Delinea AMLO su proyecto político y económico para 2018
Precisa la relación a seguir con EU y el papel del Ejército en materia de seguridad Asisten ex perredistas, priístas, panistas, actores, actrices y empresarios ‘‘Pasen a firmar’’
Ante las expresiones del secretario estadunidense de Seguridad Nacional, John Kelly, sobre el ‘‘riesgo’’ en la relación bilateral si llega la izquierda al gobierno mexicano, el dirigente de Morena, Andrés Manuel López Obrador, demandó la no injerencia y el respeto al proceso interno de 2018. Aseveró que pugna por una relación respetuosa y de cooperación, pues no es mediante la construcción de muros ni la militarización de la frontera como se va a detener la migración y controlar inseguridad y violencia.
Al encabezar el mitin donde se firmó el Acuerdo Político por la Unidad, la Prosperidad y el Renacimiento de México, realizado en la explanada del Monumento a la Revolución, que lució prácticamente llena, aludió al papel del Ejército en seguridad pública: ‘‘Que no se malinterprete. Soy respetuoso de las fuerzas armadas, porque creo que los soldados son pueblo uniformado’’.
Tras expresar su desacuerdo con el uso de la fuerza para controlar la violencia y la inseguridad, dijo que la diferencia es que ‘‘el próximo comandante de las fuerzas armadas nunca va a ordenar que el Ejército reprima al pueblo”.
Delineó el proyecto económico que impulsaría, el cual no podría sólo basarse en inversión pública. Eso solamente sería capital semilla, porque se requiere de la inversión privada –pequeñas y medianas empresas, funda- mentalmente– y de vincularse con el sector social, debido a que se busca un proyecto tripartita para detonar el crecimiento económico al doble de 2 por ciento, que es la tasa anual de los pasados 30 años de políticas neoliberales, pues se alcanzará 4 por ciento.
En el estrado había connotados ex perredistas, entre ellos prácticamente todos los senadores que acaban de abandonar la bancada del sol azteca, el ex dirigente del PRD Pablo Gómez, ex funcionarios del gobierno capitalino, dirigentes delegacionales del PRI –como fueron presentados–, ex delegados del PAN, empresarios, líderes sindi- cales, actores e intelectuales que firmaron el acuerdo de unidad que impulsará un gobierno que instrumentará una ‘‘fórmula sencilla, pero transparente: acabar con la corrupción’’.
Al abundar sobre el intervencionismo estadunidense, López Obrador censuró que sea la derecha la que pidió esa injerencia, como en su momento los conservadores buscaron un emperador para el país. ‘‘La derecha, los conservadores, ya fueron a Estados Unidos. La esposa de Calderón, Margarita Zavala, fue a hablar con aquél. Desde la esquina del Frontón México no alcanzan a verse los rostros de los personajes que acompañan en el templete a Andrés Manuel López Obrador. Pero los simpatizantes de Morena que han acudido al mitin en el Monumento a la Revolución siguen atentamente la lectura de la lista de quienes van a firmar, sin necesariamente sumarse al partido nacido de la ruptura del PRD, el llamado Acuerdo Político por la Unidad, la Prosperidad y el Renacimiento de México.
Cuando toca el turno a los nombres de los senadores que hasta hace poco formaban parte de la bancada del PRD, comienzan la silbatina y los gritos: ‘‘¡Ladrones!’’, ‘‘¡Ese no!’’ Poca cosa si se recuerda la unanimidad del Zócalo cuando la Convención Nacional Democrática, en 2006: ‘‘¡Ímaz no, Ímaz no!’’, grito que selló el fin de la carrera política del ahora profesor universitario, luego de su aparición en pantalla con el inefable Carlos Ahumada.
Los gritos de rechazo son aislados y se apagan pronto bajo el sonido de ‘‘¡Obrador, Obrador!’’ La lenta lectura de la lista de firmantes –algunos miembros de Morena desde hace tiempo– desespera a las bases militantes, que quieren escuchar al tabasqueño.
No a todos les va mal. Dueño de una suerte que le deben envidiar sus antiguos compañeros chuchos, el senador Miguel Barbosa casi no recibe expresiones de rechazo y sí uno que otro aplauso. ‘‘Ese sí supo desmadrar al PRD’’, celebra un ciudadano que poco antes gritó ‘‘¡Puro traidor!’’, al escuchar los nombres de otros legisladores.
La lista de adherentes es larga. ‘‘Está firmando todo Dios’’, dice un conocedor de las tripas de la política chilanga. Y pues sí, hay que ser conocedor para entender el valor de las adquisiciones que se nombran mientras López Obrador se dirige al templete donde lo acompaña la consigna ‘‘Unidos todos’’, y las imágenes de José María Morelos, Benito Juárez, Emiliano Zapata y Lázaro Cárdenas.
Tal es el escenario para que López Obrador se refiera de nuevo, con cierto toque antimperialista que le puede resultar redituable en la era Trump, al “regalo” (así lo ha calificado más de un columnista) que le hiciera el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kelly.