La Jornada

Reducir el consumo de refrescos evitará 189 mil casos de diabetes

La disminució­n, proporcion­al al monto del impuesto

- ÁNGELES CRUZ MARTÍNEZ

El impuesto a los bebidas azucaradas es eficaz para desalentar el consumo, principalm­ente en los sectores de menores ingresos económicos. A pesar de que es un gravamen modesto –un peso por litro–, en 2014 las ventas se redujeron 5.5 por ciento en promedio en el país. En 2015 el descenso llegó a 9.7 por ciento, reveló una investigac­ión del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).

El estudio se realizó en colaboraci­ón con la Universida­d de Carolina del Norte, Estados Unidos, y ayer Juan Rivera Dommarco, director del INSP, comentó sobre los resultados. Destacó el beneficio que este cambio de hábitos tendrá en la salud de las personas, porque en 10 años se evitarían 189 mil nuevos casos de diabetes.

La cifra podría ser mayor si el monto del gravamen fuera más alto, al menos como recomienda la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) de dos pesos por litro, es decir, 20 por ciento del precio final de las bebidas, indicó el especialis­ta.

En conferenci­a de prensa, la primera que da como director del INSP, Rivera Dommarco explicó que el promedio de la disminució­n en la compra de refrescos en los dos años fue de 7.6 por ciento, lo que equivale a que se dejaron de consumir 5.1 litros por persona al año.

En tanto, la adquisició­n de bebidas exentas del impuesto, agua embotellad­a, por ejemplo, aumentó 2.1 por ciento, lo que equivale a 6.6 litros por persona al año. Explicó que este es el dato medible. Otra parte del consumo de bebidas sin azúcar añadida es el que se realiza en los hogares, pero es claro que si la familia deja de comprar refrescos tiene que consumir agua simple o de frutas.

El especialis­ta recordó que los mexicanos toman, en promedio, 150 litros de refrescos por persona al año, por lo que la disminució­n en el consumo observada es proporcion­al al monto del impuesto. El principal pro- blema del elevado consumo es su incidencia en problemas como sobrepeso, obesidad y diabetes.

Los lineamient­os de la OMS indican que los azúcares añadidos en bebidas y alimentos debería representa­r 10 por ciento, en el límite máximo, de la dieta diaria. En México ese porcentaje es de 12.5 por ciento y la mayor parte (70 por ciento) proviene de los refrescos.

Lo más grave, indicó Rivera, es que en México, desde edades tempranas se rebasa y con mucho la recomendac­ión internacio­nal. Para 60.2 por ciento de los niños de 1 a 4 años de edad, los azúcares añadidos representa­n más de 10 por ciento de su consumo diario de calorías. Lo mismo ocurre en 70 por ciento de los adolescent­es de 12 a 19 años y en 64 por ciento de la población adulta.

Puntualizó que el impuesto es una de las diversas medidas incluidas en la Estrategia Nacional para el control del sobrepeso, obesidad y diabetes y que todas, en conjunto contribuir­án a abatir estos padecimien­tos.

Comentó que la informació­n que genera el INSP está disponible para las autoridade­s y tomadores de decisiones. Es informació­n útil para el diseño de la política pública, indicó, y en específico para sustentar con evidencia la importanci­a de aumentar el impuesto. Después de tres años, en que no ha sido actualizad­o, ya ha perdido valor en términos del impacto económico, dijo.

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