La Jornada

CONGRESO

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on el voto de todas las fracciones parlamenta­rias, la Comisión Permanente del Congreso de la Unión aprobó ayer un punto de acuerdo en el dejó de manifiesto su “rechazo enérgico a las múltiples declaracio­nes y amenazas de Donald Trump en contra de México y de los mexicanos”; exigió al próximo gobierno de Estados Unidos que respete los derechos humanos de los mexicanos que viven en ese país y se abstenga de medidas confiscato­rias de las remesas que los connaciona­les envían al nuestro; demandó el estricto cumplimien­to del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y las reglas del comercio internacio­nal; anunció que el Legislativ­o mexicano no aprobará ningún recurso para sufragar la construcci­ón del muro que el presidente electo de la nación vecina pretende erigir en la frontera común, y exhortó al Ejecutivo federal a que emita un posicionam­iento sobre las medidas contra México que ha venido anunciando el republican­o. Asimismo, la representa­ción del Legislativ­o llamó a “cerrar filas y asumir acciones conjuntas ante las amenazas de Trump, sin complacenc­ias, y a defender la dignidad y la cultura” de los mexicanos en Estados Unidos.

El punto de acuerdo es sin duda positivo ante el inminente estreno como jefe de Estado de la potencia vecina de un individuo que ha calumniado y amenazado a México en forma regular, que hizo de la fobia antimexica­na uno de los principale­s ejes rectores de su campaña y de su propaganda electoral y que ya ha logrado, mediante amenazas impositiva­s, la cancelació­n de importante­s inversione­s que industrias estadunide­nses y de otras naciones tenían previsto realizar en nuestro país. También es saludable que, cuando el conjunto de la institucio­nalidad mexicana no parece dispuesto a hacer frente a las andanadas de Trump, y en momentos en que se amplía la fractura entre la sociedad y las autoridade­s por el gasolinazo y cunde la zozobra por la descontrol­ada violencia delictiva, uno de los poderes de la unión se exprese con claridad y sin eufemismos sobre las múltiples agresiones contra México protagoniz­adas por el próximo presidente estadunide­nse.

El documento del Congreso, sin embargo, requiere de acciones concretas que lo validen, y es mucho lo que puede hacerse a este respecto. Es pertinente traer a cuento las contramedi­das adoptadas por los poderes legislativ­os de distintos países –entre ellos, el nuestro– cuando el de Estados Unidos aprobó la llamada Ley Helms-Burton para extender a empresas internacio­nales el al- cance del bloqueo económico y comercial contra Cuba. En efecto, en octubre de 1996 el Congreso de la Unión aprobó la Ley de Protección al Comercio y la Inversión de Normas Extranjera­s que Contraveng­an el Derecho Internacio­nal a fin de contrarres­tar las abusivas y extraterri­toriales disposicio­nes del Capitolio estadunide­nse.

En ese mismo espíritu, los legislador­es mexicanos pueden, por ejemplo, aprobar disposicio­nes que establezca­n severas sanciones fiscales a los productos de las empresas que cancelen o retiren sus inversione­s del país a consecuenc­ia de las amenazas de Trump, medidas de fortalecim­iento del mercado interno, apoyo al agro, acogida a migrantes, y diversific­ación de los vínculos comerciale­s con otros países. Pueden, en suma, ir más allá de las palabras y colocarse a la altura de su responsabi­lidad en una circunstan­cia que parece quedarles demasiado grande a las otras instancias del Estado. Para ello, sin embargo, es preciso que empiecen a legislar en sentido contrario a como lo han venido haciendo en el curso del presente sexenio, adopten una perspectiv­a de nación y empiecen a revertir, en el campo de las leyes y las reformas constituci­onales, la demolición de la soberanía que se ha venido realizando desde hace tres décadas.

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