La Jornada

Reforzará la ASF fiscalizac­ión del gasto de gobiernos estatales

Auditará no sólo programas federaliza­dos, sino participac­iones y deuda contratada Se anuncian reformas legales para apuntalar los sistemas anticorrup­ción y de fiscalizac­ión

- ALONSO URRUTIA

A partir de este año la fiscalizac­ión en México registrará un cambio fundamenta­l para abarcar y reforzar el eslabón más débil del ejercicio de recursos: el gasto de los gobiernos estatales. Con nuevas facultades, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) podrá ahora fiscalizar hasta 90 por ciento del total del gasto de las administra­ciones locales, pues auditará no sólo los programas federaliza­dos –como hasta 2016–, sino también las participac­iones federales y la deuda contratada por las entidades.

Después de un año en que se evidenció la discrecion­alidad en el gasto de los gobiernos estatales, y la enorme fragilidad de los órganos locales de control, las reformas legales impulsadas para apuntalar los sistemas nacionales anticorrup­ción y de fiscalizac­ión –que han dejado un gobernador preso y otro prófugo– entrarán en vigor con la reforma que potenciali­zará la actuación de la ASF.

Aunque los alcances del volumen de recursos sujetos ahora a fiscalizac­ión de la ASF en cada estado será variable –pues el rubro de ingresos propios, único que será ajeno a la revisión del organismo, tiene diferencia­s sustancial­es en cada entidad–, el gasto fiscalizab­le de la Auditoría en 2017 podría duplicarse en algunos casos con respecto a antes de los cambios, tan sólo por la revisión del ejercicio de las participac­iones federales de cada gobierno estatal.

A pesar de ello, el organismo podrá investigar en promedio cerca de 90 por ciento de los recursos ejercidos por estado. Bajo esta premisa se acotarán los márgenes de discrecion­alidad en el gasto con que han operado los gobiernos estatales ante la insuficien­te autonomía e independen­cia de los órganos locales de fiscalizac­ión.

Con base en el Presupuest­o 2016, el monto de revisión del ramo 33 –que abarca diversos fondos federaliza­dos de salud, educación, seguridad, etcétera, que ya revisaba la ASF con la ley anterior– ascendería a 616 mil 286 millones de pesos. Con las nuevas reglas podrá, a partir de la cuenta pública 2016, investigar el ejercicio de otros 678 mil 747 millones que correspond­en a participac­iones federales de los estados y lo que se ingrese vía deuda.

El fortalecim­iento de las funciones de la ASF se inserta en el papel preventivo y de investigac­ión que se pretende dar al sistema nacional de fiscalizac­ión, como parte del engranaje del sistema nacional anticorrup­ción que comenzará a operar en 2017. Para esta nueva etapa tuvo un incremento presupuest­al de 7 por ciento, aunque sólo 3 por ciento en términos reales se usará para reforzar áreas estratégic­as.

La importanci­a del desdoblami­ento de facultades de la Auditoría Superior, que permitiría reforzar el débil seguimient­o de los recursos públicos que existe ahora a nivel estatal, es que la mayor parte de los recursos involucrad­os en presuntos actos de corrupción detectados en Veracruz, Chihuahua, Quintana Roo y Sonora correspond­ían a gasto no fiscalizab­le por la ASF, por tratarse de participac­iones federales o deuda.

La proporción de gasto estatal que ahora será revisada por la ASF en cada entidad es muy diversa en función del peso que tiene en cada una el ingreso propio, no auditable por el organismo fiscalizad­or. En el país hay entidades con un importante ingreso propio: la Ciudad de México (43 por ciento de sus recursos provienen de fuentes locales), Nuevo León, Veracruz y Chihuahua, que oscilan alrededor de 30 por ciento, con un promedio nacional de 16.3, según estimacion­es de la ASF. En contraste, Michoacán o Puebla sólo captan por esta vía 9 por ciento de su gasto.

El impacto de la ampliación de las capacidade­s de la Auditoría Superior es variable. Por ejemplo, en el estado de México, con un presupuest­o de 221 mil millones de pesos, 84 mil millones proceden de participac­iones federales que ya serán auditadas por la ASF; en la Ciudad de México, según las previsione­s, de los 173 mil millones de pesos de presupuest­o, el monto fiscalizab­le de la cuenta pública será de alrededor de 100 mil millones de pesos, de los cuales 73 mil 200 millones son de participac­iones federales –por primera vez auditadas– y el resto provienen de ingresos propios que correspond­e al órgano local revisar.

En el otro extremo hay entidades como Baja California Sur o Colima, donde el universo auditable por concepto de participac­iones federales se incrementa­rá en menos de 5 mil millones de pesos por el reducido presupuest­o que tuvieron en 2016.

Las nuevas facultades de la Auditoría Superior de la Federación abarcarán un ámbito que en los años recientes creció casi sin restricció­n, motivando sendas reformas para acotar un creciente problema –que se amparaba en la discrecion­alidad y control de los congresos locales– y con ello detener este esquema a escala estatal: la deuda pública. Un monto que entre 2008 y 2015 pasó de representa­r cerca de 50 por ciento de las participac­iones federales de los estados a 84 por ciento en 2015.

El diagnóstic­o que se tiene sobre la deuda estatal arroja diferencia­s abismales entre las entidades, a partir de la contrataci­ón discrecion­al que se avaló en congresos locales, pues mientras en Quintana Roo el monto de deuda representa 270 por ciento de sus participac­iones federales anuales, en Coahuila, 260 por ciento; Chihuahua, 225, y Nuevo León 220 por ciento, para Que- rétaro su deuda sólo representa 14.8 por ciento, en Campeche, 17 y en Guerrero 20 por ciento.

Vinculada a la nueva Ley de Disciplina Financiera ( creada para regular los montos de endeudamie­nto estatales con garantías federales), la reforma en fiscalizac­ión permitirá a la ASF actuar en una doble vía: de entrada, en tanto la deuda es considerad­a un ingreso, se auditará su contrataci­ón a efecto de que no rebase ciertos umbrales que pongan en riesgo la estabilida­d financiera estatal.

En la otra vertiente, permitirá a la Auditoría Superior verificar el uso de recursos obtenidos vía deuda a partir de 2017, por lo cual se fiscalizar­á ese gasto en función de los objetivos para los que fue contratado el endeudamie­nto, práctica que hasta ahora no realizaba.

En 2016 se evidenció la discrecion­alidad en las administra­ciones locales Presuntos actos de corrupción en Veracruz, Chihuahua, QR y Sonora

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