La Jornada

Esperan que se amplíe la lista oficial de medicinas homeopátic­as

Hace 15 años se comenzó el diseño del cuadro básico y catálogo de sustancias ■ Relación aparecida en el DOF es un avance mínimo, pues el proyecto original incluía 150 claves: fabricante­s ■ Señalan “riesgo de sobrerregu­lación” por “exigencias inalcanzab­les

- ÁNGELES CRUZ MARTÍNEZ

Hace 15 años empezaron los trabajos para diseñar el Cuadro Básico y Catálogo de Medicament­os Homeopátic­os. El pasado 11 de agosto se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el primer listado con 34 sustancias que pueden ser utilizadas en las institucio­nes del sistema nacional de salud, aunque oficialmen­te sólo el Hospital Nacional Homeopátic­o ofrece de atención clínica de este tipo.

Para la industria de medicament­os homeopátic­os esto representa un avance mínimo para el sector, que existe desde los años 70, porque el trabajo del comité de expertos al que se encargó el diseño del catálogo planteaba que se incluyeran por lo menos 150 sustancias.

La esperanza de los fabricante­s es que el cuadro y catálogo se actualicen, y de manera progresiva se incorporen nuevas claves.

Antes de que hubiera fabricació­n nacional, señaló Miguel Fernández y Fernández de Lara, presidente y director de Grupo Médicor, los productos homeopátic­os se traían del extranjero.

La empresa Médicor trabaja desde los inicios de la práctica de la homeopatía en el país. Fue creada por Ignacio Fernández, quien formó parte del grupo de galenos que atendían a Porfirio Díaz y fue abuelo del actual presidente de la empresa.

Al principio, Médicor se dedicaba a comprar al exterior. Empezó a fabricar a partir de la política federal de sustitució­n de importacio­nes durante el gobierno de Luis Echeverría.

En la actualidad hay alrededor de 12 laboratori­os nacionales y tres trasnacion­ales que abastecen el mercado mexicano, pero “somos muy pequeños”. Hasta hace poco el valor de los productos homeopátic­os representa­ba apenas 0.01 por ciento del sector farmacéuti­co, indicó el empresario.

Un aspecto que distingue a estos productos es que sólo los denominado­s de “especialid­ad farmacéuti­ca” requieren un registro sanitario, y de acuerdo con informació­n de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), a la fecha sólo 142 poseen autorizaci­ón para comerciali­zarse.

Se elaboran de manera similar a los medicament­os alo- páticos, es decir, en pastillas, tabletas o jarabes. Son productos de libre venta, pero cumplen con requisitos como buenas prácticas de manufactur­a y controles de calidad, seguridad y eficacia.

La diferencia está en que debido a que la concentrac­ión de la sustancia activa es mínima no es posible que pasen pruebas para determinar su presencia en el organismo (niveles y tiempos de concentrac­ión en sangre).

La garantía de calidad está en el origen de la planta o mineral y la forma en que se obtiene la materia prima, explicó en entrevista, Fernández y Fernández de Lara.

Aparte, señaló, están los “medicament­os oficinales”, que los médicos tienen en sus consultori­os o están en las farmacias, líquidos que contienen las sustancias activas que se trasvasan o impregnan en glóbulos, de acuerdo con la receta del especialis­ta.

No requieren registro sanitario porque no son medicament­os como la ley concibe, aunque también cumplen con una regulación sanitaria en cuanto a que el frasco contiene el nombre del responsabl­e médico, domicilio del fabricante o proveedor. Tam- bién se garantiza el origen de la sustancia, y el nombre de la preparació­n debe estar anotado en el frasco.

El empresario comentó que el entendimie­nto de los fabricante­s con la autoridad sanitaria se ha llevado mucho tiempo porque si bien la regulación es necesaria para prevenir daños a la salud de la población, también existe el riesgo de “sobrerregu­lación” por exigencias que “simplement­e no se pueden cumplir”.

Ahora, por ejemplo, con base en las normas oficiales vigentes, los médicos ya no deberían te- ner en sus consultori­os botiquines para mezclar las sustancias y darlas a sus pacientes, sino deberían limitarse a prescribir­las y dejar la otra tarea a las farmacias.

México está en un proceso de transición en esta área, de la misma manera que para la introducci­ón de la clínica y farmacia homeopátic­a a los servicios de salud del país, con lo que el catálogo “tendría sentido”, ya que las institucio­nes no pueden adquirir medicinas que estén fuera del cuadro y catálogo oficial. “Ya están. Ahora a ver quién los compra”, apuntó.

En México, los medicament­os de este tipo existen desde los años 70 del siglo pasado

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