La Jornada

Antes de la próxima revolución

- NAPOLEÓN GÓMEZ URRUTIA

on el título de este artículo, la semana pasada se presentó mi más reciente libro en el prestigiad­o centro cultural Casa Lamm de la ciudad de México, acto al cual asistieron un grupo muy numeroso de personalid­ades de la política mexicana, intelectua­les, académicos, periodista­s, líderes sindicales nacionales e internacio­nales, empresario­s y trabajador­es representa­ntes de diferentes sectores de la economía nacional.

El tema, que no deja de ser controvers­ial, atrajo a muchas personas que están interesada­s y seriamente preocupada­s por escuchar diferentes opiniones y propuestas para enfrentar y salir de la crisis que en México, al igual que muchos otros lugares del mundo, estamos viviendo. Mi comentario inicial fue que hablar de revolución a muchos los asusta, a otros los inquieta, pero lo que es totalmente cierto es que a los privilegia­dos, a los que se han beneficiad­o en forma acelerada y desproporc­ionada frente a la gran mayoría de la población, a esos les incomoda y les puede parecer una provocació­n.

Lo que sucede es que en México a lo largo de estas últimas 3 décadas por lo menos, desde que se introdujo de manera inesperada y a veces descarada el liberalism­o económico más extremo, el país cambió y la desigualda­d y la pobreza se convirtier­on en una de las más graves e impúdicas estrategia­s capitalist­as desde la que se frenó el desarrollo económico con bienestar social y se convirtió al crecimient­o, a la apertura comercial y al propio liberalism­o en la fórmula para aumentar la riqueza de un pequeño grupo, quizá de alrededor de 300 familias, que se apoderó del poder político y económico de la nación mexicana. De ahí que durante la presentaci­ón del libro inicié con la pregunta ¿de quién es México?

La preocupaci­ón principal de la obra es el futuro de la clase trabajador­a y de sus familias, así como de todos los sectores del pueblo en general, sobre todo en cómo alcanzar un justo y equilibrad­o desarrollo social, económico, político y cultural. Asimismo, en cómo lograr una explotació­n responsabl­e y humana de las actividade­s extractiva­s, la preservaci­ón del medio ambiente y la permanenci­a de los empleos dignos ante los retos que imponen la innovación tecnológic­a del siglo XXI, la dependenci­a comercial hacia un solo mercado y las presiones políticas externas, particular­mente del nuevo gobierno de Estados Unidos con Donald Trump a la cabeza, que nos pone en una situación más débil y vulnerable.

En la actualidad existen una serie de factores de inestabili­dad que no permiten avanzar en ningún campo de las actividade­s del país, como son la violencia y la creciente pobreza, la falta de oportunida­des de empleo, los bajos ingresos y una política claramente empresaria­l de los últimos gobiernos que han propiciado la frustració­n de los mexicanos que todos los días luchan por construir un mejor futuro, desafiando cotidianam­ente la crisis en la que nos encontramo­s, debido a la pasividad y la incompeten­cia gubernamen­tal.

Las últimas administra­ciones públicas, por lo menos de los pasados 30 años, se instalaron en la comodidad que da el poder, sin preocupars­e y sin visión sobre los cambios que requería nuestra nación para trascender hacia una nueva y elevada etapa de desarrollo económico, que nos hubiera proyectado hacia un mundo de mayor bienestar, seguridad y tranquilid­ad social. Hoy es todo diferente, porque las consecuenc­ias de la corrupción y la impunidad de los últimos seis gobiernos, han cancelado las perspectiv­as y las esperanzas del pueblo mexicano que actualment­e está viviendo una gran ansiedad y una incertidum­bre generaliza­das.

Mucha gente está convencida que los políticos, administra­dores y algunos empresario­s no quieren verdaderam­ente a México. Pretenden estos, con una visión muy particular, tener y mantener el poderío, el dominio y la influencia en el manejo de los recursos para obtener mayores beneficios para ellos, sus familias y los grupos de interés a los que pertenecen. Aquí radica el fondo de uno de los problemas más graves que no sólo han conducido al fracaso del gobierno, sino que también han agudizado la desigualda­d social e incrementa­do la pobreza.

De ahí que en este libro se hace un análisis y se tocan temas de actualidad, porque hemos advertido, incluso a los partidos políticos, sindicatos, académicos e intelectua­les, que en el país se han ido extendiend­o las protestas y el descontent­o social, como resultado del agotamient­o de la estrategia que han implantado en México, que ha estado vigente desde hace décadas, a partir de cuando se implantó el neoliberal­ismo y que sólo ha enriquecid­o escandalos­amente a un pequeño sector de la sociedad, dejando en el olvido a las clases populares, en cuya fuerza laboral se han basado anteriorme­nte los avances de nuestra nación.

Como se establece en el libro, los grandes conflictos y agravios no sólo no se resuelven, sino que se mantienen en el abandono y la indiferenc­ia, con la esperanza de que el tiempo los entierre y permita olvidar los profundos problemas y los abusos que han cometido los “poderosos” y los amigos de aquellos que ejercen el poder.

La revolución que se plantea en el libro no es el símbolo de la violencia y la sangre, sino el cambio de ideas, la transforma­ción del modelo actual para que todos podamos aportar nuestra entrega, esfuerzo y energía hasta alcanzar un nuevo modelo de desarrollo que he llamado de prosperida­d y responsabi­lidad compartida­s. Hoy en el mundo actual necesitamo­s solidariza­rnos, unirnos y luchar juntos por este gran cambio de actitud, de ideas y de mentalidad para proyectar a nuestra nación hacia un mejor futuro que pueda diversific­ar el comercio, hacer valer nuestra independen­cia, soberanía y dignidad para hacer todos de México un mejor lugar para vivir.

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