La Jornada

La poesía nos hace humanos y permite alejarnos de la barbarie, opina escritor

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Las personas necesitan cumplir cada día su promesa de humanidad, pues olvidarla nos condena a la barbarie; en contraste, la poesía no sólo es el combate de ese olvido, sino en gran medida lo que nos hace humanos, dice Ernesto Kavi, a propósito de su poemario recién publicado La luz impronunci­able.

Publicado por Sexto Piso, el poeta Yves Bonnefoy ( 19232016), autor del prefacio y ganador del premio de la Feria Internacio­nal del Libro ( FIL) de Guadalajar­a 2013, describió La luz impronunci­able como ‘‘evidencia de esas palabras con las que el ser en el mundo puede volver a florecer”. Esa obra se divide en 12 cantos y una coda.

Cosas invisibles

Ernesto Kavi (Ciudad de México, 1981) explica a La Jornada: ‘‘Quise hacer una partitura musical, con palabras. Por eso la introducci­ón son los primeros cuatro acordes de las suites para violon- chelo solo de Bach. El resto del libro, de alguna forma, es una variación de esos cuatro acordes. La coda son las cuatro letras –las cuatro notas– que, según cierta tradición judía, son el origen y el sustento de todo lo visible y lo invisible. Esas letras y sus variacione­s son el universo mismo”.

El poeta y traductor destaca que el mundo está poblado de cosas invisibles, ‘‘lo sustentan y nos sustentan, pero nuestra razón, a lo largo de muchos siglos, las ha querido negar, y las ataca constantem­ente. En otras épocas la relación que el hombre tenía con lo invisible era más cordial, más frecuente, más cotidiana. Se sabía que era una parte fundamenta­l de nuestra existencia.

‘‘Lo invisible es una fuerza más alta que nosotros; nos domina, dirige y controla. Es una pasión. Un fuego. Lo que nos queda de antiguos dioses. El amor. La cólera. La poesía –y la literatura– es el refugio de ese fuego, de esa antigua llama sagrada que nos recuerda nuestra fragilidad, y gracias a la cual volvemos a sentarnos a la mesa con potencias que nos crean y nos destruyen –potencias que antes se llamaban dioses–, y que hoy se han vuelto enfermedad­es que nos empeñamos en curar.”

Kavi menciona que ‘‘olvidamos que el ser humano tiene que esforzarse cada día para cumplir su promesa de humanidad. El olvido de ser humanos nos conde- na a la barbarie, a la repetición de todas las atrocidade­s cometidas en años y siglos anteriores, a la destrucció­n de la vida pero, sobre todo, a la destrucció­n de la memoria de cada una de las vidas individual­es que han existido”.

Vínculo entre palabras y erotismo

Ernesto Kavi explica que buscaba recoger el largo vínculo entre las palabras y el erotismo. ‘‘Es una tradición que existe en la poesía bíblica, pero también en la provenzal, en Dante, en el barroco y, por supuesto, en la del siglo XX. Creo que en esa relación está uno de los fundamento­s del arte y de la existencia humana. Tocar con las palabras el mundo, tocarnos entre nosotros, dar existencia a lo invisible, y unirnos a él, y así hacer advenir el amor, quiero decir la vida, la presencia de la vida, con silencio, con vocablos”.

Concluye: ‘‘Hay nombres invisibles que no están compuestos por letras y que nombran todo lo que nosotros nos sentimos incapaces de articular. Las preguntas son una forma de acercarnos a ese alfabeto, a esos nombres invisibles que no son la parte negativa, sino luminosa de nuestra lengua, y que nombra precisamen­te esta parte de la vida, la luz que la recorre, que nos alimenta y nos consume”. REYES MARTÍNEZ TORRIJOS

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