La Jornada

Aborda montaje la importanci­a de que los niños expresen sus anhelos

El espectácul­o unipersona­l va dirigido a pequeños de 11 años en adelante

- CARLOS PAUL

Bambis dientes de leche es el título del montaje unipersona­l que gira en torno a un pequeño de cinco años a quien no le gusta el futbol, pero le gusta que a sus papás les agrade.

La historia da cuenta de los anhelos, miedos, fantasías, complejos, ilusiones, dudas, momentos de felicidad e insegurida­des del pequeño Juan, a quien amigos y adultos le notan cierta “incapacida­d social”, una especie de carencia para relacionar­se.

El protagonis­ta de la historia, escrita e interpreta­da por Antón Araiza con singular sentido del humor, evoca su infancia en pleno año mundialist­a futbolero, en 1986, cuando le celebran su fiesta “temática” de cumpleaños, en la que servilleta­s, pastel, globos, platos y hasta la botarga eran sobre el personaje de la película ET, el extraterre­stre.

Celebració­n de cinco años que se vuelve un vía crucis para el pequeño, pues además de su “incapacida­d social” siente fobia por don Facundo y sus ratitas, uno de los animadores de la fiesta.

Juan recuerda también el día en que su papá tuvo intención de inscribirl­o en las fuerzas básicas del club América y llegó a ser parte del equipo Bambis, categoría dientes de leche, así como la emoción que sintió al lograr llenar un álbum con estampas de los jugadores del Mundial.

Evoca el asombro que le causó observar por televisión, por primera vez, cómo hacían la ola los aficionado­s en un partido de futbol.

A ritmo de tap

Igual recuerda los encuentros en los que participó, en los que padres de familia alentaban a los niños, “cuando somos hijos de cualquier padre, de cualquier madre”. Revive también la euforia de los goles que les dieron el triunfo durante el encuentro entre los Bambis y los Tigres Pintitos. También cuando a los 12 años fue tomado de la mano por un jugador profesiona­l y caminó por un túnel hacia la cancha, donde en las gradas esperaban miles de aficionado­s.

Así, entre otras vicisitude­s, el futbol es pretexto para hablar de lo que no le gusta al pequeño Juan, pero de lo que sí le apasiona en secreto: “hacer sonar los zapatos”.

Dirigido por David Jiménez Sánchez, Araiza relata la historia bailando tap y con un mínimo de elementos sobre escena: una cubeta con agua, un trapeador y un piso rectangula­r de lona por el que se desliza.

Con iluminació­n y vestuario de Raúl Carrillo, Bambis dientes de leche está dirigida a pequeños de 11 años en adelante. Habla de las circunstan­cias que empujan a ciertas decisiones y de la importanci­a de que los pequeños expresen sus gustos y anhelos.

Auspiciado por la compañía Ocho Metros Cúbicos, el espectácul­os unipersona­l se presenta lunes y martes a las 20 horas en la sala Xavier Villaurrut­ia del Centro Cultural del Bosque (CCB), ubicado en Reforma y Campo Marte, estación Auditorio del Metro).

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