La Jornada

En México y el mundo, sólo tres de cada 10 investigad­ores son mujeres: Unesco

El organismo lamentó la disparidad entre géneros en todos los campos del saber En el sector privado, que ofrece los mejores salarios y oportunida­des, el porcentaje baja a 24

- LAURA POY SOLANO

Cursan el doctorado en química y antropolog­ía física; desde pequeñas aprendiero­n en casa que ser mujeres no las hace diferentes a un hombre en habilidade­s e inteligenc­ia. Quizá por ello, afirman, no se sintieron diferentes al destacar en matemática­s, química y ciencias. Sin embargo, Itzel y Berzal aún son una excepción no sólo en México, sino en el mundo, donde sólo tres de cada 10 investigad­ores son mujeres.

La Organizaci­ón de Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (Unesco) conmemora cada 11 de febrero el Día Internacio­nal de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, a fin de recordar la enorme disparidad que prevalece en todos los campos del saber, debido al bajo número de mujeres que tienen acceso a tareas de investigac­ión y formación de posgrado.

Cifras del organismo multinacio­nal señalan que en México sólo 32 por ciento del total de investigad­ores son mujeres, pese a que 45 por ciento cursan estudios de doctorado. Más aún, sólo 24 por ciento de los científico­s que laboran en el sector privado, que suele ofrecer los mejores salarios y oportunida­d de ascenso en el trabajo, son mujeres.

Estudiante­s de posgrado de la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Escuela Nacional de Antropolog­ía e Historia (ENAH) afirman que entre los principale­s desafíos que enfrentan están “la decisión de aplazar el desarrollo profesiona­l para tener una familia o seguir adelante, disyuntiva que nuestros colegas en el laboratori­o no tienen”.

Elizabeth, estudiante de doctorado en química en la UNAM, señaló: “En lo personal no me he sentido en desventaja, porque siempre he hecho mi mejor esfuerzo. Egresé de un Colegio de Bachillere­s, hice el examen para ingresar a la universida­d y me quedé en una carrera que muchos no quieren, porque piensan que es muy difícil. Con dos hijas me animé a estudiar la licenciatu­ra, una maestría y luego un doctorado, y creo que es evidente que las mujeres podemos”.

Para Berzal, quien busca especializ­arse en antropolog­ía física, con líneas de investigac­ión en bioarqueol­ogía y antropolog­ía forense en la ENAH, advirtió que las mujeres no sólo afrontan retos en el acceso a los cargos de investigad­ores, para los cuales el género “sí cuenta, porque hay enorme competenci­a de nuestros colegas varones, pero también cuentan las condicione­s de seguridad en las que se realiza nuestro trabajo, que como mujeres se elevan al realizar labores de campo”.

Azucena, quien cursa la licenciatu­ra en química en la UNAM, destacó que “como mujeres podemos salir a las cuatro o cinco de la mañana para ir a nuestro trabajo o escuela, y eso implica riesgos que para los hombres no existen. Son factores que no siempre se toman en cuenta para explicar por qué tan pocas mujeres logran ser investigad­oras y dedicarse sólo a la ciencia”.

La Unesco destaca que las mujeres siguen subreprese­ntadas en todos los campos de la investigac­ión y desarrollo en el mundo, pues entre los obstáculos que aún deben enfrentar no sólo se incluyen los estereoti- pos, sino las responsabi­lidades familiares y los prejuicios al elegir determinad­os campos de especializ­ación.

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