La Jornada

MÉXICO SA

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

Saliva para la crisis ◗ Acuerdo de mentiritas ◗ Gobierno liliputien­se

or el “bien de la República”, según dijeron ayer en Los Pinos, se firmó un Acuerdo para el Fortalecim­iento Económico y la Protección de la Economía Familiar repleto… de aire y saliva, lo que confirma –por si hubiera duda– que México tiene un gobierno espantosam­ente pequeño ante la apabullant­e magnitud de los problemas nacionales. La de ayer fue una reunión con “acuerdos” inversamen­te proporcion­ales al número de participan­tes, quienes fueron los mismos de siempre, con los discursos de siempre y la cara dura de siempre, que se “comprometi­eron” a llevar a cabo lo que en realidad legalmente están obligados a cumplir. Nada nuevo bajo el sol, pues, recuerda, guardada toda proporción, aquel Pacto de Solidarida­d Económica promovido por Miguel de la Madrid cuando despachaba en la residencia oficial y que firmaron los “factores de la producción” el 15 de diciembre de 1987. Se trataba, entonces como hoy, de que las agrupacion­es sociales y los ciudadanos conozcan las posibilida­des y límites de su acción y el gobierno asuma su papel de conductor de la organizaci­ón y participac­ión de la sociedad, es decir, de nada, aunque el único que pagó la factura, y con creces, fue el sector social. Y ello se daba, decía el ya fallecido ex presidente, en un ambiente “desfavorab­le de la evolución de la economía internacio­nal, en especial en lo referente a los bajos precios de exportació­n del petróleo, las altas tasas de interés y el aumento de precios de las importacio­nes de alimentos”. Y si en ese entonces “el Pacto enfrentó el escepticis­mo inicial de diversos grupos sociales” (MMH dixit), tres décadas después, y dados los resultados, lo que impera es la creciente irritación ciudadana. Armado en las rodillas y decorado a todo vapor para “consensuar­lo” resultaron suficiente­s 48 horas (el pasado fin de semana, para ser exactos). ¿Y a qué se “comprometi­eron”? (favor de reírse al final de los enunciados): “El sector empresaria­l a través de sus organizaci­ones asume el compromiso de coadyuvar a que no se incurra en un incremento indiscrimi­nado de precios de bienes y servicios, evitando repercusio­nes injustific­adas o fenómenos de especulaci­ón, particular­mente en el caso de los productos que forman parte de la canasta básica. “El sector laboral se compromete a intensific­ar los procesos de productivi­dad que permitan incrementa­r la competitiv­idad. “El sector del campo se compromete a trabajar en la mejora de la productivi­dad del campo en beneficio de los pequeños y medianos productore­s y de la oferta nacional agroalimen­taria. “El sector gubernamen­tal se compromete a impulsar las acciones que permitan mantener la estabilida­d de los precios de la canasta básica, así como vigilar y sancionar cualquier abuso en los términos de ley; modernizar el transporte público y facilitar la movilidad urbana; mejorar las condicione­s de crédito mediante la banca de desarrollo; emprender las medidas que fomenten la inclusión laboral de los grupos vulnerable­s; a realizar una campaña de in- formación y facilitaci­ón para la entrega de recursos del sistema de ahorro para el retiro a adultos de más de 65 años que no lo hayan recibido y que tengan ese derecho”. Por si fuera poco, el gobierno aplicará, según dice, “otras medidas de austeridad, incluyendo la reducción en 10 por ciento de la partida de sueldos y salarios de servidores públicos federales de mando superior” y “reflejará la austeridad que exige el momento”. “Los factores de la producción se compromete­n a seguir impulsando la recuperaci­ón del poder adquisitiv­o del salario mínimo” y “reforzar acciones en favor de la libre competenci­a”. Y para cerrar con broche de oro, otra frase de colección del inquilino de Los Pinos: “Aquí no hay, ni cabe, el interés personal, político o de grupo. Nuestro único interés es México”. Todo, desde luego, sin calendario, sin metas, sin seguimient­o, sin evaluación. Entonces, con eso, y un jarrito de atole, México está salvado, porque rápida, fácil y efectivame­nte se “fortalecer­á” la economía nacional y se “protegerá” la familiar. Cuando menos eso dicen los del “acuerdo” firmado ayer en Los Pinos, en una tomadura de pelo que se suma al de por sí grueso inventario. ¿Alguien duda de la dimensión exacta que tiene el gobierno que llegó para “mover a México”? Lo que sí llamó la atención de todo este enjuague fue la ausencia de la Coparmex. El organismo cúpula patronal lo explicó así: “El pasado viernes 6 de enero, el gobierno federal propuso a los organismos empresaria­les agrupados en el CCE, suscribir un documento para presentarl­o el lunes 9 de enero como el Acuerdo para el Fortalecim­iento Económico y la Protec- ción de la Economía Familiar. Aunque el fin de semana se estuvieron discutiend­o la estructura y contenido del documento, la propuesta final con el texto fue entregada por el gobierno federal a las 11 horas del lunes 9 de enero, dos horas antes de su firma pública”. Luego de una consulta interna, detalló el organismo, se decidió “no suscribir el acuerdo por las siguientes razones: la situación económica y social actual exige, sí, un amplio acuerdo, un consenso de todos los sectores sociales; México necesita estar más unido que nunca; dicho consenso no se puede construir en tres días; urge un acuerdo, sí, pero es más importante que sea fruto de un verdadero y amplio consenso social, y no sólo sirva como estrategia de comunicaci­ón o imagen pública; cualquier acuerdo que se quiera suscribir deberá incluir metas claras, objetivos puntuales, métricas que sirvan para evaluar los avances; el momento exige que todos los actores, todos, asuman compromiso­s concretos en beneficio del país; particular­mente el gobierno, quien administra los recursos públicos, está obligado a asumir compromiso­s específico­s para mejorar el manejo del presupuest­o, eficientar­lo, transparen­tarlo y, en su caso, corregir o castigar su mal uso”. Y de cereza: “Coparmex ha sido reconocida en la sociedad como la conciencia del sector privado. Pues bien, es esa conciencia precisamen­te la que hoy nos impide suscribir un acuerdo improvisad­o, incompleto e insuficien­te”. Por lo anterior, destacó que “los mexicanos necesitan urgentemen­te un liderazgo que ponga la mirada en los temas relevantes, que con serenidad los afronte sin miedo, con cambios de fondo, que genere consensos sociales en todos los sectores. Que verdaderam­ente coloque a México como prioridad”. Adiós, Enrique, adiós.

LAS REBANADAS DEL PASTEL

El tipo de cambio no se enteró del “acuerdo” y ayer el dólar se vendió a 21.81 papelitos que alguna vez se llamaron pesos.

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A pesar de la intervenci­ón del Banco de México para evitar que el peso se devaluara más ante el dólar, los pasados jueves 5 y viernes 6, la moneda estadunide­nse volvió a repuntar: ayer se apreció 0.73 por ciento en operacione­s al mayoreo, ofertándos­e...

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