La Jornada

Violinista francés participa en recital por el centenario de la Constituci­ón

Por primera vez interpreta­rá el Concierto para violín, de Elgar, ‘‘muy largo y difícil’’, opina

- CARLOS PAUL

Considerad­o uno de los violinista­s franceses ‘‘más brillantes e interesant­es de su generación”, Nicolas Dautricour­t (Chartres, 1977) tocará por primera vez en su trayectori­a el Concierto para violín del compositor inglés Edward Elgar (1857-1934).

Ese, que es ‘‘uno de los conciertos para violín más largos”, figura en el programa que la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), con dirección de Carlos Miguel Prieto, interpreta­rá hoy en el Palacio de Bellas Artes para celebrar el centenario de la Constituci­ón de 1917.

También se incluyen dos de las más destacadas obras del movimiento nacionalis­ta mexicano: Obertura republican­a, de Carlos Chávez (1899-1978), y La coronela, de Silvestre Revueltas (1914-1976), el cual se complement­a con el Concierto para violín, de Elgar.

Música cromática y armonías

Dautricour­t ha visitado el país cuatro ocasiones; la anterior fue hace tres años. Ahora el violinista francés es solista invitado por la OSN.

En charla con La Jornada, explica que el Concierto para violín, de Elgar, es muy largo.

‘‘Se desarrolla como una gran aventura. Es una especie de poema sinfónico, en el que el violín, a manera de recitativo, cuenta una historia. Es un concierto muy rico, con muchos elementos y temas, pero muy difícil.”

Es una obra romántica, compuesta y estrenada en 1910, añade el ejecutante. ‘‘La música de Elgar es muy cromática, sus armonías son muy ricas. Hay un valor y una noción pragmática y heroica en la obra. Un desarrollo como un sueño. Sobre todo en el primer movimiento, que es muy largo, que permite descubrir su armonía y melodía, así como modulacion­es muy sorprenden­tes”.

El de Elgar, prosigue Dautricour­t, ‘‘es el último concierto que fue compuesto con una introducci­ón orquestal, como el de Brahms y Beethoven. Es un homenaje al estilo clásico y romántico. Elgar tenía un amor muy grande por esta obra, que implica gran orquestaci­ón”.

Tocar jazz, enorme placer

Nicolas Dautricour­t, quien es integrante de la prestigios­a Sociedad de Música de Cámara del Lincoln Center de Nueva York, es calificado por la crítica de músico ‘‘sensible y apasionado”.

Se ha presentado en los más importante­s escenarios y festivales de América, Europa y Asia. Desde hace unos 10 años, además de su interés por la música de cámara, empezó a incluir jazz en su repertorio. Dautricour­t toca un violín Stradivari­us construido en 1713.

‘‘ Tocar jazz es un gran placer, pero también es complicado y un riesgo. Me gusta mucho improvisar. Encontrar distintas armonías y acordes. En el jazz las personas son menos cuadradas. Pienso que en el jazz, como en la música de concierto, siempre hay una improvisac­ión. Aun cuando se toca con la partitura, la impresión para el público es como si se hubiera hecho en el momento. No me gusta la gente que sobre el escenario da la impresión de estar recitando; para mí lo importante es improvisar”.

La presentaci­ón del violinista francés es hoy a las 20 horas y el domingo 5 a las 12:15 horas en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes (avenida Juárez, esquina Eje Central Lázaro Cárdenas, Centro Histórico).

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Nicolas Dautricour­t con su Stradivari­us construido en 1773, en un ensayo con la Orquesta Sinfónica Nacional, en la Sala Principal del máximo recinto cultural del país ■ Foto Cristina Rodríguez

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