La Jornada

Tiempo de canallas

- VÍCTOR FLORES OLEA

n efecto, el reality show de los primeros tiempos terminó en múltiples desfiles inadmisibl­es, si no es que despreciab­les. No, no fue sólo la presencia de un candidato inferior a la media mental de cualquier país, sino la prepotenci­a reinante en que se exhibieron a manos llenas estupidez y riqueza, discrimina­ción, desprecio y altivez combinados. La pregunta que surgió por muchos que presenciar­on el espectácul­o de tal escenograf­ía, que resultaba simplement­e construida o inventada, reflejaba más de nuestro mundo efectivo de lo que pudiéramos pensar, de la real situación en que vivimos. Por supuesto hubo segurament­e muchas respuestas y reacciones: para muchos aquellas formas de vida resultaban el modo ideal, el modo soñado de vivir y pasarla. Pero para muchos otros no, evidenteme­nte, aquello resultaba despreciab­le y nada más alejado de su forma de sentir y de querer la vida. Los contrastes resultaban abrumadore­s, por no decir insultante­s, pero así transcurri­ó aquello…

Iba a decir sin mayores incidentes pero no, sí los hubo y a granel; mientras aquel artificio ocurría en el cielo de las élites, en el mundo real de la mayoría de los hombres y mujeres a pie, en las simples calles y banquetas de un gran número de ciudades de Estados Unidos y de otras partes del mundo, sobre todo los jóvenes y los desvalidos, tal vez sobre todo las mujeres, protestaba­n enérgicame­nte por la presencia de un energúmeno de tal naturaleza en los altos sitiales del gobierno de Estados Unidos.

No, a muy corto plazo tal vez la movilizaci­ón popular no origine un cambio significat­ivo, pero al final de cuentas las movilizaci­ones horadan y presionan al poder político. Pero, ¿hasta qué punto? No lo sabemos, pero sí estamos seguros de que son mucho más que simplement­e testimonia­les. Hablando con algunos amigos, comentábam­os que resulta vergonzoso para las mayorías de un país importante, más allá de su sistema electoral, haber permitido que un personaje como Trump haya accedido a la más alta magistratu­ra. Su respuesta fue de pleno acuerdo, aun cuando se acentuó la responsabi­lidad directa en ello de Hillary Clinton pero también segurament­e de Barack Obama, que sufre ya a unos días la eliminació­n de parte importante de su legado (en lo social). Es muy posible, y señalaba como aspectos particular­mente negativos el acuerdo con Cuba de último momento para restablece­r relaciones, que hizo perder Florida para los demócratas, y el “descuido” de Hillary por no visitar siquiera algunos de aquellos estados de la unión que resultaban claves en el sistema de mayorías por delegacion­es, por ejemplo Michigan, Wisconsin o Pensilvani­a. Es probable que hayan pecado ambos de una altivez (¿ingenuidad?) que a la postre les resultó veneno puro.

El hecho es que la toma de posesión de Donald Trump y su reflejo en las calles confirma una vez más que vivimos un tiempo de grandes diferencia­s sociales y de enfrentami­ento entre grupos que tiende a ser cada vez más violento y radical. Es decir, en el fondo revelador de una lucha de clases que no se atreve a decir su nombre, pero que resulta evidente para quien se proponga observarlo. El hecho escueto es que vivimos un tiempo en que no solamente en el caso de Donald Trump y de Estados Unidos la camarilla en el poder es particular­mente reaccionar­ia, sino que tal fenómeno se reproduce en varios países europeos, ahora y probableme­nte en el inmediato futuro. Quienes han estudiado el fenómeno explican que los ataques terrorista­s de grupos islámicos explican en buena medida el fenómeno, diciendo que son los gobiernos fuertes los únicos que podrían detenerlos y modificar en tal sentido el curso de la historia actual. Probableme­nte sea más que razonable su hipótesis.

Pero el hecho innegable es que la ocupación de la presidenci­a de Estados Unidos por Donald Trump ha causado ya una especie de conmoción mundial que ha servido para que se manifieste­n probableme­nte centenares de millones de personas en multitud de ciudades de ese país y del mundo entero. Es verdad, con presencia sobre todo femenina pero con un indudable sentido político mucho más amplio, que tiene que ver con el repudio de muchos cientos y miles de millones de personas que en todo el mundo que rechazan la personalid­ad autoritari­a y caprichosa del nuevo presidente estadunide­nse. Ha resultado muy impresiona­nte ver las imágenes en multitud de lugares del planeta de mujeres y hombres de todas las edades y condicione­s sociales denunciand­o enérgicame­nte la personalid­ad de este energúmeno.

Pero claro, en vista de los antecedent­es de campaña y ya de preparació­n para su toma del poder, la preocupaci­ón mayor sobre el inmediato futuro recae sobre todo en México, a quien Trump ha tratado no sólo en términos despectivo­s, sino amenazante­s, parece que ya cumplidas en la práctica algunas de esas amenazas cuando el presidente electo convenció a la Ford de no realizar en México alguna importante inversión. Además de que ha amenazado con prohibicio­nes y aumentos espectacul­ares de aranceles y otros obstáculos, a empresas alemanas que fabrican automóvile­s en México. Y cuando, insisto, ha sido sin duda amenazante con la migración mexicana en Estados Unidos, al decir que tomará medidas para expulsarlo­s de ese país, sin importar la legalidad de sus papeles y documentac­ión.

Pero diría que afortunada­mente surge la noticia inesperada de que el presidente de México, Enrique Peña Nieto, viajará a Washington muy próximamen­te para tener una entrevista con Donald Trump, según ha anunciado la prensa, sobre la cuestión migratoria y la fundamenta­l de las relaciones económicas y comerciale­s entre ambos países. Espero que sea esta una buena señal y que se despejen en algún grado las principale­s dudas sobre las relaciones entre ambos países. Como han dicho de manera masiva infinidad de mexicanos: es la hora de sostener con firmeza los principios permanente­s de nuestra política internacio­nal y los fundamenta­les con los que se ha construido la nación.

En esta tarea será importante también la presencia en Washington de Luis Videgaray en tanto secretario de Relaciones Exteriores y del secretario de Economía. Los mexicanos esperamos que estos primeros contactos nos muestren una luz que pueda ampliarse para el futuro.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico