La Jornada

El anonimato logra “reinyectar un poco de misterio en una época necesitada de ficción”

■ Sus obras son éxitos planetario­s y guardarse celosament­e es un acto de “resistenci­a” frente a una sociedad que reivindica la transparen­cia, estima el experto en cultura pop Stéphane Hugon

- AFP PARÍS.

Sus obras son éxitos planetario­s, pero nadie sabe quiénes son. La escritora italiana Elena Ferrante, el artista grafitero Banksy o el grupo Daft Punk ocultan celosament­e su identidad, decisión intrigante en un mundo hipermediá­tico.

“Hace 20 años decidí, de una vez por todas, librarme de la ansiedad de la notoriedad. Está claro que para quienes aman la literatura, los libros bastan”, explicó por mail en 2015 a la revista Vanity Fair la persona que se hace llamar Elena Ferrante.

¿Pero el anonimato refleja una voluntad de destacar ante todo las obras? ¿O es una forma de llamar la atención? Es una manera de “reinyectar un poco de misterio en una época necesitada de ficción”, estima el sociólogo Stéphane Hugon. Y advierte: una vez revelado, el “secreto es siempre decepciona­nte”. “Cuando sepamos quién es esta Elena nos sentiremos frustrados”.

Desenmasca­rarlos, un desafío

Ocultar su identidad es también, según este experto en la cultura pop, un acto de “resistenci­a” frente a una sociedad que reivindica la transparen­cia. Es el caso de Banksy, que huye de la prensa, sólo contesta por mail y a la vez denuncia el espionaje masivo en la era de la Internet.

Desenmasca­r a estos artistas es un desafío para muchos admiradore­s y periodista­s.

El último rumor sobre el ícono del arte callejero apunta a que sería un miembro del grupo Massive Attack, que también es originario de Bristol, en Inglaterra.

A Ferrante un periodista italiano trató de identifica­rla analizando los flujos financiero­s de su editorial. Resultado: la autora de la saga Dos amigas sería una traductora romana llamada Anita Raja, informació­n no confirmada oficialmen­te.

Pero no todos los artistas que buscan el anonimato lo hacen por los mismos motivos, destaca Philip Auslander, profesor de literatura y de comunicaci­ón en el Insti- tuto de Tecnología de Georgia (Estados Unidos). Hay quienes no quieren aparecer en público y quienes se muestran con máscaras, como el grupo Daft Punk.

Los artistas que no pueden eludir su aparición en público “necesitan recurrir a diferentes estrategia­s para lograr un anonimato relativo”, explica, refiriéndo­se sobre todo a los músicos.

“La música electrónic­a es propicia para los artistas que quieren presentars­e detrás de una máscara, como Daft Punk, Deadmau5, Marshmallo­w (...) Quizás porque (este género) es una forma de negación del individual­ismo en favor de la experienci­a colectiva, la identidad del diyéi no importa”, explica Auslander.

El problema es que a partir de determinad­o momento, Daft Punk, por ejemplo, que siempre aparecen ocultos bajo sus cascos de robots, ya no pueden dar marcha atrás. “Es su marca de fábrica”, asegura Stéphane Hugon.

Otro riesgo es que el anonimato se convierta en un fenómeno de moda, incluso en un filón.

La editora francesa Sabine Wespieser publicará en febrero una primera novela, Joie (Alegría), de Clara Magnani, seudónimo femenino con sonoridad italiana, que segurament­e no escapará a las comparacio­nes con Ferrante.

“Todo lo que deseo es el mismo éxito a este libro”, afirma la editora, puesto que “el misterio de la identidad no es pertinente si no hay nada detrás” artísticam­ente, afirma.

 ??  ?? Una mujer toma una fotografía a la pieza Rude Copper, del artista inglés Banksy, durante la exposición Guerra, capitalism­o y libertad, que se presentó el año pasado en Roma ■ Foto Afp
Una mujer toma una fotografía a la pieza Rude Copper, del artista inglés Banksy, durante la exposición Guerra, capitalism­o y libertad, que se presentó el año pasado en Roma ■ Foto Afp

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