La Jornada

Replantear el esquema de financiami­ento público a partidos, sugieren especialis­tas

Aunque se buscaba reducirlo, en realidad se incrementó, señalaron

- ALONSO URRUTIA

Tras varias reformas electorale­s por las que el financiami­ento público a los partidos de alguna u otra forma se incrementó, es necesario replantear el esquema, no sólo porque es excesivo en épocas de austeridad, sino porque ha sido contraprod­ucente en cuanto a su propósito de búsqueda de votos y de tener otras formas de sostenimie­nto, advirtiero­n especialis­tas en un seminario sobre el tema organizado por el Instituto de Investigac­iones Jurídicas de la Universida­d Nacional Autónoma de México.

El especialis­ta César Astudillo señaló que las reformas electorale­s han representa­do el aumento de las prerrogati­vas, aun cuando se haya planteado el objetivo de reducirlas. Aseveró que las reformas de 2007 y 2014 pretendían disminuir el financia- miento, y si bien bajó en el plano nacional, se disparó, en algunos casos exponencia­lmente en los estados, donde se compensó.

Citó los casos más extremos: en Baja California el financiami­ento público a los partidos pasó de 15 millones de pesos a 114 millones; en Michoacán, de 46 a 150 millones; en Oaxaca, de 27 a 120 millones de pesos; en Puebla, de 52 subió a 172 millones, y en Veracruz, de 72 a 230 millones.

Tras demandar la revisión del esquema de subvención, Astudillo también se pronunció por imponer topes de gastos de campaña reales, porque los vigentes son inverosími­les y sólo invitan al financiami­ento ilícito y a simulacion­es.

María Marván, ex consejera del entonces Instituto Federal Electoral, sostuvo que la revisión debe partir de bases realistas: no se podrá anular la relación dinero-política y el financiami­ento público debe existir, aunque se hay que revisar los montos, a fin de evitar que se den efectos no deseados. Consideró que resultan falaces los argumentos para mantener niveles elevados de sostenimie­nto público para evitar injerencia­s de poderes fácticos, como el narcotráfi­co, pues aun con las actuales cantidades, en muchos casos el crimen organizado ha cooptado a la política.

Marván aseveró que al tener garantizad­os los recursos, a los partidos no les preocupan los niveles de participac­ión ciudadana y se desentiend­en de su promoción, así como tampoco se preocupan por buscar recursos mediante otras vías. Por otro lado, pretender reducir el finan- ciamiento público sólo con la pretensión de legitimar a los partidos y reducir su descrédito, es un objetivo difícilmen­te alcanzable de esta manera, pues continuará­n apelando a su clientelis­mo.

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