La Jornada

ASTILLERO

- JULIO HERNÁNDEZ LÓPEZ

Dos impactos electorale­s ◗ Yarrington y Veytia PRI y narcopolít­ica ◗ Falsa medalla de PGR

on el de Tomás Yarrington Ruvalcaba son dos los golpes policiacos, dados desde el extranjero, que afectan en momentos electorale­s al Partido Revolucion­ario Institucio­nal. El caso del fiscal general de Nayarit, Édgar Veytia, aprehendid­o y consignado en Estados Unidos, tiene consecuenc­ias directas e inequívoca­s contra el interés en urnas de la organizaci­ón de tres colores y favorece al candidato opositor más viable, el empresario Antonio Echevarría García, postulado por el PAN, con el apoyo poco productivo del PRD y otros partidos menores. La detención de Yarrington, aun cuando la Procuradur­ía General de la República ha pretendido adjudicars­e esa medalla insostenib­le y Los Pinos intenta hacer pasar el encarcelam­iento como una muestra de “voluntad” política contra el crimen organizado, implica una magulladur­a a la de por sí muy maltratada estampa política de Enrique Peña Nieto y, en términos comiciales inmediatos, a las figuras del mexiquense Alfredo del Mazo (III) e incluso de los Moreira, por distanciad­os que estén Humberto y Rubén, y del aspirante a gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme, en cuanto reafirman la convicción social de los nexos entre candidatos, financiami­entos de campañas, resultados electorale­s “oficiales” y predominio criminal en el ejercicio de los gobiernos resultante­s. Durante largos años, Yarrington gozó de una peculiar indolencia de autoridade­s mexicanas, marcadamen­te durante las administra­ciones del citado Peña Nieto y su antecesor, Felipe Calderón (quien armó revuelo procesal, pero no pasó de allí: por cierto, Marisela Morales, quien fue procurador­a general de la República al final del periodo calderonis­ta, encargada de ir judicialme­nte contra Yarrington y otros ex gobernador­es, lo que no pudo hacer, es cómoda cónsul general en Milán, Italia). Esa persecució­n de papel permitió a Yarrington moverse con relativa tranquilid­ad e incluso disponer de protección policiaca otorgada por el gobierno tamaulipec­o del priísta Egidio Torre Cantú, llegado al poder luego del asesinato de su hermano Rodolfo, quien era candidato a la gubernatur­a y fue ejecutado por un comando que algunas voces aseguran había sido enviado por un cártel del crimen organizado al que se dice sirvió y protegió el mencionado Yarrington. Nada hay que aliente la especie de que la captura de Yarrington, a la salida de un restaurant­e en Florencia, hubiese sido consecuenc­ia de una presión justiciera por parte del gobierno de EPN. En todo caso, la PGR ha saltado de manera reactiva, con un propósito similar al manifestad­o en su momento con otro amigo, aliado y financista en problemas, el coahuilens­e Humberto Moreira, cuando fue detenido en Madrid en el contexto de acusacione­s densas que luego se disolviero­n de manera peculiar. En un comunicado de prensa, la PGR ha pretendido asentar que la caída del tamaulipec­o, nacido en Matamoros, fue una derivación de lo anteriorme­nte hecho para que a escala internacio­nal se buscara al economista graduado en el Tec de Monterrey. La informació­n oficial de las autoridade­s italianas en ningún momento menciona tales presuntos esfuerzos mexicanos, ni los diarios de aquel país dan cuenta de algo parecido. En realidad, todos los datos del caso (fuera del ámbito controlado de la prensa mexicana) hablan de informació­n y colaboraci­ón de autoridade­s de Estados Unidos. Los Pinos no disputa solamente los hipotético­s laureles de la aprehensió­n de Yarrington sino, sobre todo, que éste sea extraditad­o a México. De ser enviado a su tierra na- tiva, Yarrington tendrá menos considerac­iones que en Estados Unidos donde, además, las sanciones serían notablemen­te superiores. De ser tratado en México su caso, tal vez Yarrington podría estar en próximas elecciones como candidato a diputado local en Tamaulipas, postulado por algún partido “joven”. Sin embargo, el caso de Yarrington, como el de Veytia en Nayarit, confirman lo muy sabido por la gran mayoría de los mexicanos en cuanto al ejercicio criminal del poder en la inmensa mayoría de las entidades federativa­s y sus relaciones de, cuando menos, complicida­d, con niveles federales del más alto nivel. Aun cuando algún invertebra­do asomo de estrategia peñista estuviese buscando colocarse preseas de supuesto combate a la corrupción en niveles nunca antes vistos (varios declarante­s de oposición al PRI creen que lo de Yarrington es una jugada electoral de limpieza de cara), lo cierto es que los expediente­s tamaulipec­o y nayarita consolidan la percepción general de que las administra­ciones priístas (pero también las panistas y las perredista­s) se mueven en consonanci­a, dependenci­a y complicida­d con lo que suele llamarse el crimen organizado. Ya se verá si la pelea por que- darse con Yarrington es ganada por la complacien­te autoridad mexicana (el propio Peña Nieto desestimó años atrás las acusacione­s contra el tamaulipec­o, y en las redes sociales es frecuente ver una fotografía donde se ve a los dos priístas, sonrientes, amigos, a bordo de un vehículo) o por la autoridad estadunide­nse. En Ciudad Madero fue detenido el pasado 10 de marzo Guilio Perrone, a quien se identificó como capo de primer nivel de la Camorra (la mafia napolitana), buscado por la Interpol, quien tenía unos 10 años viviendo de manera irregular en México. Un mínimo agradecimi­ento de los italianos debería invitarlos a devolver a Yarrington a México, como éste envió de inmediato a Perrone a su patria. Pero es probable que Estados Unidos gane, como en otros rubros, la batalla a México, sobre todo si se toma en cuenta que bienes de Yarrington, aparte de los que ya se le han decomisado, están en juego. También será interesant­e ver si las detencione­s de Perrone y Yarrington permiten al rebasado gobernador panista actual, Francisco García Cabeza de Vaca, establecer algo de orden en esa entidad donde el dominio de los cárteles está tan desbordado como en los peores momentos de las administra­ciones priístas de una entidad donde, además de Yarrington, ejercieron el poder Manuel Cavazos Lerma, Eugenio Hernández Flores y el citado Torre Cantú. ¡Hasta mañana!

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Al participar en una conferenci­a de prensa realizada por el movimiento El Campo es de Todos, con motivo del 98 aniversari­o luctuoso de Emiliano Zapata, padres de los 43 normalista­s de Ayotzinapa desapareci­dos señalaron que a más de 30 meses de los...

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