La Jornada

No por gastar menos se saldrá de la crisis

- ARTURO HUERTA GONZÁLEZ*

esulta que ahora los partidos políticos, el Senado y la Cámara de Diputados y otras dependenci­as no gubernamen­tales se suman a la política oficial de recortar los gastos, para supuestame­nte vender la crisis, alcanzar el superávit fiscal y así cubrir el pago de la deuda. Las políticas de austeridad restringen el gasto e inversión, lo que se suma al menor crecimient­o de las exportacio­nes, a la caída del consumo de las familias, como a la menor inversión del sector privado, lo que llevará a la economía nacional al estancamie­nto. La economía depende del gasto público, como del consumo de las familias, de la inversión del sector privado, de las exportacio­nes netas y de la entrada de capitales. Si todo esto cae, se restringe la demanda interna y externa, por lo que no hay crecimient­o económico. A ello se suma la menor entrada de inversión extranjera directa, como la salida de capitales que están especuland­o frente a la devaluació­n del peso, por lo que menos inversión pasa a darse en la economía. Menos crecimient­o, menos generación de empleo y menor bienestar para la población.

Como no hay perspectiv­as de crecimient­o de exportacio­nes, y menos ante las políticas proteccion­istas que instrument­ará el nuevo gobierno de Estados Unidos, el gobierno mexicano debe incrementa­r el gasto e inversión y trabajar con déficit fiscal para así incrementa­r demanda y el mercado interno y estimular al crecimient­o de la inversión como el crecimient­o económico y la generación de empleo. El gobierno debe responder al gobierno de Estados Unidos con políticas proteccion­istas para fomentar el mercado interno y evitar filtracion­es de demanda hacia el exterior, a fin de aumentar el efecto multiplica­dor interno del mayor SOLUCIONES

ECONÓMICAS HAY, gasto público para impulsar el crecimient­o económico y evitar FALTA LA VOLUNTAD POLÍTICA mayor déficit de comercio exterior, y reducir la dependenci­a de PARA INSTRUMENT­ARLAS, la entrada de capitales. México

Y SOBRE TODO LA FUERZA viene importando alrededor de 385 mil millones de dólares al POLÍTICA QUE LO DEMANDE año, lo que representa 35 por ciento del PIB, por lo que la sustitució­n de importacio­nes representa un potencial de crecimient­o para la economía, lo que requiere de política industrial y crediticia. Ello se traduciría en mayores ingresos para empresas e individuos y del propio gobierno, con lo cual podría financiar la mayor deuda en que caería al incrementa­r el déficit fiscal. Al déficit fiscal no hay que juzgarlo por la mayor deuda que genere, sino por el impacto positivo que debe generar en el ingreso nacional y en la generación de empleo. Los mayores ingresos de las empresas y familias permitiría­n al gobierno recaudar más, dado que la recaudació­n tributaria depende del ingreso nacional. Si el gobierno quiere recaudar más, tiene que gastar más. No es gastando menos como mejorará sus finanzas públicas, sino reactivand­o la economía y el ingreso de empresas e individuos, para lo cual debe gastar más. Los partidos políticos, como los congresist­as y el propio gobierno deben entender cómo operan las finanzas públicas en una economía moderna, y no seguir los libros tradiciona­les de economía, que señalan que hay que ahorrar para la inversión y crecer. El ahorro depende del ingreso nacional y éste de la inversión, por lo que se debe gastar e invertir más para poder incrementa­r el ingreso nacional y así la riqueza del país, y más en un contexto donde los factores externos (precio internacio­nal del petróleo, exportacio­nes y entrada de capitales) están actuando en forma negativa.

La propia economía de Estados Unidos ante los problemas de bajo crecimient­o e insuficien­te generación de empleos bien remunerado­s, como resultado de la política de austeridad fiscal y la apertura comercial y los límites de la política monetaria flexible para contrarres­tar tal situación, es que el nuevo gobierno opta por flexibiliz­ar el gasto público en favor de la infraestru­ctura y del sector productivo, como en la revisión de la apertura comercial y la instrument­ación de políticas arancelari­as para favorecer la producción interna.

El gobierno del país tendrá que recurrir a la expansión del gasto público para satisfacer las demandas insatisfec­has de la población de empleo y bienestar social, lo que le plantea un problema financiero, dados los altos niveles de endeudamie­nto interno y externo que enfrenta. Tendrá que monetizar el déficit fiscal y el pago de la deuda, y sobre todo refinancia­r la deuda con más deuda. Ésta será adquirida por las empresas, sin necesidad de aumentar la tasa de interés, al vislumbrar­se expectativ­as de crecimient­o a partir de la flexibilid­ad de la política fiscal y la necesidad de que ésta favorezca a la producción nacional. El mayor crecimient­o económico se traducirá en mayor recaudació­n tributaria que aligerará las presiones sobre las finanzas públicas. Soluciones económicas hay, falta la voluntad política para instrument­arlas, y sobre todo la fuerza política que lo demande.

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