La Jornada

En lo oscurito, Dylan recibe presea, diploma y del dinero nunca más se supo nada

- PABLO ESPINOSA

Fue un encuentro breve, en el hotel donde se hospeda Robert Zimmerman, quien fue descrito por Klas Ostergren, integrante de la Academia Sueca, como “un hombre muy simpático y amable”.

La siguiente informació­n circuló en portales europeos y redes sociales. No hubo cámaras de televisión ni fotográfic­as, aunque alguien logró una hazaña digna de un tropel de paparazzi y coló a las redes sociales una foto espectacul­ar: el homúnculo captado de espaldas, enfundado en elegante chamarra negra de cuero y guantes del mismo ma- terial, abajo una chamarra deportiva con capucha (sí, entró encapuchad­o) con una bufanda al cuello, pero encima de las chamarras.

Fachoso y elegante, combinació­n imposible, digna de un hombrecito fuera de serie.

Es inconfundi­ble: su estatura, sus botas gastadas y, sobre todo, el casi ridículo trajecito que usa en sus conciertos, algunas veces blanco, ahora negro, con su bies lateral, como los viejos fracs, o como el uniforme del elevadoris­ta de la película Budapest.

Detrás de él corre una mujer (cosa nada extraña en un ser tan especial), mientras uno de los guardias mira al paparazzo con ojos de: “órale, cabrón, ya te llevaste la exclusiva”.

Él no habla de cheques

Bob Dylan recibió así, en casi clandestin­idad la tarde del sábado primero de abril de 2017, el Premio Nobel de Literatura 2016, según confirmaro­n en la fila para entrar al concierto, un par de horas después, Sara Danius, presidenta de la Academia Sueca, quien también fue captada por una cámara fotográfic­a entregando su boleto de entrada, el cual compró con dinero de su bolsillo, y también su colega Horace Engdahl. Dylan fue captado en la entrada de un hotel en Estocolmo. Luego, Sara Danius, antes de entrar al concierto que ofreció el músico horas después

Durante su concierto, que duró dos horas, Bob Dylan no hizo ningún comentario al respecto. Se limitó a cantar las hermosas canciones clásicas que ha incluido en sus recientes cinco discos, y en especial los que este sábado comenzaron a circular en el mundo entero.

“Dylan nunca habla de dinero”, repitieron sus allegados. Es decir, en esa reunión en lo oscurito le entregaron la medalla, el diploma, pero no dijeron si también el cheque.

Con lo cual, siguiendo la peculiar ironía dylaniana, nos dejó parafresea­ndo a los Tigres del Norte: “Del dinero y de Camelia/ nunca más se supo nada”.

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Fotos Afp y Ap

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