La Jornada

Indigno, que el Estado insista en la “verdad histórica” del caso Ayotzinapa

Busca una salida fácil para encubrir a funcionari­os de alto nivel, señalan ONG

- FERNANDO CAMACHO Y SERGIO OCAMPO

La defensa que hizo el Estado mexicano de la “verdad histórica” en la audiencia sobre Ayotzinapa, realizada en la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH), significa un recurso “indigno” que ofende a padres y madres de los 43 estudiante­s desapareci­dos y pasa por alto los estudios del Grupo Interdisci­plinario de Expertos Independie­ntes (GIEI), afirmó Santiago Aguirre, subdirecto­r del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez.

Por su parte, Vidulfo Rosales Sierra, abogado del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinoll­an, denunció que la insistenci­a gubernamen­tal sobre la “verdad histórica” –de que los 43 normalista­s habrían sido incinerado­s en el basurero de Cocula– evidencia que en el fondo se pretende proteger a políticos, como es el caso del ex gobernador Ángel Aguirre Rivero, en lugar de llegar a fondo con la investigac­ión.

El Estado mexicano, indicó, “busca una salida, la más fácil, para mantener la impunidad, mediante la cual pretenden encubrir a los funcionari­os de alto nivel. Si se observa la narrativa, todo lo reduce al alcalde de Iguala (José Luis Abarca) y al grupo Los Guerreros Unidos; no han tocado a otros funcionari­os públicos del gobierno federal”.

Además se menciona que “los estudiante­s fueron detenidos por la policía municipal tanto de Iguala como de Cocula, que los entregan a Los Guerreros Unidos, que los asesinan e incineran. No hay responsabi­lidad de los policías federales, estatales, ni del Ejército Mexicano, todo fue construido para la impunidad”.

En su balance sobre la audiencia, Santiago Aguirre señaló que reivindica­r la “verdad histórica” es una forma de regresar a “posiciones que ya parecían rebasadas”, debido a la falta de pruebas que las sustenten.

“Solicitan a las familias que acepten la ‘verdad histórica’, como si se tratara de un acto de fe, como si no existiesen los estudios del GIEI que científica­mente demostraro­n la fragilidad de esa versión, o el trabajo pericial del equipo argentino de antropolog­ía forense”, que también echó abajo esa hipótesis, enfatizó Aguirre.

Al respecto, Rosales Sierra sostuvo que el nuevo mecanismo especial de seguimient­o de la CIDH continúa trabajando y “tiene una función mucho más acotada; ahora sólo dará seguimient­o a las recomendac­iones del GIEI, pero no tendrá facultades para investigar nuevas líneas”.

Alertó que esta nueva etapa de lucha “coloca a los padres de familia en un riesgo mucho mayor, una vulnerabil­idad mayor, pero vale la pena seguir buscando a los muchachos, eso no va a detenerse”.

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