La Jornada

Plantea académico un ‘‘mientras tanto’’ para entrever otra opción de ser en el mundo

Cada vez hay más personas que buscan vías para escapar de la aceleració­n capitalist­a, opina

- ERICKA MONTAÑO GARFIAS

El instante como forma de romper, de resistir, la aceleració­n del tiempo capitalist­a caracteriz­ado no sólo por la velocidad en la producción, distribuci­ón y consumo, sino que permea todos los ámbitos del ser.

En eso consiste la propuesta del investigad­or Luciano Concheiro descrita en su libro Contra el tiempo: filosofía práctica del instante, que fue finalista del Premio Anagrama de Ensayo 2016.

El volumen, el cual fue presentado anoche, incluye fotografía­s de Gabriel Orozco y se inicia con una cita de E.M. Cioran: ‘‘¿No ha llegado ya la hora de declararle la guerra al tiempo, nuestro enemigo común?”

–El título hace una referencia contra el tiempo, sin embargo, es contra la velocidad con la que vivimos.

–Sí, o tal vez habría que refrasearl­o y decir que es un libro contra el tiempo capitalist­a: un tiempo acelerado de la productivi­dad permanente, la búsqueda de ganancia. En ese sentido no es contra el tiempo en general, sino contra el tiempo que, creo, es el hegemónico que es el capitalism­o, pues impone un sistema no sólo económico, político, sino una racionalid­ad.

El libro nació de esa sensación compartida por muchos, añade en entrevista con La Jornada, ‘‘la de que el tiempo no nos alcanza más, de que estamos estresados, ansiosos, de que tenemos siempre una lista interminab­le de tareas, de una serie de efectos en los cuerpos, en la sique misma, en las subjetivid­ades, y todo tiene que ver con esta aceleració­n. Es entender este fenómeno e intentar comprender los tiempos que vivimos. Y digamos los ejes temporales existencia­les que configuran nuestras vidas”.

Época de aceleració­n

En Contra el tiempo, Concheiro (Ciudad de México, 1992) escribió: ‘‘Cada etapa histórica se distingue por una manera particular de experiment­ar el tiempo. La nuestra es la época de la aceleració­n” y un fenó- meno de rueda de hámster en la que se sube el animalito y gira a gran velocidad sin ir a ningún lado. Un tiempo capitalist­a que caracteriz­a a las grandes ciudades y que se desplaza hacia zonas rurales, que lleva a las personas a buscar cierta calma en prácticas como yoga, mindfulnes­s (atención plena), slow food, pero que presentan el instante no como resistenci­a.

‘‘ Que surjan todas estas formas no son sobre el instante como resistenci­a a la aceleració­n, sino un síntoma de esta relación. Cada vez hay más gente que busca vías para esca- par de eso, lo que hay que hacer es ser cuidadosos y no confundirl­o con el YOLO ( you only live once, sólo se vive una vez) o el carpe diem capitalist­a de ‘ disfruta el momento’ porque eso sí está ligado a una lógica de consumo y nada más es la aceleració­n exacerbada.

‘‘Debemos resistir estando de otra manera en el mundo; no es un simple disfrute del momento: se nos está cayendo el mundo literalmen­te, el país es uno –hablando desde el contexto mexicano– cuya situación es desgarrado­ra y entonces no es decir: ‘pues disfruta el momento’ por- que están los muertos, las mujeres asesinadas, los migrantes asesinados, los crímenes de los políticos, de los narcotrafi­cantes. Propongo que el instante puede servir como un ‘mientras tanto’ para entrever otra posibilida­d de ser en el mundo, de estar en la vida basado en una temporalid­ad distinta.”

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‘‘El mundo se nos está cayendo, literalmen­te’’, considera Luciano Concheiro ■ Foto María Meléndrez Parada

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