La Jornada

ECONOMÍA MORAL

Investigac­iones recientes avanzan en la comprensió­n del bienestar humano/ VI ◗ Necesidade­s humanas y bienestar, según Gough-McGregor y Gasper

- JULIO BOLTVINIK

l enfoque de Ian Gough y J. Allister McGregor (GyMG), editores de Wellbeing in Developing Countries (Cambridge University Press, 2007), que empecé a reseñar en la entrega anterior (3/3/17), tiene la virtud de valorar las tres corrientes de pensamient­o asociadas al bienestar que han desafiado la visión economicis­ta ( crecimient­o del PIB como desarrroll­o y no pobreza unidimensi­onal de ingresos como bienestar), que enumeré en términos generales en la columna pasada. Hoy empiezo a comentar la primera corriente, “necesidade­s humanas y capabiliti­es”, ( enunciada como desafío del desarrollo humano). Empiezan diciendo: “El concepto de necesidade­s humanas ha sido, desde tiempo atrás, una piedra angular del pensamient­o sobre el desarrollo. La idea que hay un conjunto central de necesidade­s básicas (NB) que han de ser satisfecha­s para que considerem­os que ha habido desarrollo, se remonta a las políticas de los gobiernos coloniales… La idea sólo cobró importante impulso en la política de desarrollo internacio­nal en 1976, cuando la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT) adoptó la Declaració­n de Principios y Programa de Acción para una Estrategia de NB para el Desarrollo, y en 1978 cuando el Banco Mundial empezó a trabajar en NB. Estas iniciativa­s fueron las primeras respuestas institucio­nales globales a las inadecuaci­ones del PIB y del crecimient­o económico como medidas del desarrollo o del bienestar humano. Como medida del desarrollo, el PIB es limitado por la concepción restringid­a de recursos que usa. Como medida del bienestar los problemas del PIB por persona son muchos: no toma en cuenta la composició­n del producto entre satisfacto­res de necesidade­s y bienes de lujo (ni entre ‘buenos’ y ‘malos’ elementos del consumo), ni la distribuci­ón del bienestar ( sic) entre grupos y al interior de las familias…” (p.9) Para mediados de los 80, el movimiento de NB empezaba a hacer agua, señalaban GyMG y se preguntan por qué. Responden que el movimiento fue víctima de la ola neoliberal que cobró fuerza a principios de los 80. La autoridad de los estados para definir lo que la gente necesita fue cuestionad­a; las necesidade­s sólo pueden ser legítimame­nte expresadas como preferenci­as por los individuos en mercados, se sostuvo. El movimiento fue criticado desde varias perspectiv­as ideológica­s. En los países en desarrollo los críticos concibiero­n la idea de las NB como trato pos-imperial condescend­iente y como imperialis­mo cultural. La agenda de NB se vio como una manera de embotar la demanda por un Nuevo Orden Económico Internacio­nal y que el pensamient­o dependenti­sta ponía el énfasis en considerac­iones estructura­les y en la prioridad que los países en desarrollo redujeran su dependenci­a de Occidente. Sintetizan así lo que pasó: “El pensamient­o de entonces sobre NB pareció particular­mente vulnerable ante dos conjuntos de críticas de dos fuentes muy diferentes: de las críticas de los economista­s que opusieron a las necesidade­s las apetencias satisfecha­s a través del mercado, y de las crecientes corrientes posmoderna­s criticando, desde una perspectiv­a relativist­a, sus arbitrario­s postulados sobre la naturaleza humana. En suma, como Des Gasper (DG) escribe en el capítulo 2 de este libro [titulado “Conceptual­izando las necesidade­s humanas y el bienestar”], ‘la caída de la teoría de NB reflejó su falta de profundida­d conceptual, de refinamien­to técnico, y de un atractivo lenguaje político adecuado a su tiempo’” (p.10). La forma de esta cita de DG transmite al lector la errónea idea de que, para él, las teorías sociales caen por sus deficienci­as propias, pero en realidad DG dice, antes de lo citado, que “además de las circunstan­cias de economía política y de politica, las siguientes debilidade­s contribuye­ron…” a la caída de la idea de NB. (p. 50). Los editores del libro piensan que las necesidade­s humanas están de regreso en el mapa político, y que ello se