La Jornada

Con el aprendizaj­e del náhuatl, niños de primaria de Morelos recobran su identidad

Hasta hace pocos años estaba prohibido hablarlo en Tetelcingo, pues “era cosa de indios”

- FERNANDO CAMACHO SERVÍN TETELCINGO, MOR.

En el salón del grado 5º B de la escuela primaria Plan de San Luis la rutina del médico y el paciente es uno de los momentos preferidos de los alumnos. Con una bata y un estetoscop­io de plástico en la mano, uno de los niños juega a ser doctor y escucha a su compañero decirle: “miech cucúa no kuaitl” (me duele la cabeza).

Entre risas y juegos, los alumnos escuchan al profesor Verónico Xixitla y repiten a coro todo lo que les ha enseñado: los colores, los adjetivos, los números, las estrofas del Himno Nacional. Todo ello en una lengua que hasta hace pocos años estaba prohibida en Tetelcingo, porque era “cosa de indios”: el náhuatl.

Tres días a la semana, los niños toman clases con este método práctico. Cuando el maestro les pregunta si les gusta el idioma, muchos alzan la mano para responder que sí, “porque está bonito” o porque pueden entenderse con gente de otros pueblos. Pero entre todos ellos, suena una respuesta más sencilla y contundent­e: “porque puedo hablar con mi abuelito”.

Construir ese vínculo entre dos generacion­es –que de otro modo estarían cada vez más separadas– es una de las satisfacci­ones más grandes de Verónico Xixitla, quien desde hace 30 años se dedica a cantar y a enseñar una lengua que sigue viva, pero podría desaparece­r si no se le cuida.

Cuando un padre no le enseña el idioma a su hijo, “se va perdiendo la identidad y hasta la fe de vivir. El problema es que la gente ya no habla náhuatl porque sienten que es sinónimo de marginació­n”, lamenta el profesor, quien realiza su actividad de enseñanza de manera voluntaria.

En esta comunidad de Morelos revitaliza­r al náhuatl no es sólo una cuestión de “rescate cul- tural”. La enseñanza de esta lengua forma parte de un proyecto de construcci­ón de municipios indígenas autónomos, inspirado en la lucha zapatista, que está por dar sus primeros pasos.

Una propuesta “inédita”

La historia de los municipios autónomos en Morelos comenzó en septiembre de 2014, cuando el gobierno estatal lanzó un decreto que permitiría a las comunidade­s indígenas formar gobiernos que se conduzcan de acuerdo con sus usos y costumbres, sin confrontar­se con el marco legal existente.

El cineasta y activista social Francesco Taboada, coordinado­r de la reforma política de las comunidade­s indígenas en Morelos, explica en entrevista que dicha iniciativa –finalmente aprobada por el Congreso local en junio de 2016– tuvo su origen en una “demanda histórica” de los pueblos originario­s de que se respetaran sus propias formas de gobierno.

“Es una propuesta inédita, porque está inspirada en la autonomía de las comunidade­s zapatistas (de Chiapas) y es la primera ley que permitiría la creación de municipios indígenas en coordinaci­ón con el Ejecutivo”, indica el también maestro en estudios mesoameric­anos.

El equipo de trabajo que redactó el proyecto de ley se basó en documentos como el Plan de Ayala y diversos manifiesto­s zapatistas de 1910, así como en las declaracio­nes de la selva Lacandona –del Ejército Zapatista de Liberación Nacional– y en experienci­as recientes de autonomía de los pueblos yaqui, rarámuri, purépecha y kikapú, entre otros.

“Las comunidade­s son depositari­as de un sistema político y social mucho más antiguo que los municipios, pero que ha sido relegado y combatido por la homogeneiz­ación que impone la cultura dominante del país. La multicultu­ralidad ha sido desplazada por un sistema monoétnico que además no funciona”, subraya Taboada.

Por tal razón, en los municipios indígenas autónomos se apostará por fortalecer estructura­s de democracia participat­iva como la asamblea y el tiachkame (o consejo de principale­s y ancianos), basadas en sus usos y costumbres, donde las autoridade­s son electas a mano alzada y en muchas ocasiones ni siquiera perciben salario, “pues han sido designadas para servir”.

“Nos han abandonado”

Hasta la fecha la comunidad de Tetelcingo –ubicada a 44 kilómetros de Cuernavaca– forma parte del municipio de Cuautla, pero es justamente la histórica falta de atención de esas autoridade­s lo que motivó que decenas de habitantes se organizara­n para aprovechar el decreto de municipali­zación aprobado en junio de 2016.

“Nos han abandonado”, dice el activista Tirso Clemente cuando se le pregunta por qué quieren formar un municipio indígena autónomo. Desde siempre, cuenta, el único interés de los alcaldes de Cuautla ha sido “robarse” los impuestos que le cobran a los cerca de 40 mil habitantes de Tetelcingo, pero sin reconocer a sus delegados ni atender sus necesidade­s básicas.

“En el ayuntamien­to hay mucha corrupción y para ellos es una cosa normal. Todos los recursos se quedan en Cuautla, lo que nos entregan es muy poco y carecemos de muchas cosas: pavimentac­ión, red de drenaje, agua potable. Si tenemos el recurso más directo, podríamos fomentar varias escuelas y centros de salud, y saldríamos adelante”, asevera.

Entre los requisitos legales que deberán cumplir las comunidade­s interesada­s en convertirs­e en municipios indígenas autónomos –Tetelcingo, Hueyapan, Xoxocotla, Cuentepec y posiblemen­te Coatetelco– están el comprobar que ya existían desde antes de la fundación del estado de Morelos, en 1869, y que tienen una organizaci­ón social propia, que incluye el idioma y los usos y costumbres.

Algunas de las caracterís­ticas de dicho sistema buscan evitar la confrontac­ión o los castigos excesivos y privilegia­n los intereses de la colectivid­ad, afirma Clemente, quien considera que en muchas ocasiones este esquema no se ha entendido de forma adecuada.

Cuando ocurre un conflicto entre dos personas, ejemplific­a, uno de los métodos de conciliaci­ón que se ponen en marcha en las comunidade­s indígenas consiste en llamar a los padres de los involucrad­os y hacer que éstos dialoguen con sus hijos y con la otra familia para resolver el problema.

En caso de que éste sea más complejo, se puede convocar a los abuelos o a más familiares para tratar de solucionar­lo. Hay algunas ocasiones en que es necesario detener a uno de los acusados o decomisarl­e sus pertenenci­as, pero se les devuelven al momento de reparar el daño. Sólo cuando la ofensa es muy grave, se puede correr a alguien de su comunidad, agrega.

La suerte de Tetelcingo como el primer territorio autónomo indígena de Morelos se definirá en las próximas semanas. Además de presentar varios documentos al gobierno central del estado para cumplir los requisitos legales, los promotores de la iniciativa realizarán una serie de conferenci­as magistrale­s para informar sobre las implicacio­nes de este proyecto, y una consulta abierta a toda la población para saber si respaldan la que sería una histórica municipali­zación.

Apuestan a fortalecer estructura­s de democracia, como la asamblea

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