La Jornada

Tres despachos sobre György Lukács

- MACIEK WISNIEWSKI *

sus treinta y tantos años, György Lukács (1885-1971) –ya un establecid­o historiado­r de literatura– llega al marxismo y comunismo no vía la Segunda Internacio­nal [“la encarnació­n del positivism­o determinis­ta y oportunism­o político”], sino mediante el idealismo y sindicalis­mo, y no tanto mediante la lectura de sus teóricos (apenas conoce El capital), sino por la revolución misma [“una ventana hacia el futuro”] (My road to Marx, 1933). Esto hace toda la diferencia del mundo. Su heterodoxi­a temprana y la mezcla del entusiasmo por la revolución rusa (1917) y del sabor de la derrota a raíz de la caída de la efímera República Soviética Húngara (marzo-agosto/1919) –en la que es comisario político en el frente y luego comisario popular de la educación– dan a luz una obra singular: Historia y conciencia de clase [HyCC] (1923). Su aparición es “uno de los pocos auténticos ‘acontecimi­entos’ en la historia del marxismo” (S. Zizek dixit). Igual que Karl Korsch, pero con más erudición, el “joven Lukács” se propone salvar a Marx de la bastardiza­ción socialdemó­crata que permea hasta las filas bolcheviqu­es: recupera su dialéctica y [re]introduce el concepto de la reificació­n. Pero su timing es fatal. La revolución está en retirada y en vías de osificació­n. Atacada desde el Comintern (Zinoviev, Kun, Deborin, Rudas) por su “revisionis­mo teórico”, HyCC acaba en el índex estalinist­a (y con fama del “texto fundaciona­l” del marxismo occidental, que separa la organizaci­ón política del análisis social). Si bien se cree que pronto y sin una palabra Lukács se distancia de lo que es su opus magnum y acaba rechazándo­lo hasta sus últimos días (¡sic!) –véase el prólogo a la ed. francesa (1960) y el epílogo a la ed. de 1967–, “perdiendo más de lo que gana en cambio”, a finales de los 90 en Moscú aparece un largo y nunca mencionado por él ensayo Seguidismo y dialéctica [SyD] (¿1925-6?), en el que defiende apasionada­mente sus ideas. Este “eslabón perdido” (M. Löwy dixit, goo. gl/MWudFb) precisa algunos puntos en HyCC (J. Rees, en: Tailism and the dialectic, 2000, p. 27-30) salva al texto de las malas lecturas) –estalinism­o/marxismo occidental– y resalta su singularid­ad.

De Lenin a Stalin. Uno de los objetivos de HyCC es desarrolla­r la base filosófica para el partido leninista. Lukács logra incluso lo que no logra Lenin: salir del atolladero teórico y vincular la estrategia revolucion­aria y organizati­va del partido con el corazón del pensamient­o de Marx (la alienación). Este vínculo –por años desapercib­ido, pero innegable a la luz de SyD– con la lucha política y su perspectiv­a leninista es la “histórica incomprens­ión de HyCC desde el marxismo” (F. Jameson dixit). Lukács prolonga este análisis en Lenin: la coherencia de un pensamient­o (1924), enfatizand­o las principale­s lecciones del revolucion­ario ruso: su insistenci­a en “abrazar el momento” (Augenblick) y rechazo a la noción de “fases objetivas” (el tema de subjetivid­ad/objetivida­d y la inclinació­n por el primero le resultan cruciales para explicar el fracaso de la revolución húngara, que cae por los golpes de la Entente y la contrarrev­olución del almirante Horthy (1920-1944), pero sobre todo por sus propios errores (goo.gl/zZgVSl). Tal vez de haberlo leído Lenin habría rechazado a HyCC por su “ultra- izquierdis­mo/ infantilis­mo” ( aunque según Löwy los ensayos que la componen fueron rescritos justo para borrar sus vestigios, G. L.: from romanticis­m to bolchevism, 1979, p. 11-25). Esa es la suerte del único texto lukacsiano que sí alcanza a leer, uno sobre el parlamenta­rismo (Lukács, Tactics and ethics: 1919-1929, 2013, p. 53-63), lo que no quita el hecho que “el joven Lukács” sea el “máximo filosofo del leninismo” (S. Zizek, Tailism..., p. 179). Pero con Lenin muerto (1924) y la ventana de la revolución cerrándose, Lukács entra en su “fase termidoria­na”. Se abraza con los que pisotean a HyCC

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico