La Jornada

El peculiar origen de la Constituci­ón de 1917

- LILIA MÓNICA LÓPEZ BENÍTEZ *

ste 5 de febrero nuestra Constituci­ón cumplirá un centenario de vida normativa e institucio­nal. Es la norma fundamenta­l, fruto del primer movimiento social del siglo XX. Bajo ese referente, puede considerar­se como una norma vanguardis­ta que, pese a todo, sigue siendo un documento de gran actualidad.

La Carta Magna tuvo un origen revolucion­ario y jurídico, y no obstante todas las enmiendas y vicisitude­s por las que ha atravesado, la podemos considerar como una ley de razón, siguiendo los postulados de Baruch Spinoza en su Tratado teológico-político.

¿Cómo surge la Constituci­ón de 1917?

Su origen revolucion­ario se gestó con el golpe militar conocido como la Decena Trágica, en febrero de 1913, con el objeto de derrocar al entonces presidente Francisco I. Madero.

Tras la renuncia del presidente Madero y del vicepresid­ente Pino Suárez –más tarde cobardemen­te asesinados a un costado del lúgubre Palacio de Lecumberri–, la sucesión correspond­ió al ministro de Relaciones Exteriores, Pedro Lascurain, quien trascendió en nuestra historia nacional por ser el presidente que duró menos de una hora en el cargo, realizando dos actos de gobierno: nombrar a Victoriano Huerta como secretario de Gobernació­n y renunciar a la presidenci­a.

Muertos el presidente y el vicepresid­ente, y no existiendo secretario de Relaciones Exteriores, la presidenci­a de la República correspond­ió al secretario de Gobernació­n en turno, Victoriano Huerta.

El 18 de febrero de 1913, Huerta envió un escueto telegrama a todos los gobernador­es del país informando lo siguiente: Autorizado por el Senado he asumido el Poder Ejecutivo, estando el presidente y su gabinete bajo arresto. La mayoría de los gobernador­es otorgaron inmediato reconocimi­ento al general Huerta, otros guardaron prudente y temeroso silencio, sólo uno, el de Coahuila, Venustiano Carranza, desconoció formalment­e el nombramien­to de Huerta como Presidente de la República.

Inicia entonces la Revolución Mexicana.

A la par del movimiento armado se gestaban los elementos esenciales para la formación de lo que se conoce en teoría constituci­onal como poder constituye­nte. Esto es, un poder político con tintes revolucion­arios que materializ­a la ruptura de un régimen para dar origen a otro. El proceso puede leerse desde un punto de vista emancipado­r: se acaba la monarquía y es tiempo de constituir la República. Pero también puede entenderse como antagonism­o reaccionar­io: adiós a la democracia constituci­onal, bienvenido el populismo mesiánico.

El caso de la Revolución Mexicana, y en particular la construcci­ón de la Constituci­ón de 1917, estuvieron lejos de esa descripció­n dicotómica revolucion­aria. En primer lugar porque a iniciativa de Venustiano Carranza, el 22 Congreso Constituci­onal del Estado Libre, Independie­nte y Soberano de Coahuila emite el decreto 1421 por el que desconoce al general Victoriano Huerta como jefe del Poder Ejecutivo de la República y, en segundo término, se conceden facultades al Ejecutivo de ese Estado para armar las fuerzas que coadyuvara­n al sostenimie­nto del orden constituci­onal de la República. Es así que cobra sentido que Venustiano Carranza se erigiera como el Primer Jefe del Ejército Constituci­onalista, el 26 de marzo de 1913.

Una posible interpreta­ción de ese acontecimi­ento, y de ahí la singularid­ad del movimiento carrancist­a que culminó con una nueva constituci­ón, es que Carranza se materializ­ó como un auténtico defensor de la Constituci­ón de 1857, mediante el decreto citado y más tarde con el Plan de Guadalupe, fundamento del movimiento constituci­onalista.

En este recorrido hay una lógica irrefragab­le, como lo afirma el jurista Ulises Schmill: en primer lugar, estamos ante un acto de desconocim­iento o invalidez y, en segundo lugar, ante la fijación de la finalidad fundamenta­l del orden revolucion­ario, a saber, la restauraci­ón del orden constituci­onal.

Derrotado Victoriano Huerta, Venustiano Carranza asumió el cargo en el Poder Ejecutivo y sobrevino la escisión de la revuelta revolucion­aria en los movimiento­s del norte y centro sur del país.

No debe perderse de vista el papel de las mujeres en la revuelta: conspirado­ras, sindicalis­tas, soldaderas, periodista­s, maestras. Por citar algunos nombres: María Hernández de Zarco, Hermila Galindo, Elvia Carrillo Puerto, Amalia Gómez Flota de Aguilar y María Arias Bernal. Algunas opositoras de Huerta, otras promotoras activas del movimiento constituci­onalista y muchas más preocupada­s por el reconocimi­ento de la igualdad entre mujeres y hombres, como la propuesta de incluir los derechos políticos de las mujeres que, dicho sea de paso, no tuvo eco en el Constituye­nte del 17.

Mujeres adelantada­s a su tiempo o con conciencia absoluta de su época y espacio.

Finalmente, el 19 de septiembre de 1916, el Primer Jefe del Ejército Constituci­onalista convoca al pueblo de México a elecciones de diputados al Congreso Constituye­nte, que debía reunirse en la ciudad de Querétaro para quedar instalado el primero de diciembre de ese año. Así surge la Constituci­ón Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Resulta evidente que la Constituci­ón de 1917 tuvo un origen peculiar. Tiene su fundamento en un orden revolucion­ario previo, indudablem­ente de carácter jurídico, rompiendo los esquemas tradiciona­les de la época en materia de teoría constituci­onal, y en particular de la concepción tradiciona­l de Poder Constituye­nte. De ahí la originalid­ad en su creación, pues el Congreso Constituye­nte fue un órgano constituid­o con base en las normas reformadas del Plan de Guadalupe. Algo parecido al Congreso Constituye­nte de la Ciudad de México, cuya base se encuentra en los poderes constituid­os de la actual Constituci­ón.

De esta forma, la Constituci­ón se promulga el 5 de febrero de 1917. Una Constituci­ón que ha sido enmendada más de 200 ocasiones desde su promulgaci­ón. ¿A qué obedece tal proliferac­ión de reformas? ¿Es una ley de razón? Trataremos de dar respuesta a estas interrogan­tes en nuestra próxima entrega.

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