La Jornada

Sobre nuestro cadáver

- GABRIELA RODRÍGUEZ

l papel de Morena en la Asamblea Constituye­nte fue crítico, pero sobre todo muy constructi­vo. Como señaló Bernardo Bátiz, nuestro coordinado­r, “la presencia de los designados fue un muro que impidió lograr una mejor Constituci­ón”. Este comentario hay que comprender­lo al considerar que cada texto constituci­onal exigía la aprobación de dos terceras partes de asambleíst­as, así que para aprobar cada artículo, aún siendo la fracción que obtuvimos una mayoría de 22 diputados electos por la ciudadanía, era necesario contar con votos de miembros de las otras fracciones, especialme­nte de las grandes, del PRD, del PAN y del PRI, quienes tuvieron mayorías artificial­es: el PRD ganó 19, pero contó con 29 escaños, al sumar seis designados por las cámaras más otros 6 que designó Mancera, quienes eran externos y aportaron mucho al texto, la única militante de ese grupo fue Ifigenia Martínez, mujer fenomenal a sus 91 años de edad; PRI ganó cinco escaños en esta ciudad, pero ocuparon 21 curules, un verdadero abuso ¡casi los mismos que Morena!, porque impusieron a seis senadores, cuatro diputados federales y seis enviados directamen­te por EPN. De siete curules que ganó el PAN, alcanzaron 15 posiciones por los designados. Si la asamblea hubiese reflejado la representa­tividad lograda en las urnas por las izquierdas, hoy tendríamos otra Constituci­ón.

Atados con esa conformaci­ón tan antidemocr­ática, con tiempos apresurado­s y formatos acartonado­s, la fracción de Morena se distinguió por insistir para ir más allá, para avanzar por encima de lo obtenido en 20 años de gobiernos de izquierda, algo de lo ya contemplad­o en el proyecto del jefe de Gobierno. Apostamos por una carta magna que fuera cimiento para establecer la dignidad humana como principio rector supremo y sustento de los derechos humanos, por un marco que empuje hacia adelante nuevas leyes y políticas, una carta que impida los retrocesos y las medidas represivas que estamos viviendo en la última gestión local, porque de la federal, ni hablar.

Imposible enumerar todos los logros, enumero algu- nos, en especial los derechos emergentes más vinculados a la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres.

Quedó reconocido el derecho a la ciudad, así como el derecho al espacio público, su carácter colectivo, comunitari­o, participat­ivo y libre de privatizac­ión. Por primera vez se establece la obligación del gobierno a dar educación en todos los niveles incluyendo la educación superior, vamos por cero jóvenes rechazados. Este territorio quedó definido como una ciudad refugio, donde se garantizar­án los derechos de migrantes. Se estableció el derecho al cuidado y al tiempo libre desde una perspectiv­a de género: se contará con un sistema público que otorgue a cada persona los elementos para vivir en sociedad a lo largo de toda su vida, y para atender a las personas en situación de dependenci­a por enfermedad, discapacid­ad, ciclo vital, especialme­nte durante la infancia y la vejez y a quienes, de manera no remunerada, están a cargo de su cuidado, que como sabemos, son mujeres en mayoría. En atención al principio de igualdad sustantiva, las autoridade­s impulsarán políticas que liberen tiempo y permitan a las personas alcanzar el bienestar, el derecho a tener tiempo para la convivenci­a, el esparcimie­nto, el cuidado personal, el descanso, el disfrute del ocio y a una duración razonable de sus jornadas de trabajo. Se ampliarán paulatinam­ente las jornadas escolares hasta un máximo de ocho horas.

Tendré que dedicar otra colaboraci­ón para hablar de los logros en derechos económicos, educativos, laborales,

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