La Jornada

No hay atajo para el progreso en México, sólo la educación, considera la OCDE

El próximo gobierno “no debe detener” la reforma educativa, dice

- LAURA POY SOLANO

México “no puede tomar ningún atajo” para impulsar el desarrollo de buenas habilidade­s en la población, “el único camino es seguir preparando a las personas y usar la educación como una escalera para el progreso”, afirmó Andreas Schleicher, director de educación en la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE), quien destacó que el próximo cambio de gobierno en 2018 “no debe detener” la implementa­ción de la reforma educativa.

Agregó que las modificaci­ones a los artículos tercero y 73 constituci­onales “deben seguir y ser coherentes en todo el sistema educativo. Se debe tener fidelidad en su implementa­ción”. Sin embargo, consideró que la reforma tardará una década para “transforma­r el ambiente educativo, porque no se trata de ponerlo en un papel, es mucho más complejo que eso”.

En entrevista, destacó que ante las tensiones entre México y Estados Unidos es necesario reconocer que “el mundo se está volviendo cada vez más incierto, más ambiguo y volátil. Y por eso la docencia no es sólo enseñar algo, sino preparar a los jóvenes con las coordenada­s de navegación para que encuentren cuáles son sus capacidade­s y puedan cambiar el mundo”.

Indicó que los desafíos para una nación como México “son enormes, pero también ha habido avances en el pasado”. Recordó la aprobación de una reforma constituci­onal en educación y la creación de un nuevo modelo formativo es algo que “no podíamos pensar hace 10 años”, pero, reconoció, el desafío es “cumplir las promesas” para fortalecer la profesión docente.

Antes, en reunión con medios de informació­n, destacó los principale­s hallazgos del Programa Internacio­nal para la Evaluación de los Estudiante­s (PISA, por sus si- glas en inglés), en los que subrayó que es necesario no sólo invertir en educación, sino hacerlo de forma correcta, por lo que exhortó a que el país duplique los fondos públicos que destina al sector.

Llamó a aplicar a corto plazo acciones que fortalezca­n la transparen­cia de la educación y sus resultados; invertir, de forma rigurosa, en la calidad de la educación y de los docentes; otorgar reconocimi­ento público a su tarea, y promover un mayor grado de exigencia en la sociedad con respecto a la educación de cali- dad, pues –afirmó– las expectativ­as “siguen siendo débiles”.

En cuanto a la posibilida­d de que el sistema educativo nacional deba atender a un número mayor de alumnos provientes de Estados Unidos, indicó que en el pasado México logró expandir su capacidad de cobertura, pues en 2000 menos de 50 por ciento de quienes tenían 15 años –dijo– estaban matriculad­os, y para 2016 la cifra fue de 65 por ciento.

“No es tanto el tamaño del sistema, sino que el reto es mejorar la calidad para atender a esos jóvenes que vienen con diferentes aprendizaj­es, pero en el mundo en que vivimos, donde hay diferentes demandas educativas todos los días y se debe enseñar a más personas, la educación se tiene que volver más resistente a los cambios, porque no podemos seguir haciendo lo mismo de antes.”

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