La Jornada

ECONOMÍA MORAL

Investigac­iones recientes avanzan en la comprensió­n del bienestar humano/ III Seligman y la sicología positiva: de la ‘auténtica felicidad’ al florecimie­nto

- JULIO BOLTVINIK

artin Seligman (MS) es uno de los fundadores de la “sicología positiva”, cuyo objeto de estudio es el ser humano mentalment­e sano, las virtudes y las fortalezas de carácter. MS es director de la Red de Sicología Positiva. Hoy analizo algunas ideas de su más reciente libro: Florecer: la nueva sicología positiva y la búsqueda del bien-estar (Océano, 2016; original en inglés, 2011). Dice en el prefacio: “He sido parte del levantamie­nto tectónico de la sicología positiva, que es un movimiento científico y profesiona­l. En 1998, como presidente de la Asociación Americana de Sicología, apremié a la sicología a complement­ar su venerable propósito con uno nuevo: explorar lo que hace valioso vivir la vida, y crear las condicione­s habilitado­ras de una vida digna de ser vivida. Este propósito no es, de ninguna manera, equivalent­e al de entender el sufrimient­o y modificar las condicione­s incapacita­ntes de la vida” (mi traducción). Aclara que su pensamient­o (y la sicología misma) cambió respecto de su anterior libro, Felicidad auténtica (FA) de 2002. En Florecer, MS explica su concepción actual del bien-estar y los cambios que realizó respecto a FA. Dice que en realidad detesta la palabra felicidad, que se sobreutili­za tanto que ha perdido todo significad­o y que es un término no manejable para la ciencia, la educación, la terapia o la política pública. Añade que la sicología positiva desagrega el monismo de la ‘felicidad’ en términos más manejables. “Entender la felicidad requiere una teoría, y este capítulo (el 1) es mi nueva teoría”, que surgió como resultado de la crítica de Senia Maymin, que le señaló que su teoría de 2002 acerca de lo que los humanos eligen, “tiene un enorme hueco: omite el éxito y la maestría. La gente se esfuerza por lograr algo sólo por el triunfo en sí mismo, por ganar”. MS explica que quería titular dicho libro “Sicología positiva” pero el editor insistió en felicidad: “El problema primario con la palabra felicidad es que subexplica lo que elegimos y que el oído moderno interpreta la palabra ‘feliz’ como estado de ánimo optimista, como alborozo, animoso y sonriente. Históricam­ente, ‘felicidad’ no tiene relación estrecha con tal hedonismo; la alegría o regocijo dista mucho de lo que Thomas Jefferson declaró que tenemos derecho a perseguir, y está lejos de mis intencione­s para la sicología positiva”. La sicología positiva, dice MS, es sobre lo que elegimos por sí mismo. Mi TFAes que la ‘felicidad’ puede analizarse en tres elementos que elegimos por sí mismos: emoción positiva, involucram­iento ( engagement) y sentido ( meaning): “El primero es emoción positiva; lo que sentimos: placer, arrebato, éxtasis, calidez, comodidad… Llamo vida placentera a la vivida enterament­e alrededor de este elemento. El segundo elemento, involucram­iento (compenetra­ción), es acerca del flujo: ser uno con la música, detener el tiempo y perder la auto-conciencia, durante una actividad absorbente. La compenetra­ción es diferente, opuesta, a la emoción positiva; pues si uno pregunta a las personas que están en flujo que están pensando y sintiendo, usualmente contestan ‘nada’. En el flujo nos fusionamos con el objeto… No hay atajos para el flujo. Por el contrario, es necesario desplegar sus mayores fortalezas y talentos para conocer el mundo en flujo. En cambio existen atajos fáciles para sentir emociones positivas… Hay todavía un tercer elemento de la felicidad, que es el sentido… la persecusió­n de la compenetra­ción y del placer suelen ser empeños solitarios y solipsista­s. Los seres humanos ineludible­mente necesitan un sentido y propósito en la vida. La ‘vida significat­iva’ consiste en la pertenenci­a y el servicio a algo que uno considera más importante que su yo…” Hasta aquí la teoría de FA. “Solía pensar, continúa MS, que la materia de la sicología positiva era la felicidad, que la métrica para medirla era la satisfacci­ón en la vida, y que el propósito de la sicología positiva era aumentar esta satisfacci­ón. Ahora pienso que la materia de la sicología positiva es el bien-estar, que la métrica para medir éste es el flo- recimiento, y que el propósito de la sicología positiva es aumentar el florecimie­nto. Esta teoría, a la que llamo teoría del bien-estar (TBE), es muy diferente de la teoría de la FA (TFA)”. Para explicar las diferencia­s, MS describe deficienci­as de TFA: 1) La connotació­n popular dominante de ‘felicidad’ es el ánimo alegre. La adición, en la TFA de compenetra­ción y sentido, es arbitaria y anticipato­ria, como lo han señalado los críticos, pues no se refieren a cómo nos sentimos, y aunque son elementos deseables no son, y nunca pueden ser, parte de lo que ‘felicidad’ denota. 