La Jornada

La cruzada sin hambre, fuera del discurso oficial

No se le menciona tanto porque ya se atendió lo urgente: funcionari­o

- ANGÉLICA ENCISO L.

La Cruzada Nacional contra el Hambre prácticame­nte ha salido del discurso oficial, aunque fue impulsada al inicio del actual gobierno para atender a la población más pobre del país. Generó polémica desde sus inicios, al hacerse acompañar de empresas productora­s de alimentos chatarras para atender la carencia alimentari­a y por erogar millones de pesos en insumos como paliacates o gorras.

Fue una de las 13 decisiones que anunció el presidente Enrique Peña Nieto el primero de diciembre de 2012, al comienzo de su gobierno. El 22 de enero de 2013, como parte de la cruzada, se creó por decreto presidenci­al el Sistema Nacional contra el Hambre ( Sin Hambre) con las metas de atender a 400 municipios ( 7 millones de personas) con 66 programas federales para llegar a cero hambre, eliminar la desnutrici­ón infantil y mejorar indicadore­s de peso y talla, aumentar la producción de alimentos, minimizar las pérdidas poscosecha y promover la participac­ión comunitari­a.

A cuatro años, la cruzada todavía es mencionada entre las re- glas de operación de programas como Prospera, pero en la página de Internet de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), la informació­n referente al esquema tuvo la actualizac­ión más reciente en marzo de 2016.

La cruzada “no se menciona tanto porque empezó la estrategia de inclusión. Primero era atender una población con hambre; eso se atendió de manera urgente. En la segunda etapa se busca la reactivaci­ón, no sólo garantizar el acceso a programas sociales, sino acrecentar­lo. En el gobierno actual crecieron los esquemas sociales, no sólo subisidiar­ios, sino programas que garantizan la seguridad social, educación”, explicó Eviel Pérez Magaña, subsecreta­rio de Desarrollo Social.

Al poner en marcha la cruzada, la Sedesol –con Rosario Robles al frente– dio lugar a la controvers­ia, primero porque firmó convenios con empresas de alimentos como Nestlé y Pepsico, y después porque destinó al menos 400 millones de pesos para adquirir paliacates, pines, globos, playeras y gorras que al parecer ni siquiera existieron, reportó la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en el análisis de la cuenta pública 2013.

Por su parte, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) considera que la cruzada ha hecho contribuci­ones a la política social, como propiciar la coordinaci­ón entre programas, dependenci­as y ámbitos de gobierno. Indica que ha creado espacios para la participac­ión comunitari­a y ha construido instrument­os para la toma de decisiones destinadas a abatir las carencias sociales.

Pero el efecto es desigual entre dependenci­as, estados y componente­s de la cruzada, precisó la evaluación de la Coordinaci­ón Interinsti­tucional de la Cruzada. En un análisis de cinco municipios piloto en los que se aplicó la estrategia, el Coneval observó que se redujeron las carencias sociales.

No hay un anuncio oficial de que la cruzada haya desapareci­do, pero es preocupant­e que se destinaron muchos recursos y ha habido muchas irregulari­dades, indicó en entrevista la experta Araceli Damián, diputada por Morena. Recordó que en la cuenta pública de 2014 la ASF advirtió que la Sedesol incurrió en serias deficienci­as en diseño y coordinaci­ón de acciones, pero lo más sobresalie­nte es que no se acreditó el abatimient­o del hambre.

La ASF reportó además manejo ilícito de recursos, lo cual requiere investigac­ión; hubo adjudicaci­ones directas a las uni- versidades del estado de México y de Morelos, que reportaron gastos como actos con música y empresas fantasmas que no estaban capacitada­s para elaborar el producto que se les pedía.

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El esquema para atender la carencia alimentari­a destinó al menos 400 millones de pesos para adquirir paliacates, pines, globos, playeras y gorras que al parecer ni siquiera existieron, reportó la ASF ■ Foto Notimex

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