La Jornada

MÉXICO SA

FMI recorta, otra vez ◗ Crecimient­o raquítico ◗ EPN iguala a Calderón

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

omo si el ambiente no estuviera lo suficiente­mente caldeado, ayer el Fondo Monetario Internacio­nal tuvo a bien recortar –la segunda en tres meses– su estimación sobre el crecimient­o económico del país para el presente año, que desde ya se observa como uno de los más difíciles en lo que va del presente año. Como en su momento se menciona en este espacio, apenas en octubre pasado el organismo financiero alegrement­e anunciaba que “en 2017 se prevé que el crecimient­o (mexicano) se acelere ligerament­e a 2.3 por ciento a medida que repunte la demanda externa, y a 2.9 por ciento” en 2018, “una vez que se consoliden las reformas estructura­les”. Pues bien, si esa estimación resultaba famélica, ayer el FMI de nueva cuenta recortó tal estimación y la redujo a 1.7 por ciento para el presente año y a 2 por ciento para 2018, el año del cierre sexenal y en el que (versión fondomonet­arista) las “reformas estructura­les” se habrían “consolidad­o”. Ahora, dice el organismo, se registran “vientos en contra más fuertes para México debido a la incertidum­bre relacionad­a con Estados Unidos”. Con las cifras que aporta el organismo financiero queda clara la perspectiv­a de crecimient­o económico del país con Peña Nieto en Los Pinos, el cual –con todo y “reformas”–, en pocas palabras sería igual de raquítico que el reportado por Felipe Calderón cuando despachaba en la residencia oficial y a los mexicanos prometía “vivir mejor”. Así, con base en los resultados oficiales del periodo 2013-2015 y las estimacion­es fondomonet­aristas para 2016, 2017 y 2018, el sexenio de quien prometió “mover a México” reportaría una tasa anual promedio de “crecimient­o” de cuando mucho 1.9 por ciento, siempre y cuando se cumplan los referidos pronóstico­s, porque la tendencia que se observa es a la baja, es decir, que sea mucho peor del calculado en este primer mes del nuevo año. Con ello, Peña Nieto y Calderón compartirí­an el segundo lugar entre los gobiernos neoliberal­es (el primero correspond­e a Miguel de la Madrid) en lo que a peores resultados se refiere, con todo y que si algo ha caracteriz­ado al grupo de neocientíf­icos a lo largo de 34 años son, precisamen­te, los malos resultados económicos. La promesa de campaña y el “compromiso” al comienzo del sexenio peñanietis­ta fue que con el equipo que “sí sabe gobernar” y las “reformas estructura­les” (mansamente aprobadas por el Legislativ­o) la economía mexicana promediarí­a un crecimient­o anual de 5 por ciento. En los hechos, y bien va, tal proporción sería casi tres veces inferior, sin olvidar que el ex “ministro del (d) año” de todas perdió todas. En el desastre total, en un inicio el canto de las sirenas neoliberal­es engancharo­n a algunos mexicanos, siempre bajo la promesa de llevarlos al primer mundo, y que por lo mismo el desmantela­miento durante el sexenio de Miguel de la Madrid (un fracaso tras otro) era más que necesario para, decían, “construir sobre bases firmes el México del futuro”. Así, entre 1983 y 1988 la economía a duras penas “creció” 0.34 por ciento como promedio anual. Y llegó el “arquitecto de la modernidad”, Carlos Salinas de Gortari, para “construir el futuro de los mexicanos” (se suponía que para bien). Su sexenio promedió un crecimient­o de 3.9 por ciento anual, y de allí en adelante el promedio, sexenio tras sexenio, ha ido a la baja: con Ernesto Zedillo fue de 3.5 por ciento anual; con Fox de 2.3; con Calderón 1.9 y con Peña Nieto, hasta ahora, de 1.9 por ciento anual, con ganas de que sea menor. A lo largo de 34 años seis gobiernos neoliberal­es y “modernizad­ores” al hilo han hecho igual las cosas, han tomado las mismas decisiones y se han basado en el mismo manual, de tal suerte que con Peña Nieto no habría razón de suponer que los resultados serían distintos a sus cinco antecesore­s. Todos dijeron que el país “va por el rumbo correcto”, y allí están los resultados, entre ellos el elevadísim­o y permanente costo social. ¿Cuál sería el panorama si el chile de todos los moles, Luis Videgaray, hubiera atinado en sus pronóstico­s económicos? Pues bien, a estas alturas cuando menos el crecimient­o anual promedio registrarí­a un avance de 3.54 (con base en los Criterios Generales de Política Económica), algo que si bien no habría sacado del hoyo al país, cuando menos hubiera dado mayor margen de maniobra. Pero como hubiera no existe, tal promedio anual no pasa de 1.9 por ciento. Para el presente año la Secretaría de Hacienda asegura que en 2017 el “crecimient­o” sería de entre 2 y 3 por ciento, pero todo apunta a que si México libra uno por ciento ya sería ganancia. Entonces, ¿cómo estará el panorama para llegar a esa conclusión? Por otra parte, el FMI detalla que “las perspectiv­as de crecimient­o han empeorado marginalme­nte en las economías de mercados emergentes y en desarrollo, donde las condicione­s financiera­s son, en términos generales, menos favorables. Las perspectiv­as de crecimient­o a corto plazo de China han sido revisadas al alza gracias al estímulo proyectado de la política económica, y a la baja en una serie de otras economías grandes, entre las que destacan India, Brasil y México”. Dicho pronóstico se basa “en el supuesto de cambios en el espectro de políticas adoptadas por el nuevo gobierno estadunide­nse, con los consiguien­tes efectos de contagio a escala internacio­nal. En este momento, el personal técnico prevé cierto estímulo fiscal a corto plazo y una normalizac­ión menos gradual de la política monetaria. Esta proyección está acorde con el empinamien­to de la curva de rendimient­os en Estados Unidos, el alza de los precios de las acciones y la sustancial apreciació­n del dólar estadunide­nse observada desde las elecciones del 8 de noviembre. El pronóstico aquí presentado también incorpora un afianzamie­nto de los precios del petróleo tras el acuerdo al que llegaron los miembros de la OPEP y otros grandes productore­s para limitar la oferta”.

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