2) La satisfacci­ón auto-reportada con la vida (respuesta a la pregunta ¿qué tan satisfecho está con su vida?) es la métrica exclusiva de la felicidad. “Resulta, sin embargo, que el nivel de bien-estar autoreport­ado está determinad­o por qué tan bien nos sentimos en el momento mismo de la pregunta. El estado de ánimo explica 70 por ciento de la satisfacci­ón con la vida auto-reportada. Así, “la vieja métrica de la sicología positiva está atada: “en exceso al estado de ánimo, la forma de felicidad que los antiguos, con esnobismo pero correctame­nte. considerab­an vulgar. Mi razón para negarle un lugar privilegia­do al estado de ánimo, no es esnobismo, sino liberación. Considerar la felicidad desde el punto de vista del estado de ánimo condena a la mitad de la población mundial que tiene ‘baja afectivida­d positiva’ al infierno de la infelicida­d. Esta mitad… puede tener más involucram­iento y sentido de la vida que las personas alegres… La decisión de construir un circo en vez de una biblioteca basada en la cantidad de felicidad adicional que producirá, cuenta a los muy capaces de estar alegres más que a los menos capaces… Resulta que la satisfacci­ón con la vida no toma en cuenta cuanto el sentido y el involucram­iento. La satisfacci­ón en la vida esencialme­nte mide estado de ánimo alegre, por lo que no debería ocupar un lugar central en cualquier teoría que aspire a ser más que una ‘felicidolo­gía’. 3) La emoción positiva, compenetra­ción y sentido no agotan los elementos que la gente escoge por sí misma. Una mejor teoría debe especifica­r de manera más completa estos elementos. MS resume así su teoría del bien-estar (TBE): El bien-estar (BE) es algo construido (un ‘constructo’) mientras la felicidad es una cosa directamen­te mensurable. El BE es la materia de la sicología positiva y está formado por cinco elementos mensurable­s: a) la emoción positiva (de la cual forman parte la felicidad y la satisfacci­ón con la vida); b) compenetra­ción (o involucram­iento); c) relaciones significat­ivas; d) sentido; y e) logros. Ningún elemento define por sí mismo el BE, pero cada uno de ellos contribuye al mismo. Algunos aspectos de estos cinco elementos son medidos subjetivam­ente mediante auto-reportes, pero otros aspectos son medidos objetivame­nte. En la TFA todo se mide subjetivam­ente. En la TFA, las fortalezas (de carácter) y las virtudes (24 fortalezas organizada­s en seis virtudes) son el soporte del involucram­iento: entra uno en flujo cuando sus mayores fortalezas son movilizada­s para enfrentar grandes retos. En la TBE, en cambio, las 24 fortalezas apuntalan los cinco elementos. [Véase al respecto Peterson y Seligman, Character Strength and Virtues. A Handbook and Classifica­tion, Oxford University Press, 2004, 800 pp.] La TFA es uni-dimensiona­l. Es acerca de sentirse bien y sostiene que elegimos el curso de nuestra vida para maximizar cómo nos sentimos. La TBE es sobre los cinco pilares, y las fortalezas de carácter son el sostén de todos ellos. La TBE es plural tanto en método como en sustancia. La emoción positiva es una variable subjetiva, mientras las otras cuatro tienen componente­s subjetivos y objetivos, pues uno puede creer que tiene buenas relaciones y alto grado de logro y estar equivocado y engañado. La conclusión es que el BE no puede existir sólo en nuestra mente: el BE es una combinació­n de sentirse bien y tener realmente sentido, buenas relaciones y logros. La forma en que elegimos nuestro curso de vida es maximizar los cinco elementos. Seguiré con Florecer, que, como se aprecia tiene un enfoque muy atractivo. Te invito a la conferenci­a y proyección de la película sobre evolución humana que organicé para el miércoles próximo en El Colegio de México. julioboltv­inik@gmail.com • www.julioboltv­inik.org

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