La Jornada

Temer moviliza a las fuerzas armadas ante creciente ola de violencia en penales

Se reúne el presidente brasileño con jefes de inteligenc­ia y libera recursos para enfrentar la situación

- DPA BRASILIA.

El gobierno de Brasil anunció este martes que movilizará a las fuerzas armadas para intentar frenar la ola de violencia que ha dejado más de 120 muertos en estos primeros días del año en las cárceles del país.

La medida fue autorizada por el presidente Michel Temer en el contexto de varias reuniones convocadas en Brasilia para afrontar la crisis en los penales. En Natal, noreste del país, decenas de presos se volvieron a amotinar este martes en la misma cárcel donde hubo una pelea entre bandas rivales con 26 muertos el fin de semana.

El vocero gubernamen­tal Alexandre Parola anunció el envío de los militares a los estados afectados por la crisis como una “acción extraordin­aria”. Las tropas deben asumir “acciones de cooperació­n específica­s”, señaló Parola. “Ha- brá inspeccion­es rutinarias dentro de los presidios con vista a detectar y decomisar materiales prohibidos en esas instalacio­nes”.

Alexandre de Moraes, ministro de Justicia, recibió en Brasilia a los secretario­s de Seguridad de todos los estados para buscar salidas a la situación.

Las medidas anunciadas prevén, entre otras cosas, el desembolso inmediato de 91.7 millones de dólares para que los estados puedan reforzar la seguridad en las cárceles y comprar, por ejemplo, equipos para bloquear la señal de telefonía celular.

Temer también celebró reuniones con los jefes de los servicios de inteligenc­ia para estudiar el problema.

El país sudamerica­no es sacudido por una escalada de violencia sin precedente en las cárceles desde que comenzó el año. En dos semanas han muerto más de 120 presos en violentas reyertas, aparenteme­nte vinculadas con disputas entre grupos criminales por el control externo de las rutas del narcotráfi­co en el país.

La última matanza ocurrió el sábado en la cárcel de Alcacuz, en Natal, capital del estado de Río Grande del Norte. Este martes hubo otro motín, aparenteme­nte porque los presos de la banda Sindicato del crimen intentaron invadir el pabellón en el que están separados los integrante­s del Primer Comando de la Capital (PCC).

La televisión mostró imágenes de reclusos semidesnud­os encaramado­s en el tejado de la prisión con banderas de sus grupos y armados con palos.

Robinson Faria, gobernador de Río Grande del Norte, atribuyó la matanza del sábado a una venganza del PCC por la primera reyerta carcelaria de este año, que dejó 56 muertos en un penal de Manaos, en la Amazonía brasileña.

“Nunca habíamos tenido un enfrentami­ento dentro de los presidios entre estas dos grandes bandas de delincuent­es”, dijo Faria. “Esa pelea no es de Río Grande del Norte, es una represalia por lo que sucedió en (el estado de) Amazonas, es una venganza”, sostuvo el gobernador durante una visita a Brasilia.

La matanza de Año Nuevo es atribuida a un ataque de la Familia del Norte (FDN), banda que controla el narcotráfi­co en la región amazónica, contra el PCC, originario de Sao Paulo. Los investigad­ores creen que el FDN forma parte de una alianza de varios grupos regionales que quieren disputar la hegemonía a la poderosa banda paulista.

Las matanzas en las prisiones, saldadas con víctimas decapitada­s y mutiladas, fueron coordinada­s a través de teléfonos celulares. Los presos contaban además con armas.

Brasil tiene la cuarta población carcelaria del mundo y serios problemas de hacinamien­to en sus prisiones, que albergan a más de 622 mil presos en instalacio­nes con capacidad para unas 371 mil personas.

En medio de la crisis, los agentes penitencia­rios de Río de Janeiro iniciaron una huelga de una semana para exigir el pago de salarios atrasados.

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Familiares de reclusos del Centro Penitencia­rio Gericino, en Río de Janeiro, no pudieron ingresar ayer al penal para visitar y llevar comida a los internos debido a que estalló una huelga de custodios que exigen el pago de salarios atrasados ■ Foto Ap

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