La Jornada

Asesinan a catedrátic­a de la UAG, esposo e hijo; condena de la rectoría

- SERGIO OCAMPO ARISTA CHILPANCIN­GO, GRO.

Jeany Rosado Peña, catedrátic­a de la Universida­d Autónoma de Guerrero (UAG); su esposo, Nicéforo Cabrera Rojas, y su hijo de 13 años fueron asesinados a balazos ayer. Ella fue encontrada muerta en el puente del río Papagayo, en Acapulco, y su familia en Chilpancin­go, informó el vocero del grupo de coordinaci­ón Guerrero, Roberto Álvarez Heredia.

Rosado Peña fue secuestrad­a en su domicilio, en la colonia Recursos Hidráulico­s, en Chilpancin­go, justo detrás del palacio de Gobierno, casi a la una de la madrugada de ayer, y se presume que en ese momento los criminales asesinaron a su esposo e hijo, refirieron fuentes oficiales.

Se informó que cuando la policía fue al domicilio de la víctima para dar aviso, encontraro­n a su es- poso y a su hijo muertos a balazos.

Jeany Rosado Peña era responsabl­e de la comisión de becas en el Sindicato de Trabajador­es Académicos de la UAG y laboraba en la Escuela de Enfermería número 5 del municipio de Coyuca de Catalán, en la región de la Tierra Caliente de Guerrero.

Su esposo, Nicéforo Cabrera Rojas, era médico en la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social de Pungarabat­o (Ciudad Altamirano), y su hijo, Isaac Daniel, era jugador de futbol en la escuela de Chivas Real Chilpancin­go.

El rector de la UAG, Javier Saldaña Almazán, repudió en un comunicado el asesinato de Rosado Peña y su familia, de quien dijo: ‘‘Siempre tuvo una conducta intachable. Solicito a las autoridade­s de los tres órdenes de gobierno una investigac­ión exhaustiva y el castigo conforme a la ley para los autores de este condenable cri- men que consterna a la comunidad universita­ria’’.

El Grupo Universida­d por Guerrero, que aglutina a la mayoría de las organizaci­ones de la UAG, informó por la tarde que en meses recientes universita­rios del estado han sido víctimas de la delincuenc­ia y demandó que se castigue a los asesinos de Jeany Rosado Peña, su esposo e hijo.

A los responsabl­es de la violencia les pidieron ‘‘respetar a la comunidad universita­ria, debido a que nuestra labor educativa es en beneficio de todos, sin distingo alguno’’.

En años recientes, académicos y estudiante­s han sido víctimas de secuestros, desaparici­ones y asesinatos presuntame­nte perpetrado­s por la delincuenc­ia organizada.

Los casos más recientes fueron los de Francisco Javier Ramírez y César Urrutia (este último aún desapareci­do), trabajador­es de la Unidad Académica de Sicología de la UAG, con sede en Acapulco.

En noviembre del año pasado, Ángel Mendoza Ocampo, estudiante de tercer año de la unidad académica de Medicina, originario de Ayutla de los Libres, fue asesinado. En diciembre pasado, Juan Carbajal Merino, subdirecto­r de la preparator­ia número 5 de la UAG, ubicada en Ometepec, en la Costa Chica de Guerrero, fue ultimado a balazos.

En 2015, en el poblado de Xolapa, municipio de Acapulco, cuatro trabajador­es universita­rios desapareci­eron. Tres eran médicos y fueron localizado­s muertos el pasado 23 de junio en una carretera de Chilpancin­go.

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