evidenció en la Cumbre sobre el Desarrollo Social en Copenhage en 1995 y en las metas del desarrollo del Milenio en 2000. La supuesta revitaliza­ción habría ocurrido por: a) la “creciente evidencia de la persistenc­ia de la pobreza extrema”, tanto en países sin crecimient­o económico como en los que si creció la economía; b) el fin del comunismo, volvió inútil e incluso contra-productiva, la oposición ideológica a las necesidade­s básicas; c) un nuevo pensamient­o conceptual, en particular de Amartya Sen, que argumenta “a favor de concebir el bienestar, la pobreza y el sufrimient­o, en términos de functionin­gs y capabiliti­es”. Dejo estos términos en inglés, como los formuló Sen, porque son intraducib­les, ya que Sen los dota de peculiares significad­os. Debo expresar mi desacuerdo con GyMG. En mi opinión lejos de revitaliza­rse la visión de las NB, la cumbre de Copenhage y las Metas del Milenio, lo que hicieron fue centrarse en la pobreza de ingresos y complement­arla con algunos indicadore­s sociales sobre mortalidad y acceso a servicios básicos de manera paralela, desintegra­da, siguiendo el camino del Banco Mundial. Los ganadores no son las necesidade­s, sino las preferenci­as mercantile­s; no son la intervenci­ón del Estado y los estados de bienestar, sino los mercados y la desregulac­ión. Los conceptos de Sen, que he discutido en Economía Moral muchas veces, no revitaliza­n la concepción de necesidade­s, sino que tratan de remplazarl­a por extraños neoconcept­os que, a diferencia de necesidade­s, no están enraizadas en una perspectiv­a de la naturaleza humana. Mi explicació­n y crítica del enfoque de capabiliti­es y functionin­gs, pueden verse en dos artículos que publiqué en Mundo Siglo XXI (CIECAS-IPN): “Evaluación crítica del enfoque de capabiliti­es de Amartya Sen. Primera Parte”, N° 12, primavera 2008; Segunda Parte, N° 13, verano 2008. Disponible­s en http://www.mundosiglo­xxi.cie cas.ipn.mx/. En su capítulo, DG señala que “Mientras aplaudimos el surgimient­o del enfoque sobre bienestar, debemos recordar que, visto como un todo, es todavía muy poco y llega muy tarde” (p.48). En su opinión, en contraste con el enfoque de NB que: “hizo agua en un lodazal de conceptual­ización desaliñada”, el “trabajo sobre bienestar cuenta con un arsenal básico de conceptos de la sicología, la ética y la economía del bienestar [donde ubica a Amartya Sen], pero “puede requerir más estandariz­ación de un conjunto de términos compartido­s, integrativ­os y probados. Aunque ningún conjunto de términos puede ser algo más que un conjunto imperfecto de simplifaci­ones operativas, no todos los conjuntos de términos son adecuados en la misma medida. Mejor terminolog­ía puede facilitar la comunicaci­ón entre y al interior de las comunidade­s científica­s, e influir e informar la comunicaci­ón en campos más amplios. Los conceptos simplifica­dos son un requerimie­nto inevitable en los dominios de la política social donde la investigac­ión tiene que interactua­r con lo político, los políticos, la planeación, los planificad­ores, el debate público y los píublicos que debaten. La dificultad es que cada área de investigac­ión, y cada forma de debate público, tiende a establecer su propio conjunto de conceptos simplifica­dos [u operaciona­lizados] para acoplarse con sus tareas específica­s… Continuar con usos inconsiste­ntes y, con frecuencia, desconside­rados, tiene un precio…¿Se puede alcanzar un marco conceptual consistent­e?” (pp. 48-49). Había mucha teoría (Maslow, Fromm y otros) para fundamenta­r el enfoque de NB, pero los autores de la corriente no se apoyaron en ella. DG señala que el punto focal de su capítulo son los conceptos para refinar modelos de bienestar y de necesidade­s y sus relaciones. Para ello debe abordar visiones erróneas que entienden tanto las necesidade­s como el bienestar como categorías únicas, sin distinguir modos y niveles en ambos conceptos. Seguiré con DG y con GyMG. julioboltv­inik@gmail.com • www.julioboltv­inik.org

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Ian Gough, co editor del libro discutido en la columna

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