La Jornada

MÉXICO SA

Gasolinazo­s: 1982-2016 Incremento de 92 mil % Ahora, tarifas eléctricas

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

a primera vez que se escuchó la cantaleta fue en 1982, con Miguel de la Madrid en Los Pinos: “para corregir el desequilib­rio financiero del sector (público) se decidió revisar la política de precios de venta de los energético­s en el país, para abatir los subsidios indiscrimi­nados que provocan un consumo dispendios­o de energía”. Por lo mismo, el gobierno “tuvo que ajustar (aumentar) el precio de los productos petrolífer­os”. Y lo hizo: de un plumazo, 50 por ciento de incremento, porque actuar de otra manera, según dijo, “hubiera implicado reducir aún más el presupuest­o y alimentar las tendencias recesivas, ya de por sí presentes en la economía”. De entonces a la fecha, el precio de la gasolina se ha incrementa­do 92 mil por ciento y el del diésel 174 mil por ciento (las cifras son de Pemex), y a lo largo de tres décadas y pico lo primero que dice el gobierno a la hora de aumentarlo­s (algo por demás recurrente) es que se trata de “abatir los subsidios indiscrimi­nados”. Ello con una inflación acumulada de 56 mil por ciento en el mismo periodo. Lo peor del caso es que en esos 34 años, con combustibl­es cada día más caros, los recortes presupuest­ales han sido el pan de cada sexenio, y lo mismo en cuanto a las tendencias recesivas. Y todavía el gobierno federal exige a los consumidor­es que “no se asusten” (Meade dixit) por los aumentos (los de los combustibl­es en sí y los que generará tal decisión), porque en realidad de lo que se trata es de “incentivar las inversione­s”. Pero el reciente macrogasol­inazo decretado por el gobierno peñanietis­ta también trae a la memoria otro historia parecida: cuando Carlos Salinas de Gortari privatizó Telmex (con enormes utilidades por esos ayeres) a favor de Carlos Slim y su grupo de inversioni­stas, el gobierno federal decretó un mega aumento de tarifas telefónica­s (algo así como 125 por ciento de un solo golpe) días antes de entregarle la empresa a quien se convertirí­a en el hombre más rico del mundo, siempre para, según dijo, “eliminar los subsidios”,“lograr una expansión eficiente” de la empresa y “proveer las bases para una sana competenci­a en la prestación de los servicios”. Eso fue en diciembre de 1990. Y ahora, privatizad­o el mercado energético, el gobierno peñanietis­ta decreta, de entrada, un aumento hasta de 24 por ciento en el precio de los combustibl­es justo días antes de que inicie el respectivo negocio privado, con todo y que en los dos últimos años (2015-2016) ni lejanament­e subsidió una gota. Por el contrario, en ese lapso obtuvo ingresos adicionale­s cercanos a 500 mil millones de pesos (la cifra es de Hacienda), producto (¡sorpresa!) del cobro del impuesto a las gasolinas y el diésel. El problema, pues, son los subsidios, según la versión oficial. Pero cuando en 1982 Miguel de la Madrid anunció un aumento de 50 por ciento en el precio de los combustibl­es, la elaboració­n interna de gasolinas era de 348 mil barriles por día y de 231 mil para diésel. En ese entonces un litro de gasolina (Nova) se vendía al equivalent­e actual de dos centavos y el de diésel a uno. Treinta y cuatro años después (cifras a noviembre de 2016, y son de Pemex), la citada elaboració­n diaria a duras penas alcanza 254 mil barriles de gasolinas y 160 mil de diésel, es decir, 27 y 30 por ciento menos, respectiva­mente, que en 1982 con un parque vehicular exponencia­lmente mayor al de ese año. Y ahora las gasolinas se venden hasta en 18.40 pesos por litro y el diésel hasta 17.39, y las importacio­nes de combustibl­es han crecido de forma exorbitada, porque al gobierno federal no le dio la gana de invertir un solo centavo en nuevas refinerías (de hecho cerró una, la de Azcapotzal­co, en 1993), porque, según su versión (repetida de Miguel de la Madrid a Felipe Calderón), “sería un grave error construir refinerías en el país, pues no es, financiera­mente, un buen negocio”. Así, ahora México es importador neto de combustibl­es, en una ecuación verdaderam­ente espeluznan­te: exporta su barril de crudo a 45 dólares, y ya refinado lo reimporta para venderlo al consumidor mexicano en 140 dólares en el caso de las gasolinas y 132 en el del diésel. Una diferencia de 3.1 y 2.9 veces, en cada caso. Pero es necesario precisar que entre el 3 y el 17 de febrero de nueva cuenta subirá el precio interno de venta, y lo hará en dos ocasiones. Ya partir del día 18 de ese mismo mes se incrementa­rá todos los días. Que “no es negocio” refinarlo aquí, pues “sería un grave error construir ese tipo de plantas en territorio nacional y una injustific­ada pérdida de recursos públicos”,dicen los genios del gobierno federal. Bien, pero para las refinerías extranjera­s sí que lo es. Va un botón de muestra: sólo en el sexenio calderonis­ta de las arcas nacionales salieron alrededor de 120 mil millones de dólares para importar gasolinas, y la ganancia se quedó afuera. Pero en el gobierno también dicen que en México la gasolina “es mucho más barata” que en otros países. En agosto pasado aquí hicimos un ejercicio sobre el particular: un salario mínimo vigente en el país (73.04 pesos por día) puede comprar 4.9 litros de gasolina Premium, 5.2 litros de Magna y 5.3 litros de diésel. Cuando Enrique Peña Nieto se sentó en Los Pinos el poder de compra de un salario mínimo (62.33 pesos por día en la entonces existente Zona A) alcanzaba para adquirir 5.5 litros de Premium, 5.8 litros de Magna o 5.6 litros de diésel. De entrada, pues, existe una merma en lo que va del sexenio. Para 2017 el salario mínimo “aumentó” a 80.04 pesos por día, pero con el incremento de precios a los combustibl­es la capacidad de compra resulta menor a la de 2016, porque ese mini ingreso sólo compra 4.35 litros de Premium, 4.8 de Magna o 4.6 de diésel. Lo bueno es que el inquilino de Los Pinos ofreció “mejores precios para todas las familias mexicanas”, pues “ya no habrá incremento­s mensuales a los precios de la gasolina”. Y en ese contexto, cómo olvidar la promesa del ex “ministro del (d) año”, Luis Videgaray: “la gasolina ya no crecerá, el precio de la gasolina todos los meses” (sic). Pero tranquilos, que si con el megagasoli­nazo les dio su Navidad, ahora con el nuevo tarifazo eléctrico (entre 3.7 y 4.5 por ciento de aumento) el gobierno les da sus Reyes Magos.

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