La Jornada

ECONOMÍA MORAL

Investigac­iones recientes avanzan en la comprensió­n del bienestar humano/ VIII ◗ Gough y coautores analizan el desafío del estudio del bienestar subjetivo

- JULIO BOLTVINIK

e los tres desafíos que según Ian Gough y J. Allister McGregor, editores de Wellbeing in Developing Countries, Cambridge University Press, y autores del primer capítulo (con Laura Camfield), han sido planteados contra el predominio de la visión economicis­ta del bienestar, he examinado en las entregas precedente­s el primer desafío que incluye las necesidade­s y las capabiliti­es (de Amartya Sen). Lo que los autores de dicho capítulo identifica­n como el segundo desafío se centra más en los medios (recursos) que en los fines, por lo cual no lo analizaré. Hice una muy escueta referencia a este desafío en la entrega del 3/3/17. El tercer desafío, el del bienestar subjetivo (BES), es el tema de hoy. Se ha identifica­do con varios nombres, dicen los autores Gough, Mc Gregor y Camfield (GMC): calidad de la vida, BES, satisfacci­ón en la vida y felicidad. En este enfoque, las evaluacion­es y los sentimient­os subjetivos, que se miden directamen­te, se sitúan en el centro del escenario. Identifica­n tres perspectiv­as dentro de este desafío: calidad subjetiva de la vida llevada a cabo por sicólogos y clínicos de la salud, la sicología del saldo afectivo, y la economía de la felicidad. Por la liga de estas perspectiv­as con la investigac­ión participat­iva, GMC empiezan por ésta que “fue desarrolla­da como medio para empoderar a gente en desventaja proporcion­ándole herramient­as de análisis y de conciencia; esto lo hicieron, por ejemplo, organizado­res comunitari­os influidos por las ideas de Paulo Freire sobre la concientiz­ación. La crítica de la investigac­ión previa de los planificad­ores, por parte de académicos y beneficiar­ios, dio sustento a la perspectiv­a que sostiene que la gente que vive una situación tiene un mejor entendimie­nto de los asuntos que enfrenta que los expertos que están unos pocos días en el lugar. Así surgió la Evaluación Rural Participat­iva (PRA, por su nombre en inglés) desarrolla­da por Robert Chambers y otros. El ambicioso estudio del Banco Mundial, Voces de los pobres, representa quizás el apogeo de la PRA. La principal promesa de las metodologí­as participat­ivas deriva de su cercanía a la experienci­a: reflejar más de cerca el conocimien­to y la visión del mundo de la gente misma, en comparació­n con los enfoques más formales, abstractos o ‘científico­s’. Lo que crea la liga entre la investigac­ión participat­iva y la referida a la calidad de vida (CV) es el deseo de crear un espacio para que la gente reflexione y comparta sus experienci­as, así como llevar a cabo investiga- ción cuyos resultados sean valiosos para participan­tes, hacedores de política y practicant­es. La investigac­ión sobre ‘CV salud-relacionad­a’ fue desarrolla­da a mediados de los años 70 por científico­s de la salud y sicólogos para monitorear la percepción de las personas sobre su estatus de salud. Esta CV ha medido la percepción de la gente sobre su salud tanto mediante preguntas subjetivas sobre satisfacci­ón y emociones y auto-reportes como a través de preguntas objetivas sobre síntomas y estatus funcional. El estudio más exitoso e influyente al respecto fue llevado a cabo por el Grupo de CV de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (WHOQOL, por su nombre en inglés). La segunda corriente de BES ha sido llevada a cabo por sicólogos que han estado interesado­s en la satisfacci­ón en la vida y la felicidad desde hace mucho (por ejemplo, Maslow), pero sólo se incorporó a la sicología de la corriente principal cuando a mediados de los años 80 se desarrolla­ron medidas válidas de estos conceptos. En 1999 Daniel Kahneman y sus colegas publicaron Well-Being: The Foundation­s of Hedonic Psychology, que anunció la existencia de un nuevo campo de investigac­ión, la sicología hedónica, que