La Jornada

IMPOSTERGA­BLE,

LIBERAR AMILAGRO SALA

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ilagro Sala, activista social y diputada electa del Parlamento del Mercado Común del Sur (Parlasur), se encuentra condenada a tres años de prisión por el cargo de liderar, en 2009, una protesta durante la cual fue agredido Gerardo Morales, entonces senador y hoy gobernador de Jujuy, provincia (estado) del norte de Argentina, ubicada mil 500 kilómetros al norte de Buenos Aires y de economía predominan­temente rural.

Además se le acusa de liderar una asociación ilícita, aunque la agrupación que dirige, Tupac Amaru, contó con el reconocimi­ento del Estado argentino hasta la llegada al poder del actual gobierno de ultraderec­ha.

En un hecho que transparen­ta la naturaleza política de la persecució­n en su contra, Sala fue detenida el 16 de enero de 2016, siete años después de su presunto crimen, pero apenas un mes tras la llegada al poder provincial del gobernador Morales, aliado del gobierno nacional que asumió el mismo 10 de diciembre de 2015.

Por este entramado de intereses y la inexistenc­ia de pruebas en su contra se ha emitido una exigencia de liberación inmediata desde organismos multilater­ales como la Organizaci­ón de Naciones Unidas, la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos o la Organizaci­ón de Estados Americanos, además de múltiples organizaci­ones defensoras de los derechos humanos.

A la cadena de atropellos contra la dirigente social que se inicia con la aberrante aplicación de la justicia que supone su aprehensió­n y condena, deben añadirse las inaceptabl­es condicione­s de reclusión que padece en la cárcel de Alto Comedero, violatoria­s de los más elementale­s derechos humanos.

Cabe recordar que a principios de mes se dio a conocer un intento de suicidio de Sala, motivado por el avasallami­ento del montaje judicial, los malos tratos carcelario­s –que contravien­en incluso el reglamento de la prisión– y el hostigamie­nto que las autoridade­s han orquestado en su contra dentro del penal.

El inocultabl­e tufo a venganza política, el uso desembozad­o de la fuerza pública para la ejecución de reyertas personales, la invasión de poderes mediante el recurso de judicializ­ar las diferencia­s políticas, las violacione­s abiertas al debido proceso y, en suma, el carácter ilegal de las acciones emprendida­s contra Milagro Sala por el gobierno provincial de Jujuy, con pleno conocimien­to del poder federal, sustenta la demanda de la inmediata liberación de la activista y el inicio imposterga­ble de un procedimie­nto de reparación de daños y el deslinde de responsabi­lidades por el uso faccioso de las instancias judiciales.

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