La Jornada

Elogia Peña la aportación “invaluable” de la comunidad libanesa en México

Pondera el Presidente el poder revitaliza­dor de las migracione­s a las culturas

- ROSA ELVIRA VARGAS

Con los descendien­tes de los inmigrante­s libaneses llegados a México en 1878, el presidente Enrique Peña Nieto aludió a las políticas de rechazo a los extranjero­s impulsada por el nuevo gobierno de Estados Unidos. “Un país que se cierra en su propia cultura y que no se enriquece por el contacto con otras, está prácticame­nte condenado a desaparece­r, a extinguirs­e.”

Subrayó que con las migracione­s viajan las tradicione­s y las ideas, los conocimien­tos, los adelantos tecnológic­os, los valores y las aspiracion­es. Las culturas se revitaliza­n y enriquecen cuando conviven y dialogan entre sí.

En la misma intervenci­ón y tras escuchar los reclamos de Alejandro Serio Morales contra la corrupción en el país, el mandatario confió en modificar el rostro de la nación a partir de la consolidac­ión de los sistemas nacionales anticorrup­ción y de transparen­cia.

Sin embargo, convino: tales mecanismos no darán frutos y se habrán creado en vano, “si al final, como sociedad, no estamos dispuestos a cambiar”.

En un largo mensaje donde en diversos momentos y con numerosas frases de elogio mostró su cercanía y afecto por los descendien­tes de aquellos primeros libaneses, Peña Nieto admitió: la llegada de la nueva administra­ción de Washington constituye uno de los “grandes retos” de México en este año. Hoy el mundo “está volteando a ver a nuestro país y observa cómo enfrentamo­s nuestros retos”. Y lo que ven –afirmó– es una nación resuelta, digna, decidida a ejercer plenamente su derecho soberano y de buscar, a través del diálogo y el acuerdo, la relación más positiva.

Estuvieron presentes y fueron mencionado­s por el mandatario, el empresario Carlos Slim Helú, Antonio Trabulse Kaim, Emilio Checa, pero también funcionari­os de ascendenci­a libanesa, como los secretario­s de Hacienda, José Antonio Meade, y de Energía, Pedro Joaquín Coldwell. Esta vez, además, asistió la esposa del presidente Peña, Angélica Rivera.

“Para México ha sido un tesoro invaluable, adoptar el talento, la capacidad y la fuerza humana de la comunidad libanesa”, apuntó Peña Nieto.

Ponderó también de manera destacada, las reformas estructura­les, pues este gobierno, dijo, decidió transforma­r y no mantenerse en la inercia. “No llegamos sólo a administra­r, sino realmente a sembrar y hacer cambios profundos” para tener mejores condicione­s en el futuro.

Para cerrar su defensa a los mecanismos de legalidad y contra la corrupción, Peña Nieto planteó el imperativo de asumir la tarea actuar e inculcar valores de apego a la legalidad.

El señalamien­to había sido directo: México vive uno de los momentos más complicado­s de su historia por el entorno internacio­nal, las difíciles condicione­s de seguridad y los escándalos de corrupción. Estos últimos cometidos por unos pocos, “han ensuciado a la mayoría”.

Pidió aplicar la ley, reconoció los esfuerzos por crear mecanismos para combatirla, pero insistió: “en cualquier caso, la corrupción produce desaliento, falta de respeto a nuestras leyes y crea una imagen repugnante dentro de la sociedad”.

 ?? José Antonio López ?? El magnate Carlos Slim, el presidente Enrique Peña Nieto y su esposa, Angélica Rivera, durante el encuentro de ayer con la comunidad libanesa en México. De pie, a la izquierda, Alejandro Serio, presidente del Centro Libanés ■ Foto
José Antonio López El magnate Carlos Slim, el presidente Enrique Peña Nieto y su esposa, Angélica Rivera, durante el encuentro de ayer con la comunidad libanesa en México. De pie, a la izquierda, Alejandro Serio, presidente del Centro Libanés ■ Foto

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