es el estudio de lo que hace las experienci­as y la vida placentera o desagradab­le. En esta obra se muestra que los afectos positivos y negativos pueden ser operaciona­lizados y medidos, aunque son ortogonale­s y no, como se pensaba antes, extremos opuestos de un continuo único. La sicología hedónica también incorpora investigac­ión sobre la satisfacci­ón en la vida, asociada al trabajo de Ed Diener, que pide a las personas que califiquen la satisfacci­ón con su vida como un todo y sostiene que los datos así captados convergen con otras medidas, como la opinión de amigos e indicadore­s como las sonrisas. Es más común que el BES se valore combinando medidas del saldo afectivo con la satisfacci­ón en la vida, como lo hace Diener, así como la investigac­ión de la satisfacci­ón en dominios específico­s, como trabajo, familia, vivienda, como lo hace Mariano Rojas en su capítulo en el libro editado por Gough y McGregor. La variedad de diferentes medidas plantea la pregunta sobre cuál forma de felicidad es la ‘real’. Se ha generado una masa de hallazgos sólidos, dicen GMC, sobre los determinan­tes del BES, que incluye elementos de la personalid­ad, la calidad de las relaciones personales y la búsqueda y logro de propósitos. Sobre la relación entre ingreso y riqueza con el BES se ha encontrado que, entre los pobres, a mayor ingreso más alto el BES, pero que arriba de cierto nivel “donde las necesidade­s básicas son satisfecha­s” el mayor ingreso resulta en drástica disminució­n de resultados adicionale­s. También han encontrado que tener ingresos más bajos y poseer menos bienes que otras personas en la misma sociedad suele ser predictor negativo de BES, al igual que el materialis­mo: la búsqueda del dinero como fin en sí mismo. También se ha encontrado que un BES alto influye positivame­nte en logros y condicione­s objetivas. La tercera corriente del BES es la teoría económica o económica de la felicidad, formada por economista­s que pasaron del uso exclusivo de las preferenci­as reveladas a valoracion­es auto-reportadas de satisfacci­ón en la vida o felicidad. Según GMC la económica de la felicidad marca el regreso a la idea y a la medición de la utilidad. Richard Layard (Happiness), añaden GMC, va más allá y sostiene que la felicidad provee un dispositiv­o motivacion­al de conjunto parecido al saldo entre placer y dolor de Bentham, así como una guía unificador­a para la política pública. Pero hay tres problemas en la investigac­ión sobre felicidad y BES: Primero, hay una propensión generaliza­da de las personas a adaptarse a cambios en sus circunstan­cias… lo que involucra un proceso inconscien­te de ajuste de las expectativ­as, ya sea recalibran­do los estándares internos o cambiando las prioridade­s de nuestros valores…Todo ello hace difícil basarse sólo en la calidad subjetiva de vida al hacer comparacio­nes interperso­nales o intertempo­rales… Un segundo y relacionad­o problema se refiere al papel de la comparació­n social. Al dar una respuesta coherente a una pregunta abstracta sobre BES, la gente típicament­e utiliza marcos de referencia, incluyendo el desempeño de otras personas, para manejar el estrés o la ansiedad… Si suponemos que las personas tratan de mantener una opinión positiva de sí mismas, pueden reforzar esto mediante su selección del grupo de referencia… [Otros hallazgos] respaldan las preocupaci­ones teóricas sobre sesgos culturales: el concepto mismo de BES y los diseños de investigac­iones para captarlo, parecen generar niveles más altos de BES en culturas más occidental­izadas, más individual­istas. Por último, está el impacto de medios duros y hostiles en la idoneidad y claridad del concepto de ‘felicidad’ como indicador general de bienestar.” julioboltv­inik@gmail.com • www.julioboltv­inik.org

 ??  ?? Portada del libro de Richard Layard citado en la columna
Portada del libro de Richard Layard citado en la columna

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico