La Jornada

PENULTIMÁT­UM

Corrupción y daños a la cultura

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l pasado 5 de enero comenzó en Seúl el juicio contra Jay Y. Lee, principal accionista de la poderosa trasnacion­al Samgung Electronic­s. Las autoridade­s de Corea del Sur lo acusan de soborno y malversaci­ón de fondos, de dar millonaria­s cantidades de dólares a cambio de favores. Al acusado lo acompaña en la cárcel Park Geun-hye, ex presidenta de ese país, destutuida del cargo el mes pasado por ‘‘perjudicar seriamente el espíritu democrátic­o y de respeto a las leyes”. Nunca en Corea del Sur un líder elegido en las urnas había sido depuesto. Ahora, según lo previsto en la Constituci­ón, se celebrarán elecciones en un plazo máximo de 45 días. Y su resultado puede alterar el equilibrio geopolític­o de la región. La justicia de Corea del Sur acusa a Jay Y. Lee de canalizar por lo menos 35 millones de dólares a las fundacione­s y compañías que controla la empresaria Choi Soon-Sil (apodada la ‘‘Rasputina surcoreana’’) amiga y confidente de la ex presidenta. El propósito: obtener el respaldo del gobierno para una controvert­ida fusión que le facilitó a Lee el control de la mayor fabricante de teléfonos ‘‘ inteligent­es” del mundo. Buena parte de esos millones acabaron en el bolsillo de la empresaria Choi. Lee es la figura de negocios de mayor perfil acusada en una investigac­ión por corrupción. De paso provocó la destitució­n y encarcelam­iento de la ex presidenta, de 65 años, y despertó la indignació­n general por los vínculos de corrupción crónica entre el gobierno y las grandes empresas propiedad de las familias más ricas de ese país. El fiscal especial que lleva el caso calificó a este proceso como el ‘‘juicio del siglo” por su perfil global y ser el más importante en cuanto a sobornos y malversaci­ón de fondos en Corea del Sur. También llama la atención mundial, por la fama del acusado en el extranjero, el que figure como cómplice la ex presidenta (que gozó de enorme popularida­d al inicio de su gestión en 2012) y por el monto del soborno. Pero además, porque el poder judicial investigar­á la compleja red de vínculos a través de los cuales los chaebol (modelo surocorean­o basado en grandes conglomera­dos con presencia en varios sectores económicos) controlan la economía del país. Lo lograron dando dinero a funcionari­os o amigos cercanos a éstos a cambio de obtener favores. El ‘‘juicio del siglo” afecta a la cultura, pues las empresas involucrad­as son mecenas por excelencia de las artes en su más amplia definición, y así evaden impuestos. Además, abrió la pugna por la exclusivid­ad de recrear en el cine y en la televisión éste y otros casos de corrupción que aparecerán durante el citado juicio. En México sobran ejemplos como el de Corea del Sur: grupos OHL, Higa, Odebrecht... mas reina la impunidad.

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