ‘si te late, mejor practica de forma profesiona­l’, y así empecé en esto. Después me gustó más pelear en el ring que en las calles”.

Beristáin siempre me ha apoyado

Han pasado casi cinco años desde que Brian llegó a entrenar al legendario gimnasio Romanza, propiedad del entrenador Ignacio Beristáin, quien, a decir del joven, se ha convertido en su segundo padre.

“Ahí llegué con unos guantes viejos y todos rotos. En lugar de pants y tenis llevaba pantalón y zapatos. Hasta don Nacho se burlaba de mí, pero después vio que le echaba ganas y me regaló unos guantes y luego no me cobraba la mensualida­d. Siempre me ha apoyado y tampoco quiero defraudarl­o”, indicó en entrevista con La Jornada.

En ese recinto ha aprendido a esquivar los golpes de sus contrincan­tes, lo cual, dice, le ha re- sultado más fácil que burlar las adversidad­es de la vida.

“Al vivir en Iztapalapa te enfrentas a muchas cosas. Es un lugar muy pesado, pero te acostumbra­s con el tiempo, luego escuchas disparos y ya ni siquiera los tomas en cuenta.

“Ahí hay mucha droga, los mismos de ahí te quieren hacer vicioso. Tienes que superar muchos obstáculos si quieres ser alguien, porque si no, fácilmente te conviertes en drogadicto, matón o asaltante.

“Si deseas romper tu cadena tienes que echarle ganas a lo que sueñas, así como hay mucho talento en la zona también hay mucha delincuenc­ia”, señaló.

–¿Tú has consumido algún tipo de droga?

–No, nunca me ha gustado eso, por lo mismo de que los veo a todos destrozado­s. Allá lo común entre los chavos es la mona, pero cada vez los veo más acabados y la mayoría termina en la cárcel por robo. Yo no quisiera darle ese disgusto a mi mamá, pues ella siempre se ha sacrificad­o por nosotros.

Apuntó que su familia “influyó mucho para que no cayera en las adicciones. Mi papá, quien estuvo tres años en el reclusorio por daños a la salud, me dio muchos consejos para que no me juntara con las bandas ni me drogara. Me contó todas sus experienci­as para que yo fuera otra persona.

“Me enseñó que el dinero se tiene que hacer por la derecha. Si lo haces con lo que amas lo disfrutará­s más. Sé que a veces con el éxito llega la fama, la fortuna y los vicios… pero yo ya pasé por la etapa de las drogas. En mi barrio las consumen desde los ocho o nueve años y a estas alturas estoy consciente de que eso destruye; las ingieren para olvidarse de los problemas, pero la verdad es que te generan más”, indicó.

“Márquez me ha motivado”

Tras la muerte de su padre, Brian ha tenido que ayudar a su madre a mantener a sus cinco hermanos y aseguró que uno de los boxeadores que lo han motivado para salir adelante es Juan Manuel Márquez, quien también creció en uno de los barrios bravos de Iztapalapa.

“Me inspira porque peleó contra grandes figuras y es reconocido en todo el mundo, pero a mí me gustaría llegar más lejos, a otro nivel, quisiera ser un pugilista complicado, diferente a todos, con un estilo propio. Si él pudo, ¿por qué yo no?”, sostuvo.

Brian practica todas las mañanas bajo las órdenes de Beristáin, y aunque reconoce que en ocasiones llega “cansado o con mil problemas en la cabeza, veo las fotos de los campeones que están en su oficina y digo: ‘yo también tengo que poder’. Entonces me animo, me pongo las vendas y empiezo a trabajar duro; tanto, que hasta don Nacho me ha dicho que no haga eso porque me puedo sobrentren­ar”.

Admitió que además de ayudarle a subsistir, el boxeo “me sirve para sacar todo el rencor que llevo dentro, cada que le pego al costal me desahogo de todas las dificultad­es que pueda tener en ese momento. Mi vida siempre ha sido complicada, la verdad no sé ni por qué sigo aquí”.

Refirió que hace tres años, “cuando estaba en Oaxaca peleando por un campeonato, al regresar me enteré de que el mismo día en que gané esa competenci­a falleció mi tío y no me quisieron decir nada para no distraerme. Cuando llegué lo estaban enterrando y no alcancé a despedirme de él.

“Dos meses después tenía que pelear en Ayotla, estado de México, pero 15 días antes murió mi tía. Yo ya tenía la preparació­n, estaba todo listo y me desconcent­ré por completo, pero aún así me animé y salí a triunfar. Noqueé al ídolo de ahí en el tercer episodio.

“Después pasó la desgracia de mi papá. Le dispararon cuando iba en la calle con mis dos hermanos más chicos; a ellos no les pasó nada, pero él falleció. Yo ya no quería hacer nada, hasta pensé en dedicarme a otra cosa, pero reflexioné y creo que a él le habría gustado verme en lo más alto.

“El dolor me ha hecho más fuerte físicament­e, pero sobre todo en lo mental. Cada que me dan un golpe alimentan mi coraje y eso me hace pegarles más duro. Lo que siento en la panza no sólo son mariposas, sino todo el zoológico y eso me hace vivir este deporte. Ahora estoy listo para ir por un campeonato, nacional o internacio­nal, para después pelear por un título mundial.”

Tras disputar su más reciente pelea, el 9 de diciembre en Matamoros, Tamaulipas, Brian confía en que en 2017 “podrá conseguir un buen promotor. Quiero ganar bolsas más grandes, la última fue de 5 mil pesos y creo que no correspond­e a nuestro esfuerzo, a lo que uno se rifa arriba del cuadriláte­ro”.

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Brian Mociños tiene récord de 12 combates profesiona­les sin conocer la derrota ■ Foto Karla Torrijos

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