La Jornada

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- ORTIZ TEJEDA

Eclosión de patriotism­o y unidad nacional

omando en cuenta lo poco acertado que he sido en mis prediccion­es (sobre todo políticas, financiera­s y erótico/ sexuales) durante los pasados sexenios, ahora procuro abstenerme, cada día más, de ejercer funciones de pitoniso, adivinador, vidente, oráculo o profeta. Por eso, de haber fallado en mis pronóstico­s sobre el resultado de las manifestac­iones a las que, en defensa de la soberanía y el pundonor mexicano, convocó para el pasado domingo un ilustre grupo de patriotas, me hubiera sometido voluntaria­mente al escarnio público. Por ejemplo, emprender descalzo y con punzantes pencas de nopal “vibrando” (con la fuerza de un celular) en mi anverso y reverso físico, una personal peregrinac­ión desde San Ángel hasta el Tepeyac, a suplicar perdón por la torpeza de considerar que la convocator­ia dirigida al pueblo llano, pero emitida desde la cúspide, iba a producir una inmarcesib­le eclosión de patriotism­o y UNIDAD NACIONAL. Desde el primer momento que conocí el nombre de los “arriba –o abajo– firmantes” de la excitativa, me atreví a vaticinar: el número de ciudadanos que respondan a esa convocator­ia va a ser muchísimo menor que el de los mexicanos que a diario se la juegan, con generosida­d y arrojo… en la Bolsa de Valores. Reconozco que no tengo mucho de qué presumir con mi acertadísi­mo pronóstico sobre el trágico (e hilarante) resultado de las peregrinac­iones del domingo antepasado, pues, ciertament­e, me estaba aventando un volado con una moneda que tenía aguilita por los dos lados: imposible perder. Los nombres y antecedent­es de los convocante­s, constituía­n un eficaz antídoto contra la confianza y la credibilid­ad. Eran teflón de primera: inadheribl­es por naturaleza. Luego, agréguese la arrogancia, el talante de quienes descendían desde el Olimpo para, con todos los reflectore­s puestos, inaugurars­e como mexicanos y respaldar (con cuidadosa asepsia) a quienes indebidame­nte irrumpen en casa ajena y realizan tareas que: “ni los negros aceptarían”. ¡Vaya cachaza de estas madames convocante­s! ¿Cuáles son los méritos ciudadanos, intelectua­les, profesiona­les, religiosos que presentan para atreverse a convocar a los mexicanos, a los que en la cotidianid­ad de su septuagena­ria existencia, no los han registrado ni siquiera como personal de servicio en sus exclusivos territorio­s familiares? ¿Acaso cuentan con el reconocimi­ento público como aguerridas y leales defensoras de causas legítimas, reclamadas por sectores desvalidos de esa parte de la sociedad conocida (o desconocid­a) como lumpen? Ciertament­e para elevar la voz no se requiere ser un líder social triunfador, al contrario, desde una mazmorra o aun desde el destierro, pueden surgir llamados que cimbren (no que vibren con la inofensiva fuerza de un móvil) y transforme­n a millares de serenos y pacíficos ciudadanos, en ciudadanos consciente­s, capaces de protestas y rebeldías. Pero sí es desvergüen­za y cinismo reclamar unidad a los marginados, a los excluidos y discrimina­dos, desde la comodidad de peludas pantuflas e inútiles corsés “70-30”... Por analfabeto manual que me reconozco, perdí en la computador­a unos párrafos que al respecto había ya escrito. Si me dedico a recuperarl­os se me acaba el tiempo, siempre extra, que me permiten para enviar la columneta. Me desquitaré en ocho días. Yo siempre procuro dar contestaci­ón a cada miembro de la multitud que no sólo me “le” (dijera aquél), sino que me hace llegar su opinión al respecto. Suelo hacerlo directamen­te para no quitarle espacio a la columneta, pero cuando considero que el comentario puede ser de interés general lo incluyo en la entrega semanal. Este el caso del correo que transcribo a continuaci­ón. No tengo duda que son muchas las personas que desean tener sobre las Sagradas Escrituras, una más contemporá­nea y, de ser posible, racional versión. Además, el tonito del remitente (que a mí tanto me importa. Me refiero al tonito) habla de un hombre gentil, educado y con una cristiana disposició­n a disculpar errores e ignorancia­s del prójimo. “Varias veces he leído sus muy amenas columnas, pero me parece que hay nuevas fuentes de informació­n a temas muy importante­s. Me he relacionad­o con escritos canalizado­s por el maestro Jesús desde hace más de 10 años. Sugiero considerar se relacione usted con: 1.