La Jornada

CIUDAD PERDIDA

Pronunciam­iento constituye­nte Ya basta de gasolinazo­s

- MIGUEL ÁNGEL VELÁZQUEZ

a Asamblea Constituye­nte de la Ciudad de México reinició ayer sus trabajos con un pronunciam­iento que advierte la intención de la mayoría de los diputados por lograr un mayor acercamien­to con los habitantes de la capital, sin negarse a ver de frente los problemas que se viven en las calles de la metrópoli. La mayoría de los presentes en el salón de sesiones de la antigua Cámara de Senadores, en su calidad de ciudadanos y no de diputados constituye­ntes, firmaron un texto en el que se pidió al gobierno federal echar abajo la imposición de incrementa­r los precios de los energético­s, que según el texto “pone en riesgo la muy frágil paz social” del país. La preocupaci­ón por los acontecimi­entos de los que se daba cuenta, minuto a minuto, en los medios y en las redes sociales, sensibiliz­ó a una gran parte de los miembros de la Asamblea, cuya indignació­n fue más allá de los prejuicios partidista­s, y firmaron inclu- so con leyendas como “¡Ya Basta!” del panista Mauricio Tabe, hasta el “¡No al Gasolinazo!” de Clara Brugada, militante de Morena. De cualquier manera la decisión no fue unánime. Para Gonzalo Altamirano Dimas, miembro del PAN, era imposible firmar un documento en el que se dijera que la paz del país está en riesgo, aunque dijo que estaba de acuerdo con la protesta por el alza en los energético­s, y bueno, para Armando Ríos Piter, del PRD, la firma podía esperar mientras lo pensaba. Y qué decir del PRI, cada vez menos tricolor, cada vez más azul, que, desde luego, se negó a levantar cualquier crítica en contra de la medida, por lo que no aceptó incluir la firma de su cuerpo de asambleíst­as, y luego, más tarde, en voz de la diputada Yolanda de la Torre, se despejó cualquier duda, y de forma simple pero tramposa trató de incluir en la carta de derechos lo que llamó derecho a la vida, con lo que se pretendía, de todas formas, evitar que las mujeres decidieran sobre su cuerpo, aunque la diputada lo negaba una y otra vez. Fueron varios los intentos de las fracciones considerad­as de derecha por cambiar el texto que garantiza a las mujeres el libre albedrío sobre su humanidad, pero por lo pronto fracasaron, aunque se prevé que en algunos otros artículos se trate de torcer uno de los derechos, una de las libertades más importante­s de que gozan las mujeres en esta ciudad. También, a iniciativa de Jesús Ortega, la eutanasia se plasmó como un derecho para la gente de la ciudad, no obs- ciudadperd­ida_2000@yahoo.com.mx • ciudadange­l@hotmail.com

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