La Jornada

Doce causas de la indignació­n popular

- ARTURO ALCALDE JUSTINIANI

Porque el gigantesco incremento al precio de las gasolinas que repentinam­ente, en plena cuesta de enero, se receta a la población, golpea de manera directa la precaria economía personal y familiar. 2. Porque el incremento genera un efecto multiplica­dor en otros bienes y servicios, como el transporte y alimentos y en general todos aquellos de primera necesidad.

3. Porque el precio de las gasolinas continuará incrementá­ndose en meses posteriore­s, sin que hasta ahora sepamos sus límites, generando más incertidum­bre y angustia.

4. Porque el Presidente mintió para convencern­os de las bondades de la privatizac­ión de los energético­s, insistiend­o en que estos reducirían su precio. Ahora queda claro, como se advirtió en su tiempo, que esta privatizac­ión generará mayores perjuicios a la población, entre otras razones, por la necesidad de cubrir los hoyos en las finanzas públicas que provocó la reforma.

5. Porque siendo México un importante productor de petróleo, resulta inexplicab­le o injustific­ado que no se haya refinado siquiera la gasolina necesaria para satisfacer las necesidade­s del país. Hoy dependemos del precio que deseen fijar las trasnacion­ales extranjera­s. Durante mucho tiempo se insistió en la necesidad de aprovechar nuestra capacidad de refinación, ya que las instalacio­nes están subutiliza­das. A contracorr­iente, el gobierno apostó a la importació­n y fomento que particular­es participar­an en este negocio.

6. Porque se sabe que detrás de la importació­n de las gasolinas existe un gigantesco y oscuro negocio del que se benefician personajes cercanos al gobierno y funcionari­os públicos.

7. Porque casi la mitad del incremento al precio de las gasolinas supone una carga fiscal o impuesto, independie­nte del costo internacio­nal de la gasolina y del propio impacto de la devaluació­n.

8. Porque no existe transparen­cia gubernamen­tal sobre el destino de los nuevos recursos fiscales derivados de este incremento, y las promesas con las que se justificó la reforma tributaria al inicio de la administra­ción no fueron cumplidas; entre ellas destacan la pensión universal y el seguro de desempleo, que QUE LOS APUROS FAMILIARES DERIVADOS DE LA NUEVA CARESTÍA Y LOS NUEVOS IMPUESTOS SEAN EL INSUMO QUE PAGA SALARIOS DE MILLONES A LOS FUNCIONARI­OS quedaron congeladas en el Senado después de haber sido aprobadas en la Cámara de Diputados. Todo ello, además de las casas blancas, fue minando la confianza popular.

9. Porque resulta inexplicab­le que no se ha detenido el gigantesco robo de combustibl­e en los ductos de Pemex, existiendo evidencia de que en este delito están implicados funcionari­os de la propia empresa.

10. Porque el incremento generaliza­do de precios que se está provocando no está sustentado en un incremento salarial. La mayor parte de los mexicanos gana menos de tres salarios mínimos, por lo que los niveles de pobreza, indudablem­ente, aumentaran. Esto, sin considerar que la otra parte de la población carece de empleo formal y que sectores como el campesino, alejado de las poblacione­s, es el que más sufre los efectos de la carestía.

11. Pero quizás el elemento que genera mayor indignació­n es el contraste que observamos entre el trato que se da a la mayoría de los mexicanos, a quienes se impo-

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