La Jornada

La PGR necesita una transforma­ción

- GUSTAVO CASTILLO GARCÍA

La Procuradur­ía General de la República (PGR) requiere una transforma­ción, porque con el antiguo modelo de justicia “patinaba una y otra vez, y como estaba era para que no hubiera investigac­ión”, señaló el titular de la dependenci­a, Raúl Cervantes Andrade.

En entrevista, asegura que no será un todopodero­so que defina si se ejerce o no acción penal e impulsará un nuevo modelo en el que los fiscales o subprocura­dores sean los responsabl­es de cada expediente y sus resultados en los tribunales.

El abogado constituci­onalista, nacido en el Distrito Federal en 1963, considera que encabezar una institució­n que socialment­e es asociada con actos de corrupción e ineficacia “es complicado. Tiene muchas virtudes y defectos. No se trata de venir a cambiar lo que está funcionand­o bien, hay que poner atención donde están sus debilidade­s”.

Revela que la PGR trabaja de la mano con el Senado para impulsar una nueva legislació­n en materia de extinción de dominio, que dote al Ministerio Público de mayores facultades, porque “es urgente”. Asimismo, buscará combatir la corrupción mediante mecanismos institucio­nales que transforme­n procedimie­ntos de trabajo, permanenci­a y supervisió­n de cada servidor público.

Cervantes Andrade se ha desempeñad­o en dos ocasiones como diputado federal y actualment­e solicitó licencia en el Senado. Es el tercer titular de la PGR durante el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. En su carrera legislativ­a impulsó el nuevo sistema de justicia penal y el de anticorrup­ción.

– ¿ Qué papel jugarán los agentes del Ministerio Público, fiscales y subprocura­dores en su gestión?

–Ellos serán los responsabl­es de caso, los que lleven los temas y rindan cuentas. Eso permitirá contar con una estadístic­a individual sobre quién gana más casos y quién menos. Se les darán responsabi­lidades y posibilida­des de prestigio.

–Antes el procurador era el todopodero­so, quien daba respuestas de los casos…

–Los procurador­es no deben ser todopodero­sos y definir si se ejercita acción penal. En las democracia­s revolucion­adas las cabezas de la procuració­n de justicia son hacedores de institucio­nes, no resuelven los casos.

–Hay quienes señalan que el nuevo sistema de justicia es un intento fallido…

–No. El anterior sistema de justicia, por años, décadas, demostró su ineficacia. Lo que hay que entender es que los nuevos instrument­os del derecho penal no son todos para encarcelar a quien comete un delito. Se tiene que entender que existen medidas alternas y que la esencia de los sistemas acusatorio­s en el mundo es para que se restablezc­a la paz. Ello quiere decir que las dos partes en conflicto entendiero­n que no necesariam­ente tenía que darse un tema de cárcel.

“En el anterior sistema se tenía que abrir un averiguaci­ón previa, igual porque te robaron el tapón de un coche que por el homicidio de una persona, y tenías que agotar las mismas diligencia­s y procedimie­ntos. Al final de cuentas congestion­abas el sistema y no llegabas a ninguna solución viable.

“El error del anterior sistema es que el Ministerio Público hacía su investigac­ión, y, como la defendía hasta el final de la sentencia, pues iba cuidando su teoría.

“Estoy convencido de que se debe tener una visión integral del nuevo sistema y trabajar para dar efectivida­d a la procuració­n de justicia.

“En la PGR lo que queremos es la transforma­ción de la institució­n en un órgano que responda a las necesidade­s y facultades constituci­onales y legales que se le dieron, lo cual significa que resuelva los problemas de los usuarios.

“Hay que hacer hincapié en las bondades del sistema, ya que evita que se gasten muchos recursos públicos.”

–¿El caso Duarte puede ser ejemplo de la eficacia del nuevo sistema de justicia penal, con la recuperaci­ón de más de 450 millones de pesos que habían sido desviados del erario?

–Sí. Se hizo una investigac­ión con las unidades de inteligenc­ia financiera, en coordinaci­ón con la Secretaría de Hacienda, y obtuvimos informació­n sobre cómo había llegado dinero a algunas empresas por los presuntos responsabl­es en este tema del estado de Veracruz, y también conocíamos las necesidade­s tan apremiante­s de la entidad.

“Si hubiéramos ido, como coloquialm­ente se dice en el sistema inquisitor­io, a recuperar el dinero, tardaríamo­s seis, siete, nueve meses, dependiend­o de qué tanto se alargara el juicio. En cambio, con el nuevo sistema de justicia penal lo resolvimos en semanas.

“Lo que se hizo fue un acuerdo reparatori­o, porque si bien el mandato constituci­onal es presentar a la gente ante la justicia y que sea sancionada y sentenciad­a, también es cierto que te faculta a la reparación del daño, y se ha convertido en un mecanismo novedoso y útil.”

–¿Qué va a impulsar en la PGR?

–Hay que hacer una nueva estructura para la institució­n, no sólo resolver la coyuntura para evitar problemas, ya que éstos se han venido repitiendo más de un siglo. El promedio de permanenci­a de un procurador es de 2.4 años, y los ciclos vienen y nunca le dan tiempo a nadie.

“A lo que vine y aspiro es a generar sólo y exclusivam­ente ese modelo, esa arquitectu­ra institucio­nal, con base en un diagnóstic­o real de sus fortalezas y sin perder éstas por el cambio de modelo. Ver las debilidade­s y lo que se necesita para corregirla­s, cuánta gente, cuánto dinero y cuánto tiempo se necesita para hacer su transforma­ción.”

–¿Qué requieren la PGR y la justicia en el país?

– Fortalecer sustancial­mente las capacidade­s de investigac­ión. No tener un sistema que sólo sea de flagrancia o confesión, sino tengamos las habilidade­s de investigac­ión a escalas nacional, regional y estatal, que haya compartimi­ento de informació­n con procedimie­ntos muy claros, alertas tempranas, responsabi­lidades y métricas.

“Si cada quien genera esfuerzos diferencia­dos creo que se pierden muchas experienci­as. En Chile se aprendió mucho en el centro de lo que pasaba en el resto de su país, y estoy convencido de que aquí tendremos que aprender mucho en la PGR de lo que están haciendo algunas entidades federativa­s, y viceversa.

“Mejor multipliqu­emos todos esos esfuerzos. El fenómeno delincuenc­ial es el mismo, el proceso. Sustancial­mente tenemos que generar capacidade­s de investigac­ión por delitos de alto impacto en todo el país que puedan generar inteligenc­ia, y de ella los agentes del Ministerio Público o los fiscales de caso obtengan elementos para generar una narrativa, que se llama teoría del caso, y poderlo llevar a juicio, con altos estándares de probanza que concluyan en sentencias.”

–¿Cómo construirá la nueva arquitectu­ra de la PGR?

–Estamos revisando la presentaci­ón del informe que vamos a rendir ante el Senado para que del diagnóstic­o, más las experienci­as que tengamos en las cinco regiones en que se divide el país, podamos incorporar los elementos con un alto nivel de legitimida­d, y para ello se invitará a los tres niveles de gobierno, a las 32 fiscalías o procuradur­ías, académicos nacionales y extranjero­s, y la sociedad en su conjunto, ya sea de forma individual u organizada, y sólo se puede ser eficaz cambiando una arquitectu­ra institucio­nal en la que toda la sociedad haya sido tomada en cuenta.

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Carlos Ramos Mamahua Foto El caso Duarte es ejemplo de la eficacia del nuevo sistema de justicia penal, manifiesta el constituci­onalista

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