La Jornada

El deporte, opción para salvar a niños refugiados

- AP BEIRUT.

Cada domingo, el gimnasio en la carretera que lleva al aeropuerto de esta ciudad retumba con los gritos y risas de niños refugiados sirios que disfrutan de un inusual respiro de la guerra y las penurias que han vivido.

El Programa de Desarrollo Sport 4, administra­do por la agencia de Naciones Unidas para la infancia, trata de acercar a unos 12 mil niños a las canchas y pistas del gimnasio para que jueguen futbol y basquetbol, y puedan así tener un poco de alivio tras el dolor causado por la guerra.

“Tratamos de sacarlos del ambiente tan estresante y de los terrores a los que han sido sometidos’’, expresó Maher Nakib, director de Hoops Lebanon, asociación que patrocina el proyecto.

La Organizaci­ón de las Naciones Unidas dice que hay un millón de refugiados sirios en el Líbano, y más de la mitad son menores de 18 años. Los sirios en Líbano son víctimas de discrimina­ción, y muchos padres se niegan a dejar que sus hijos vayan a jugar en las oscuras callejuela­s de los barrios pobres de la capital, donde vive la mayoría de los refugiados.

El programa ofrece a los menores un lugar seguro donde pueden desahogars­e, hacer ejercicio, aprender a jugar en equipo y elevar su autoestima.

“Cuando salen de aquí están demasiado cansados para pelear’’, dice con una sonrisa Fátima Tayjan, refugiada de Alepo que ha inscrito a tres de sus cuatro hijos en el programa. Cuando la familia regresa a su pequeño apartament­o de dos habitacion­es, los niños “ya han agotado todas sus energías y están dispuestos a llevarse bien’’, comentó la madre.

Maram al-Malwa, joven de 17 años que participó en el programa y ahora trabaja allí de voluntaria, dice que ahora es “una mujer expresiva, que habla con fuerza y ayuda a los demás”.

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