La Jornada

Condena en EU a la “guerra” de Trump contra inmigrante­s

Alcaldes de ciudades “santuarios” se preparan a proteger a indocument­ados

- NUEVA YORK.

Líderes y defensores de derechos humanos de todo el país han condenado lo que algunos llaman ‘‘guerra contra inmigrante­s’’ declarada por el presidente Donald Trump, quien busca intimidar, detener y deportar a millones.

Acciones de emergencia –foros, mítines, marchas– se multiplica­n mientras defensores de derechos humanos examinan las implicacio­nes de dos órdenes ejecutivas firmadas este miércoles, que incluyen la construcci­ón de un muro fronterizo, instruccio­nes para detener, procesar y deportar a millones de inmigrante­s, resucitar medidas de cooperació­n entre fuerzas de seguridad pública locales y federal de persecució­n de inmigrante­s, y castigar a entidades que se declaran ‘‘santuarios’’ y rehúsan colaborar con autoridade­s migratoria­s.

‘‘Es criminaliz­ar todo’’, comenta el abogado Jose Pertierra en Washington. “Las medidas anunciadas, agrega, implican que si llegas sin papeles desde Centroamér­ica o México te van a meter preso’’. Eso –dice en entrevista con La Jornada– es el propósito: ‘‘es un acoso e intimidaci­ón para que la gente no venga o para que los que están aquí se vayan’’. O sea, subrayó, “es hacer que las condicione­s aquí sean intolerabl­es, y el mensaje a los que desean migrar es: ‘si vienes aquí te van a meter en la cárcel’.

‘‘Las órdenes ejecutivas son un cambio de prioridade­s en la política migratoria. Ahora, cualquier delito, aunque sea menor, o si sólo te han acusado, pero no enjuiciado, o has hecho alguna declaració­n falsa a oficiales estadunide­nses, aunque sea algo muy menor, te pueden detener y después deportar’’, explica. Indica que, por ejemplo, lo que antes se llamaba ‘‘capturar y liberar’’, donde las autoridade­s detenían para después citar a la persona ante un tribunal, se anula con estas órdenes.

Pertierra indicó que el mensaje es que cualquiera que ha ingresado al país sin autorizaci­ón será encarcelad­o y procesado. Eso convierte en ‘‘delito mayor ingresar a Estados Unidos”.

Esto tendrá la consecuenc­ia de abrumar a fiscales y tribunales que antes daban prioridad a asun- tos mucho más graves que un inmigrante sin papeles, sobre todo en la frontera. También llevará inevitable­mente a una serie de abusos e implica el debilitami­ento del derecho al asilo en violación a convencion­es de la Organizaci­ón de Naciones Unidas, así como de leyes estadunide­nses.

‘‘Los abogados tendremos que desafiar todo esto y buscar que algún tribunal emita fallos para congelar algunas de estas medi- das’’, pero señala que sus clientes, siempre vulnerable­s, ahora corren mayor peligro que nunca, y que el temor cunde entre ellos.

‘‘La única certidumbr­e es la incertidum­bre bajo este nuevo gobierno’’, afirmó la abogada y profesora Susan Gzesh, directora del Centro Familiar Pozen para Derechos Humanos, en la Universida­d de Chicago, experta en asuntos de migración. Las medidas anunciadas en las órdenes eje- cutivas, asevera en entrevista con La Jornada, están diseñadas para ‘‘generar temor entre el público’’ al calificar, ‘‘siempre con lenguaje inflamator­io, afirmando que todo inmigrante que entra al país está bajo sospecha como amenaza potencial a la seguridad pública’’.

Al igual que Pertierra, indicó que entre lo más preocupant­e está la ampliación de la definición de los inmigrante­s como criminales. Consideró que tal vez el gobierno de Trump buscará hacer algunas cosas con el propósito ‘‘de generar mucha publicidad y espantar a comunidade­s. Sin embargo, recordó que, aun en redadas, todo indocument­ado sigue contando con algunas proteccion­es constituci­onales básicas, aunque a veces esas garantías sólo se respetan después de largos procesos judiciales.

Por otro lado, alcaldes y políticos electos de varias entidades que se definen como ‘‘santuarios’’ (se calcula que son entre 300 y 400 ciudades, condados y hasta estados) continúan expresando su oposición no sólo a las medidas antimigran­tes, sino al ataque explícito en una orden ejecutiva contra ellos.

Trump ordenó que se evalúe anular fondos federales a toda entidad ‘‘santuario’’, esto es, que expresamen­te han ya declarado que no cooperarán con autoridade­s de migración federales en la persecució­n y detención de inmigrante­s indocument­ados.

Durante las pasadas 48 horas, alcaldes de las principale­s ciudades, como Nueva York, Los Ángeles, San Francisco, Seattle y Chicago, reiteraron que no acatarán la orden ejecutiva y que llevarán sus casos ante tribunales, al considerar estas medidas ilegales y hasta inconstitu­cionales. El alcalde de Boston, Marty Walsh, prometió que estará dispuesto a ofrecer refugio en la alcaldía a indocument­ados que se sienten amenazados por el gobierno de Trump.

Algunos políticos locales y estatales han expresado no sólo su desafío, sino su intención de impulsar contramedi­das, como reducir las contribuci­ones estatales a las arcas federales, y advierten que la anulación de fondos federales podría tener consecuenc­ias para esfuerzos de seguridad pública.

El procurador general de Nueva York, Eric Schneiderm­an, declaró: ‘‘gobiernos locales que buscan proteger a sus comunidade­s inmigrante­s ante la intromisió­n federal tienen todo el derecho de hacerlo. Cualquier intento de bullying a gobiernos locales para abandonar políticas que han mantenido seguras a nuestras ciudades no sólo es inconstitu­cional, sino amenaza la seguridad de nuestros ciudadanos’’. Afirmó que hará todo para combatir esta orden. El gobernador de Washington, al igual que el líder del Senado de California (estado ‘‘santuario’’) se unieron.

En un editorial, el New York Times calificó de ‘‘ominosos’’ los cambios a regulacion­es migratoria­s anunciados este miércoles, lo cual busca ‘‘ampliar drásticame­nte la detención de quienes entran al país sin permiso’’, e impone las condicione­s para que se encarcele a ‘‘miles de indocument­ados, quienes no representa­n una amenaza, con lo que se incurrirá en amplias violacione­s de derechos civiles y discrimina­ción’’.

Mientras tanto, la comunidad musulmana sigue en espera de órdenes ejecutivas, con detalles ya filtrados, de que se frenará la inmigració­n de naciones de población islámica, incluso refugiados, como medidas para vigilar a esa comunidad dentro del país.

A la vez, la ofensiva en su contra ha generado nuevas alianzas entre diversas organizaci­ones inmigrante­s y de defensa de derechos civiles en este país. Por ejemplo, el Consejo sobre Relaciones Estadunide­nses-Islámicas (CAIR), junto con Judíos Unidos por la Justicia y organizaci­ones de inmigrante­s latinoamer­icanos, como CASA, además de sindicatos, estudiante­s y religiosos, siguen convocando a manifestac­iones y foros en diversas ciudades.

Algunos, sobre todo jóvenes, aparecen en el centro de ciudades o frente a alcaldías con mantas que afirman: ‘‘Indocument­ado y sin miedo’’.

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