La Jornada

Reforma desastrosa

- ARTURO BALDERAS RODRÍGUEZ

or lo visto, para Donald Trump lo prometido no necesariam­ente es deuda, es lo que se antoja pensar sobre las promesas de lo que haría en cuanto llegara a la presidenci­a. Una de ellas, y tal vez en la que hizo mayor énfasis, era derogar la reforma de salud de Barack Obama. Han pasado dos meses desde que tomó posesión y hasta ahora no parece cumplirles a quienes votaron por él y creyeron en su populismo de ultraderec­ha. Por su parte, los legislador­es del Partido Republican­o aseguraron desde hace más de año y medio ya tener listo el proyecto de la reforma de salud que sustituirí­a a la conocida como Obamacare. El que presentaro­n el martes pasado más bien parece un anteproyec­to mal concebido con el que nadie está de acuerdo.

En la Cámara de Representa­ntes, donde se elaboró la supuesta reforma, hay una rebelión encabezada por los conservado­res más radicales y los libertario­s contra el liderazgo republican­o. Ambos consideran que la reforma es demasiado generosa en términos de subsidios y, además, deja demasiado espacio al Estado para intervenir en su regulación y administra­ción. En el Senado hay cautela entre los republican­os, porque se castiga a los sectores más necesitado­s, lo que pudiera serles desfavorab­le en las urnas. Para los legislador­es demócratas de ambas cámaras, la reforma es un atentado contra quienes más necesitan de un plan de salud accesible. Subrayaron lo absurdo de que quienes tienen mayores recursos sean los más beneficiad­os en términos económicos.

Después de analizar la propuesta republican­a de reforma, la oficina que analiza el presupuest­o del Congreso (Congressio­nal Budget Office), un organismo apartidist­a, consideró que de entrada dejaría sin servicio de salud a 14 millones de estadunide­nses, y en otros 10 años a 24 millones. El desacuerdo es también grande fuera del ámbito gubernamen­tal. Asociacion­es de médicos, enfermeras, hospitales, adultos mayores y miles de personas que pade- cen cáncer, diabetes u otros males han criticado la propuesta debido a su evidente desprecio por los que tienen menos recursos, pues son quienes más requieren los servicios de salud y deberán pagarán más, e incluso podrían perderlos. Concluyen que es absurdo que se canalicen importante­s montos, por la vía de subsidios e impuestos, a las clases más adineradas.

Diversos medios de opinión han sido mucho más severos en su crítica a la reforma. Apun- tan que quienes la escribiero­n pretendier­on invalidar todos los preceptos de Obamacare. Consideran que los legislador­es crearon un galimatías que no deja contento a casi nadie, salvo a quienes tienen mayores recursos.

En el Partido Republican­o son consciente­s del grave problema que ellos mismos crearon al anunciar que remplazarí­an la reforma de Obama con una mucho más efectiva, que beneficiar­ía a un número mayor de per- sonas. Trump volvió a asegurar en su discurso ante el Congreso que la reforma incluiría a todos los estadunide­nses. La equivocaci­ón puede resultarle­s muy costosa. Hay gran descontent­o entre millones de ciudadanos ante la posibilida­d de perder los servicios de salud que habían ganado con la reforma de Obama. Ese descontent­o podría manifestar­se en las urnas en las elecciones intermedia­s de 2018, cuando buen número de legislador­es republican­os podrían quedar fuera del Senado y la Cámara de Representa­ntes. Hay, además, quienes aseguran que sería un factor que impediría a Trump relegirse. Tal vez sea un buen anhelo, pero es muy pronto para hablar de ello.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico