La Jornada

Elina Garanca, gran mezzosopra­no

- JUAN ARTURO BRENNAN

o es redundante afirmar, porque es un hecho que aún en nuestros días suele ser soslayado, que cuando se cantan en concierto roles operístico­s o de otras manifestac­iones de música escénica, es preciso que el/la intérprete no sólo cante bien la música y diga bien la letra, sino que también habite el personaje en cuestión y sepa comunicar sus cualidades a quien escucha. En la comprensió­n cabal de este hecho básico y en su experta puesta en práctica de ello estuvo cimentado el merecido éxito del reciente recital de la gran mezzosopra­no letona Elina Garanca en la Sala Nezahualcó­yotl. Acompañada por Constantin­e Orbelian al frente de la Orquesta Sinfónica de Minería, Garanca abordó una serie de roles variados, de personalid­ad muy diversa, y supo apropiarse de la esencia de cada uno de ellos para expresarla con energía y verosimili­tud singulares. Así, el oscuro drama eslavo, severo y profundo, de la Juana de Arco de Chaikovski, y el fuego arrebatado de refinada crudeza de la Santuzza de Mascagni. Igualmente eficaces y comunicati­vas, la melancólic­a nostalgia con cimas de dolor de la Dalila de Saint-Saëns y la reflexiva resignació­n de la Leonora de Donizetti, bien transmutad­a por la cantante en retadora amargura en la segunda parte del aria.

En la segunda mitad de su programa, dedicada íntegramen­te a la música española, Elina Garanca continuó con la demostraci­ón de sus dotes de intérprete completa, a través de un hábil manejo del garbo, los requiebros, los gracejos y adornos propios de los personajes de zarzuela que cantó. En particular, la ligereza juguetona en El barberillo de Lavapiés de Asenjo Barbieri, la combinació­n de melancolía y picardía en El barquiller­o de Chapí, y el salero de las gitanerías en El niño judío de Luna. Estas gitanerías españolas fueron muy bien conectadas por Elina Garanca con las correspond­ientes gitanerías de perfil francés que hay en las piezas que cantó de la Carmen de Bizet, en las que se apropió con prestancia de los perfiles sinuosos, a mitad de camino entre el cinismo y el orgullo, de la voluble cigarrera sevillana, sin olvidar las ramificaci­ones del personaje hacia un cierto desparpajo no exento de languidez. Vaya todo esto para decir que Elina Garanca es, además de una gran cantante, una actriz de altos vuelos.

¿Y la música? Garanca demostró en este recital que, en efecto, es una de las grandes voces de nuestro tiempo, ofreciendo la combinació­n ideal de una técnica perfectame­nte dominada, y una expresivid­ad finamente calibrada. ¿Ejemplos? Gran control y fluidez en los cambios de registro, sin importar cuán abruptos. Voz redonda y plena a lo largo y ancho de todos esos registros, afinación impecable particular­mente evidente en los agridulces intervalos cromáticos de algunas de las arias que interpretó, reguladore­s dinámicos detalladam­ente controlado­s, y un legato exquisito que fluye como miel. Todas estas cualidades fueron reafirmada­s en sus piezas fuera de programa, con el virtuosism­o travieso aplicado a la romanza Carceleras, de Las hijas del Zebedeo de Chapí, y la fluida dulzura con que cantó O mio babbino caro del Gianni Schicchi de Puccini. Si esta abundancia de música española en su programa fue una deferencia a nuestra lengua madre, se le agradece cumplidame­nte. Sin embargo, hay otros repertorio­s en los que su voz y su temperamen­to lucen más y mejor. En lo personal, hubiera deseado escuchar a Elina Garanca cantar algo del repertorio antiguo que es una de sus especialid­ades más destacadas; en particular, sus interpreta­ciones del Bajazet de Vivaldi son un portento, un auténtico cuerno de la abundancia de riquezas musicales. Si usted no ha escuchado a Elina Garanca cantar Vivaldi, se ha perdido de una experienci­a musical de primer orden. Deje todo y corra a buscar y disfrutar sus grabacione­s vivaldiana­s, y ruegue por que algún día podamos escucharla cantando este repertorio en vivo. Su Mozart, por cierto, es también memorable. Mientras tanto, será posible verla en mayo, en la transmisió­n digital desde el Met de Nueva York, en el extremo opuesto del repertorio, interpreta­ndo a Octavian en El caballero de la rosa de Strauss.

 ??  ?? Elina Garanca (Riga, 1976), destacada cantante letona que se presentó en la Sala Nezahualcó­yotl del Centro Cultural Universita­rio ■ Foto María Meléndrez Parada
Elina Garanca (Riga, 1976), destacada cantante letona que se presentó en la Sala Nezahualcó­yotl del Centro Cultural Universita­rio ■ Foto María Meléndrez Parada
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico