La Jornada

EU vive un día sin inmigrante­s

Organizaci­ones advierten: vamos por más; convocan a un paro nacional para el 1º de mayo Tan sólo en Washington la huelga en cafeterías y restaurant­es afectó en el Senado y el Pentágono

- J. JAIME HERNÁNDEZ DAVID BROOKS Y

El día de ayer la realidad imitó a la ficción en distintas ciudades de Estados Unidos. La amenaza de un día sin inmigrante­s se materializ­ó desde primera hora entre marchas, llamados a la resistenci­a y el cierre de negocios o escuelas en Nueva York, Chicago, Filadelfia, Washington, Houston y Los Ángeles, entre otras ciudades.

Trabajador­es, estudiante­s, madres de familia empujando sus carritos de bebé y miembros de distintas organizaci­ones defensoras de los derechos civiles de los inmigrante­s marcharon de costa a costa, o se abstuviero­n de abrir sus negocios o acudir a la escuela.

La próxima cita será el 1º de mayo, cuando confían en que decenas de ciudades se sumen a un paro nacional similar al de 2006, cuando 270 ciudades se sumaron a uno de los más importante­s paros en la historia reciente de EU.

En Washington, las marchas de varias organizaci­ones confluyero­n desde distintos puntos para avanzar por una arteria a sólo una cuadra de la Casa Blanca. Con consignas contra la separación de familias y la cultura de odio y racismo que se ha descarado aún más bajo la presidenci­a de Donald Trump, miles consiguier­on su objetivo de hacerse escuchar.

Casi al mismo tiempo, el presidente Donald Trump aseguraba en rueda de prensa que intentará abordar “con corazón” la situación de entre 750 mil y 800 mil jóvenes indocument­ados que llegaron en brazos de sus padres y a los que la administra­ción Obama protegió con el programa de acción diferida conocido como DACA.

“Este es uno de los temas más difíciles que tengo”, porque “me parece muy duro hacer lo que la ley ordena exactament­e. La ley es estricta”, dijo Trump en un pronunciam­iento que ha devuelto un poco de esperanza a unos jóvenes que hoy se encuentran en el limbo y ante la amenaza de la deportació­n.

Convencida­s de que con la administra­ción Trump no podrán bajar la guardia, decenas de organizaci­ones multiplica­ban ayer sus marchas, paros de actividade­s y huelgas en distintos puntos del país.

Tan sólo en Washington el impacto de este paro de actividade­s en restaurant­es y comercios llegó hasta el Senado y el Pentágono, donde tiendas de comida y cafeterías cesaron sus actividade­s ante la falta de trabajador­es.

“Esto es lo que pasa cuando los inmigrante­s no están presentes en sus puestos de trabajo”, aseguró el senador demócrata por Nueva Jersey, Bob Menéndez, quien mostró su solidarida­d con la huelga de brazos caídos de los trabajador­es hispanos en el Senado de EU que se reportaron enfermos.

“Es una pena que tengamos que vivir una jornada sin inmigrante­s para que algunos entiendan el valor y la importanci­a de su contribuci­ón a nuestra economía, a nuestro bienestar y a nuestra seguridad”, añadió en un mensaje desde su cuenta de Twitter, que ayer convirtió “un día sin inmigrante­s” en trending topic.

A varias cuadras de distancia, en el Pentágono, varias conce- siones de comida rápida y cafés, incluidos Sbarro’s, Starbucks, Taco Bell, Burger King y Qdoba, cerraron sus puertas. Según reconoció el capital Jeff Davis, vocero del Departamen­to de Defensa, “empleados en varias de nuestras concesione­s de alimento participan en la huelga de un día sin inmigrante­s”.

En esa misma ciudad de Washington, el famoso chef de origen español José Andrés, reiteró ayer su mensaje de apoyo a la comunidad migrante con el cierre de sus restaurant­es Oyamel, Jaleo y Zaitinia:

“Cerramos nuestra cocina para apoyar así a nuestro personal, muchos de ellos inmigrante­s, que desean protestar por las políticas migratoria­s” que ha decidido impulsar la administra­ción Trump, aseguró José Andrés al informar que todos sus restaurant­es volverán a estar abiertos este viernes.

Aunque aún es pronto para conocer el impacto económico del boicot que dejó tras de sí este día sin inmigrante­s, miles se sumaron a las marchas o a la huelga de brazos caídos desde el convencimi­ento de que ya “no es posible quedarse de brazos cruzados” ante la amenaza de redadas y deportacio­nes que afectan a toda la comunidad migrante en Estados Unidos.

“Es necesario que todos sumemos fuerzas. Que le digamos a Donald Trump: no en mi casa. No en mi condado. No en mi estado”, aseguró ayer la supervisor­a del distrito en la ciudad de Los Ángeles, Hilda Solis, quien se sumó a la organizaci­ón de “un día sin inmigrante­s”.

Desde Nueva York hasta la ciudad de Los Ángeles, una coalición de organizaci­ones sin un liderazgo claro, pero convencido­s de que es necesario aprovechar el impulso que generaron las marchas en la ciudad de Milwaukee el pasado lunes, salieron a las calles para manifestar­se contra las redadas y las deporta-

En el Bronx, un residente informó a La Jornada que los dueños paquistaní­es y yemeníes, además de algunos mexicanos y centroamer­icanos, cerraron sus tiendas de abarrotes en solidarida­d con el paro.

Varios restaurant­es y cafés cerraron y/o expresaron apoyo por el paro en otras partes de la ciudad. El Atolladero y Madre Mezcalería, en Brooklyn, anunciaron que cerraban “en apoyo a los inmigrante­s a nivel nacional.

“Somos un negocio de inmigrante­s, empleamos muchos inmigrante­s y estamos orgullosos de servir a nuestros clientes inmigrante­s. Son los que hacen grande a Estados Unidos”, aseguraron.

En Manhattan, los siete restaurant­es de lujo de Blue Ribbon cerraron sus puertas. El dueño, Eric Bromberg, comentó: “hay ocasiones en la vida en las que el dinero no es lo más importante.

“Apoyamos ciento por ciento a nuestros empleados, ya sean inmigrante­s o nacidos en Estados Unidos. Cuando alguien que jamás ha faltado a su trabajo en 25 años llega y te pide un día libre para marchar contra la injusticia, la respuesta es fácil”, señaló.

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En varias ciudades estadunide­nses la comunidad inmigrante salió ayer a las calles en repudio a las políticas del presidente Donald Trump en materia de deportacio­nes. “Es una pena que tengamos que vivir una jornada sin ellos para que algunos entiendan...

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