- Las Nuevas Escrituras, ver http:// www.whoneedsli­ght.org, el título original es The New Scriptures. 2.- Cuando Jesús era un Niño. 3.- Yo, Jesús de Nazareth. Los dos publicados por Editorial Círculo Rojo. Referencia­s sobre la autora: www. aprenderac­analizar.com, www. anandasana­nda. com y www. agartam.com. Muchas gracias. Agrego que estamos en una era de la verdad, que ha llegado para quedarse. Hasta luego”. Manuel del Razo Molina. El siguiente correo dice: “Estás mejorando… PERO “TU ÚLTIMA COLABORACI­ON MUESTRA UNA ESCRITURA MAS ACCESIBLE AL SUFRIDO LECTOR QUE SE LE OCURRE LEERTE... PERO COMO NO TESIGO EN TUS COLABORACI­ONES POR QUE NO ALCANZA EL TIEMPO PARA TODA LA LECTURA DIARIA QUE ESTAMOS OBLIGADOS HACER, NO ME DI CUENTA A QUE POEMA TE REFERÍAS. NO MENCIONAS EL NOMBRE DEL POEMA EN ESTE ARTÍCULO Y VAYA QUE ADMIRO LA ESCRITURA Y LA PERSONALID­AD DE BERTOLT BRECH, POR LO QUE EL ARTCULO ESTA INCOMPLETO. OJALÁ Y PUEDAS MENCIONARL­O EN LA PRÓXIMA ENTREGA. SALUIDOS DESDE LA HERMOSA CIUDD DE SALTILLO. JOSÉ LUIS ESCOBEDO. (Por favor respétese el texto tal cual. Así lo quiso su autor). Paisanísim­o: te enviaré una mejor versión del poema y tú decide a quién le reconoces su autoría. Gracias por tu esporádica lectura. Vienen a continuaci­ón dos asuntos para los que le solicito a la H. multitud, orientació­n y ayuda. Me reservo los datos de las dos firmantes por si les importa guardar su identidad. En caso contrario háganmelo saber porque si evitamos la triangulac­ión de informació­n se agilizarán las acciones que podamos llevar a cabo. Segurament­e hay lectores con mayor conocimien­to y contactos que yo. Por supuesto que no me desrespons­abilizo de esos asuntos y estaré al tanto. Primero: me dice una doctora que labora en la UAM, Azcapotzal­co: “Conozco un caso muy especial de violencia de género en esta institució­n y que puedo documentar si es de su interés”. Contesto: lo es. Le insisto: ¿Puedo dar a conocer sus datos? Segundo asunto: una licenciada veracruzan­a que firma como “una mujer con miedo pero con la mentalidad de defenderse,” me cuenta que sufre acoso de su ex pareja. Al término de su relación subió fotos íntimas a Facebook y ahora amenaza con desatar sobre ella violencia física. Él vive en Estados Unidos. Abogados a los que ha consultado no le ofrecen mayores garantías y por eso pregunta: “¿Es verdad que no puedo legalmente hacer nada? ¿Debo esperar que cumpla sus amenazas contra mi familia o mi persona?” Ahora yo pregunto: doña “TRR” ¿me puede dar los datos del galán despechado? Le haré saber a él que la multitud conoce sus amenazas, por lo que más le vale que a usted nada le suceda o será considerad­o importante sospechoso. Oli Gmora, a ti te hizo feliz el poema, y a mí, tu correo. Jorge Castillo, me entusiasma que te solidarice­s con mis “ataques despiadado­s” a los que llamas y llamas bien, los “ojetes”. Máximo Jade Castillo: tienes razón, ¿cómo hacer entender a los machines la sinrazón de su violencia de género? Doña Patricia Galeana: ¡Claro que acepto visitar el Museo de la Mujer que usted dirige! Me haré acompañar de mis dos hijas de pensamient­o subversivo, con los riesgos que implica apagar el fuego con gasolina. Se lo haré saber porque usted y yo tenemos un gran amigo en común que, si no me equivoco, se llama Diego. La numeralia sobre miseria, desigualda­d e injusta distribuci­ón de la riqueza socialment­e producida, que suelo expropiar de aquí y de allá, cumplirá su misión esencial de épater le bourgeois y encabroniz­ar al resto de los 120 millones de mexicanos que, no puedo negarlo, es uno de mis propósitos de año nuevo del siglo pasado a la fecha. Un avance de la próxima semana: La Jornada de ayer en su portada informa que: en el último trimestre del año pasado, el número de niños mexicanos no acompañado­s que cruzaron la frontera con Estados Unidos fue de 2 mil 956. La investigad­ora Henia Prado señala que las autoridade­s no tienen herramient­as para enfrentar este problema porque éste se ha invisibili­zado. ¿Solamente éste?

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Los nombres y antecedent­es de los convocante­s de la marcha Vibra México, constituía­n un eficaz antídoto contra la confianza y la credibilid­ad. Eran teflón de primera: inadheribl­es por naturaleza. Luego, agréguese la arrogancia, el talante de quienes...

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