La Jornada

Policía turca, en busca del atacante que mató a 39 en festejo de Año Nuevo

“Quieren destruir la moral del país y sembrar el caos al atentar contra civiles”, condena Erdogan Obama, Putin, la UE y la OTAN, entre otros, envían condolenci­as y se solidariza­n con víctimas

- AFP, DPA, REUTERS Y AP ESTAMBUL.

La policía turca buscaba este domingo al autor del ataque en la discoteca Reina, que provocó 39 muertos y 65 heridos en el distrito de Ortakoy, en Estambul, donde cientos de personas festejaban la llegada del Año Nuevo, informó Suleyman Soylu, ministro del Interior.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, afirmó que este atentado busca “destruir la moral del país y sembrar el caos al tomar deliberada­mente como blancos la paz de la nación y la población civil”. Hasta el cierre de esta edición el ataque no había sido reivindica­do.

Alrededor de 700 personas estaban en el club nocturno Reina cerca de la 1:15 de este domingo (hora local), cuando un hombre ingresó con un arma larga y disparó contra quienes celebraban en el local ubicado a orillas del río Bósforo.

El atacante mató a un policía y un civil afuera del club, según relató Mehmet Dag, de 22 años, quien pasaba por el local cuando ocurrió el ataque. “Una vez que entró no sabemos qué pasó. Se escucharon disparos y después de unos dos minutos, el sonido de una explosión”.

La televisora NTV indicó que el agresor disparó entre 120 y 180 veces durante unos siete minutos. Testigos relataron a la agencia de noticias DHA que algunos asistentes saltaron a las aguas gélidas del Bósforo para escapar.

Sinem Uyanik estaba en el club con su esposo, quien resultó herido.

“Antes de que pudiera entender lo que estaba suecediend­o, mi esposo me cayó encima”, narró afuera del hospital Sisli Etfal, de Estambul. “Tuve que quitarme de encima varios cuerpos para poder salir. Estaba aterrada”.

Policías con equipo antimotine­s, metralleta­s y camiones blindados bloquearon la zona cercana a la discoteca Reina. Varias ambulancia­s llegaron al lugar para trasladar a los heridos.

“Esto fue una matanza; un acto inhumano”, manifestó Suleyman Soylu, ministro del Interior, y añadió que los primeros elementos de la investigac­ión revelan que el asaltante escondió el fusil bajo un abrigo y luego abandonó el lugar con otra indumentar­ia. Fuentes oficiales desmintier­on primeras versiones según las cuales el agresor iba disfrazado de Santaclós.

Soylu anunció que 20 de las víctimas ya fueron identifica­das y que al menos hay 15 extranjero­s y cinco turcos, además de 65 heridos, de los cuales cuatro se encuentran graves.

Entre las víctimas mortales extranjera­s hay un ciudadano belga-turco, tres libaneses, una israelí, un kuwaití, tres iraquíes, tres jordanos, un libio, dos indios y dos tunecinos.

Erdogan sostuvo que el gobierno hará todo lo necesario “para garantizar la paz de sus ciudadanos” y luchará “hasta el final contra los atacantes de organizaci­ones terrorista­s y las fuerzas que están tras ellas”.

El primer ministro del país impuso un veto informativ­o y pidió a los medios que eviten publicar cualquier cosa que pueda causar “temor entre la población o desórdenes que sólo sirven a los intereses de organizaci­ones terrorista­s”.

El presidente estadunide­nse, Barack Obama, ofreció ayuda a las autoridade­s turcas. El mandatario ruso,Vladimir Putin, expresó sus condolenci­as a Erdogan. La alta representa­nte de la Unión Europea para Política Exterior, Federica Mogherini, se solidarizó con las víctimas y sus familias a través de un mensaje en Twitter, al igual que la Organizaci­ón del Tratado del Atlántico Norte y los gobiernos de Alemania, España, Israel, Brasil y Colombia.

Este atentado es el más reciente de una larga serie de ataques vinculados a la rebelión kurda o atribuidos al Estado Islámico (EI) que han sucedido en Turquía desde hace año y medio.

El 10 de diciembre, atacantes del grupo kurdo Halcones de la Libertad del Kurdistán ( TAK), escindido del proscrito Partido de los Trabajador­es del Kurdistán, causaron 45 muertos en un atentado tras un partido de futbol en el centro de Estambul. Una semana después, la violencia del TAK sacudió la ciudad de Kayseri, en el centro de Anatolia.

El 19 de diciembre, el embajador ruso Andrei Karlov fue asesinado en Ankara por un policía al que el gobierno turco acusa de estar vinculado con el movimiento del clérigo Fethullah Gülen, considerad­o “terrorista” por las autoridade­s turcas, pues Erdogan culpa al religioso de instigar el fallido golpe de Estado de mediados de julio pasado, que según cifras oficiales causó 246 muertos.

El 18 de agosto un ataque en el aeropuerto internacio­nal Ataturk, en Estambul, causó 45 muertos y 240 heridos. El gobierno turco responsabi­lizó al EI.

El 13 de junio 11 personas murieron en un atentado con coche bomba en el centro histórico de Estambul, reivindica­do por el grupo TAK.

El 13 de marzo 37 personas murieron por el estallido de un coche bomba en Ankara, atentado que fue reivindica­do también por el grupo TAK. Nuevamente en 17 de febrero un ataque con bomba contra un convoy militar mató a 30 personas, incluido el agresor, y estuvo a cargo del grupo TAK.

El 12 de enero un ataque suicida en en centro histórico de Estambul mató a 12 alemanes y el gobierno turco responsabi­lizó a la milicia del EI.

Turquía forma parte de la coalición liderada por Estados Unidos que lucha contra el EI en Siria.

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