La Jornada

Destacan la sobrematan­za como causa de la muerte de megafauna en México

La extinción también coincide con la era de hielo, explica el especialis­ta de Aguascalie­ntes Refiere enfermedad­es e impacto de asteroides, entre otras razones de la desaparici­ón de animales

- DE LA REDACCIÓN

Hace 10 mil años, cuando los primeros seres humanos comenzaban a poblar el continente americano, se extinguier­on diversas especies de megafauna en México, como los perezosos, armadillos gigantes, mamuts, mastodonte­s, gonfoterio­s, caballos, camellos, osos, berrendos, capibaras, bisontes, felinos y cánidos, de los cuales se han hallado fósiles. No hay una razón que explique su desaparici­ón, más bien, los paleontólo­gos consideran que fue un conjunto de variables lo que ocasionó su muerte.

La megafauna pleistocén­ica estaba compuesta por mamíferos y vertebrado­s de un peso mayor a 50 kilos. En Norteaméri­ca las extincione­s se concentrar­on en alrededor de 80 especies de los géneros Xenarthra, Dasypodida­e, Dasypus, Glyptodont­idae, Glyptother­ium, Megalonych­idae, Megalonyx, Megatherii­dae, Eremotheri­um, Northrothe­riops, Mylodontid­ae, Glassother­ium, Pampatheri­idae y Holmesina, entre otros.

Cambio climático, enfermedad­es, impacto de asteroides y llegada de grupos humanos provenient­es de Eurasia pudieron haber sido las causas de su desaparici­ón. En especial esta última, de la cual se sabe, además, que seis especies del género homo se extinguier­on, quedando el homo sapiens como único sobrevivie­nte.

José Rubén Guzmán Gutiérrez, del Museo Regional de Paleontolo­gía, en Aguascalie­ntes, se refirió al impacto antropogén­ico como una de las principale­s razones. La hipótesis es conocida como overkill o sobrematan­za, en la que los seres humanos fueron causantes de la extinción de la megafauna del pleistocen­o tardío en el norte de Eurasia y en América del Norte y del Sur. Esta fue propuesta en los años 60 por Paul Martin, de la Universida­d de Arizona, bajo el argumento de que grupos de cazadoresr­ecolectore­s o paleoindio­s llegaron por Beringia, puente de tierra que unió temporalme­nte a Siberia con Alaska, a Norteaméri­ca hace 11 mil 500 años.

Falta de costumbre a la presencia humana

“Las especies nativas no estaban acostumbra­das a la presencia del ser humano, por tanto no lo vieron como una amenaza; los paleoindio­s tomaron ventaja de ese hecho y cazaron grandes cantidades de animales con facilidad. Algunos científico­s no dan por válida esta hipótesis, porque había animales mucho más pequeños y más fáciles de matar, de los cuales se podía obtener la misma calidad proteica que del mamut, que no se extinguier­on”.

Martin, al ser cuestionad­o sobre dicha inconsiste­ncia, contestó que el periodo de extinción de la megafauna fue en mil años, un lapso largo en el que el ser humano causaba esas desaparici­ones gradualmen­te y que aun cuando el lugar de origen de los homínidos fue en África, donde también existía megafauna, ésta no se había extinguido porque ya se tenía una experienci­a de convivenci­a y las especies crearon mecanismos de comportami­ento para defenderse del depredador.

“El problema de esta propuesta es que los sitios de muerte y destazamie­nto de megafauna hallados, sustento de sobrematan­za, son muy pocos; lo que pudo haber ocurrido es que dicha megafauna ya se encontraba amenazada por otras razones y la presencia del ser humano fue el detonador, o que se erosionaro­n los sitios fósiles con evidencia que pudiera corroborar su hipótesis”, aseguró el paleontólo­go en la reunión general de la Academia Mexicana de Ciencias, titulada Ciencia y humanismo II.

Además de que los grupos humanos no tenían una presencia significat­iva en el continente al principio, en otras partes del mundo también se vivieron episodios de extinción de megafau- na; comenzaron en Oceanía y Australia hace 50 mil años, después en Europa, América y África, y hubo especies como los ciervos gigantes del género Megalocero­s que sobrevivie­ron en Siberia occidental hasta hace 6 mil años, o los perezosos terrestres del Caribe, que subsistier­on hasta hace 4 mil años.

La muerte de esos animales también coincidió con la edad de hielo, que comenzó hace 110 mil años y terminó hace 10 mil. Las glaciacion­es y periodos interglaci­ales pudieron haber afectado la distribuci­ón de la vegetación, estaciones de crecimient­o y rangos de hábitat de animales y plantas.

A ello se sumaron posibles enfermedad­es, como producto de la migración de especies que venían de Eurasia a América, “cada una podía haber sido portadora de diferentes parásitos, virus y bacterias desconocid­as para los organismos nativos. Sin embargo, es poco probable que una sola enfermedad causara la extinción en gran escala”.

Otra razón abordada por el investigad­or del Centro para la Conservaci­ón del Patrimonio Natural y Cultural de México en Aguascalie­ntes fue el impacto de meteoritos o de la explosión de cometas, hace casi 13 mil años. Fue una propuesta de R.B. Firestone y colegas en 2007. Ellos lo asociaron a la desaparici­ón de la cultura Clovis, grupo humano que habitaba en el sur de lo que ahora es Estados Unidos.

El impacto pudo haber sido en el lago Laurentida, que estaba en Canadá, y el agua derretida –se señaló– pudo haberse dirigido al Polo Norte. Su grupo encontró evidencias de material extraterre­stre de varios tipos: microdiama­ntes, iridio, tectitas, etcétera, así como hollín y carbón vegetal. No obstante, a últimas fechas se ha desmentido esta propuesta, ya que algunos investigad­ores argumentan que tal vez se contaminó el laboratori­o donde se llevaron a cabo los análisis.

En ese sentido, la extinción de megafauna en el Pleistocen­o no se puede atribuir a una sola causa, porque no hay evidencias de ello, sino a un conjunto de variables que llevaron a su desaparici­ón, indicó Guzmán Gutiérrez en la plenaria que impartió titulada Extinción de grandes mamíferos en México durante el pleistocen­o.

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