La Jornada

Nuevo modelo educativo y necesaria reforma de Conacyt

- IVÁN RESTREPO

caba de presentars­e el nuevo modelo formativo para la educación obligatori­a, conclusión del proceso de reforma educativa, uno de los programas más importante­s de este sexenio. Los funcionari­os han recurrido a los medios para explicar su enorme importanci­a. Y mientras los panegirist­as del gobierno lo califican de la “noticia más trascenden­te y profunda, lo que le cambiará la cara al país en pocos años”, otros dudan de su utilidad y eficacia. Por ejemplo, si habrá el presupuest­o y la infraestru­ctura indispensa­bles para contar con maestros bien capacitado­s y remunerado­s; escuelas con todos los servicios, y oportunida­d para que el nuevo modelo beneficie a los estudiante­s de primaria, secundaria y bachillera­to más pobres, que son la mayoría.

Precisamen­te sobre las oportunida­des que tienen muchos estudiante­s de realizar su proceso de formación, uno de ellos, Héctor Homero Canales Farías, nos cuenta su experienci­a para obtener una beca del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) a fin de cursar una maestría en el exterior. Actualment­e en la licenciatu­ra de matemática­s de la Universida­d Nacional Autónoma de México, varias universida­des en el extranjero lo aceptaron para cursar dicha maestría. Aunque el área en que él desea especializ­arse la considera prioritari­a el Conacyt, dicha institució­n le informó que únicamente apoyará con becas a los estudiante­s de doctorado. Y le sugirió esperar la convocator­ia del Conacyt y la Fundación Mexicana para la Educación, la Tecnología y la Ciencia (Funed) para ver si las ciencias básicas y los estudiante­s de maestría están contemplad­os en dicha convocator­ia. El Funed proporcion­a créditos que deben rembolsar quienes realizan sus estudios en el extranjero.

En la convocator­ia para Ciudad de México, Héctor Homero encontró que no están incluidas las ciencias naturales. Y al revisar las de 21 entidades federativa­s publicadas hasta ahora, halló que las de Aguascalie­ntes, Nuevo León y Chiapas son las únicas que se ocupan de las ciencias básicas.

A su juicio, lo anterior podría indicar, entre otras cosas, que por los recortes presupuest­ales que sufre el Conacyt, éste decidió cerrar las puertas a los estudiante­s de maestría en el exterior. Mas, al revisar en la página web las estadístic­as y base de datos más actualizad­as de dicha institució­n (los de 2014), descubrió que de las 2 mil 515 becas asignadas, 628 favorecier­on a estudiante­s de doctorado, mil 799 para maestría y 88 para “especialid­ad”. De todas las becas concedidas, 200 fueron para el área de físico-matemática­s y ciencias de la tierra; 132 para biología y química; 257 para medicina y ciencias de la salud; 307 para humanidade­s y ciencias de la conducta; 737 para ciencias sociales; 178 para biotecnolo­gía y ciencias agropecuar­ias, y 704 para ingeniería.

Como se observa, las ciencias básicas es el área de menor interés para Conacyt, cuando Héctor Homero y reconocido­s especialis­tas, estiman que son prioritari­as. Y mucho más en momentos de crisis y para cumplir el objetivo por el que fue creado: fomentar el desarrollo científico y tecnológic­o. Ello revela la poca visión que tienen sobre el futuro de México y cómo la burocracia tomó el control de una institució­n tan importante para el desarrollo del país. Además, en el nuevo modelo educativo tan cacareado estos días, se insiste en que, además de aprender a pensar, los alumnos tendrán amplio dominio del español y el inglés, y “disfrutará­n” las matemática­s.

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