Sobre nuestro cadáver
l papel de Morena en la Asamblea Constituyente fue crítico, pero sobre todo muy constructivo. Como señaló Bernardo Bátiz, nuestro coordinador, “la presencia de los designados fue un muro que impidió lograr una mejor Constitución”. Este comentario hay que comprenderlo al considerar que cada texto constitucional exigía la aprobación de dos terceras partes de asambleístas, así que para aprobar cada artículo, aún siendo la fracción que obtuvimos una mayoría de 22 diputados electos por la ciudadanía, era necesario contar con votos de miembros de las otras fracciones, especialmente de las grandes, del PRD, del PAN y del PRI, quienes tuvieron mayorías artificiales: el PRD ganó 19, pero contó con 29 escaños, al sumar seis designados por las cámaras más otros 6 que designó Mancera, quienes eran externos y aportaron mucho al texto, la única militante de ese grupo fue Ifigenia Martínez, mujer fenomenal a sus 91 años de edad; PRI ganó cinco escaños en esta ciudad, pero ocuparon 21 curules, un verdadero abuso ¡casi los mismos que Morena!, porque impusieron a seis senadores, cuatro diputados federales y seis enviados directamente por EPN. De siete curules que ganó el PAN, alcanzaron 15 posiciones por los designados. Si la asamblea hubiese reflejado la representatividad lograda en las urnas por las izquierdas, hoy tendríamos otra Constitución.
Atados con esa conformación tan antidemocrática, con tiempos apresurados y formatos acartonados, la fracción de Morena se distinguió por insistir para ir más allá, para avanzar por encima de lo obtenido en 20 años de gobiernos de izquierda, algo de lo ya contemplado en el proyecto del jefe de Gobierno. Apostamos por una carta magna que fuera cimiento para establecer la dignidad humana como principio rector supremo y sustento de los derechos humanos, por un marco que empuje hacia adelante nuevas leyes y políticas, una carta que impida los retrocesos y las medidas represivas que estamos viviendo en la última gestión local, porque de la federal, ni hablar.
Imposible enumerar todos los logros, enumero algu- nos, en especial los derechos emergentes más vinculados a la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres.
Quedó reconocido el derecho a la ciudad, así como el derecho al espacio público, su carácter colectivo, comunitario, participativo y libre de privatización. Por primera vez se establece la obligación del gobierno a dar educación en todos los niveles incluyendo la educación superior, vamos por cero jóvenes rechazados. Este territorio quedó definido como una ciudad refugio, donde se garantizarán los derechos de migrantes. Se estableció el derecho al cuidado y al tiempo libre desde una perspectiva de género: se contará con un sistema público que otorgue a cada persona los elementos para vivir en sociedad a lo largo de toda su vida, y para atender a las personas en situación de dependencia por enfermedad, discapacidad, ciclo vital, especialmente durante la infancia y la vejez y a quienes, de manera no remunerada, están a cargo de su cuidado, que como sabemos, son mujeres en mayoría. En atención al principio de igualdad sustantiva, las autoridades impulsarán políticas que liberen tiempo y permitan a las personas alcanzar el bienestar, el derecho a tener tiempo para la convivencia, el esparcimiento, el cuidado personal, el descanso, el disfrute del ocio y a una duración razonable de sus jornadas de trabajo. Se ampliarán paulatinamente las jornadas escolares hasta un máximo de ocho horas.
Tendré que dedicar otra colaboración para hablar de los logros en derechos económicos, educativos, laborales,