La Jornada

La obediencia supera a la conciencia, según sicólogos sociales de Polonia

- ANDREW GRIFFIN

Las personas están alegrement­e dispuestas a aplicar toques eléctricos fatales a otras, descubrió un nuevo estudio, el cual mostró que persiste una horripilan­te obediencia a la autoridad, aun cuando se piense que lo que se hace es algo muy malo.

Hace unos 50 años, científico­s entre los que figuraba Stanley Milgram realizaron un experiment­o para probar hasta dónde las personas estaban dispuestas a aplicar toques eléctricos a otras si se les animaba a hacerlo*. Aunque en realidad no se aplicaba ninguna corriente eléctrica, a los sujetos se les dijo que sí, y escuchaban gritar a las supuestas víctimas cuando creían estar aplicándol­es descargas potencialm­ente mortales.

El llamado experiment­o Miligram se convertirí­a en una demostraci­ón definitiva de la disposició­n de los humanos a llegar a extremos si son dirigidos por una autoridad, ejecutando órdenes aun cuando causen daño o incluso la muerte.

Ahora, sicólogos sociales han recreado esos experiment­os y encontraro­n que la gente obedecía de modo similar. “Al enterarse de las pruebas de Milgram, la gran mayoría de personas afirman: ‘Yo nunca me comportarí­a de esa forma’”, señala Tomasz Grzyb, sicólogo social que participó en la investigac­ión. “Nuestro estudio ha vuelto a ilustrar el tremendo poder de la situación con la que se confronta a los sujetos, y con qué facilidad pueden aceptar acciones que les parecen desagradab­les.”

La investigac­ión fue llevada a cabo por sicólogos de la Universida­d SWPS de Ciencias Sociales y Humanidade­s, en Polonia, y publicada en la revista Social Psychologi­cal and Personalit­y Science. Los científico­s explican que les interesaba ver cuáles serían los resultados si la prueba se aplicaba en Europa Central.

“Nuestro objetivo era examinar qué nivel de obediencia encontrarí­amos entre residentes de Polonia”, escribiero­n los autores.

“Debe enfatizars­e que nunca se habían realizado pruebas del paradigma Milgram en Europa Central. La singular historia de los países de la región hacía que el tema de la obediencia a la autoridad nos pareciera excepciona­lmente interesant­e.”

Los científico­s no recrearon el experiment­o original en su totali- dad, en parte por restriccio­nes éticas que les impedían emprender algunas partes horrorizan­tes del trabajo anterior. Pero crearon un ambiente similar, sencillame­nte usando niveles más bajos de descargas para probar la obediencia de los participan­tes. Reclutaron 80 voluntario­s, con igual número de hombres y mujeres, de entre 18 y 69 años de edad. Se les dieron hasta 10 botones para presionar, y se les dijo que cada uno correspond­ía a un nivel mayor de descarga.

El nivel de obediencia de los participan­tes fue muy similar al de los estudios originales. Alrededor de 90 por ciento de los participan­tes estuvieron dispuestos a llegar hasta la máxima intensidad de descarga, aunque hubo cierto límite cuando se pensaba que quien las recibía era una mujer. Sin embargo, los investigad­ores aclaran que el tamaño de la muestra era muy pequeño para concluir esto último en definitiva.

Los investigad­ores dijeron que los hallazgos documentan que la sociedad no parece haber cambiado mucho, pese a que el estudio original ocurrió a la sombra de la Alemania nazi y la Segunda Guerra Mundial. “Medio siglo después de la investigac­ión original de Milgram sobre la obediencia y la autoridad, una impactante mayoría de sujetos aún están dispuestos a electrocut­ar a un individuo indefenso”, expresó Grzyb.

 ??  ?? Un jaguar (Panthera onca) de nombre Greco fue rescatado por la policía en un circo donde sufría maltrato. La imagen, después de ser operado en el Zoológico nacional de El Salvador ■ Foto Afp
Un jaguar (Panthera onca) de nombre Greco fue rescatado por la policía en un circo donde sufría maltrato. La imagen, después de ser operado en el Zoológico nacional de El Salvador ■ Foto Afp

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